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Estrés, cansancio, agotamiento… ¿necesito vitaminas?

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¿Quién no se ha sentido con pocas fuerzas en algún momento de su vida? En ocasiones, el estrés, el cansancio y la fatiga producen falta de energías. Es entonces cuando las vitaminas pueden ser beneficiosos siempre y cuando estén prescritas por el médico, pero de modo abusivo y sin control provocan también trastornos.

La demanda física e intelectual que resulta del frenético ritmo de vida al que nos vemos sometidos a diario, se ve incrementada a lo largo del año por otros factores que merman nuestra capacidad de respuesta y disfrute tales como los cambios estacionales, la vuelta al trabajo, el síndrome postvacacional o la convalecencia de una enfermedad.

La fatiga y el cansancio se apoderan de nosotros comprometiendo nuestra capacidad para sacar el máximo provecho de nuestro día a día y disminuyendo, por tanto, nuestra vitalidad y bienestar. Éstas son algunas de las razones por las que actualmente el consumo de vitaminas en forma de suplementos ha proliferado en nuestro país, una práctica importada de Estados Unidos donde se inició hace 25 años.

El estrés excesivo mejora con vitaminas

El estrés es algo que forma parte del ser vivo. Lo que ocurre es que cuando tenemos un estrés excesivo durante un periodo de tiempo largo esto puede generar enfermedades físicas que nos impidan realizar con normalidad nuestras labores cotidianas.

«Es algo a lo que no debemos tener miedo pues casi todos los problemas que genera el estrés son reversibles», afirma el doctor Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la ansiedad y el estrés.

Se calcula que de los 147 millones de trabajadores que hay en Europa, el 28% se considera estresado. En España, no hay ningún estudio concreto, pero las estimaciones barajan las mismas cifras. Para poder mantener la vitalidad y la serenidad a la hora de llevar a cabo todas estas tareas se realizó el estudio europeo LeGal en el que se seleccionó a 232 personas en condiciones de agotamiento funcional durante más de 15 años y se les dividió al azar en dos grupos.

Al primero se le asignó dos veces al día una cápsula con una combinación especial de sustancias vitales (vitaminas, minerales, oligoelementos y extracto de ginseng G115), mientras que el segundo recibió un placebo.Todos los sujetos mejoraron su bienestar físico y mental así como los síntomas provocados por la situación de agotamiento que habían venido sufriendo a lo largo de 15 años.

Vitaminas: evita automedicarte

Vitaminas: evita automedicarte

Cuando la fatiga y el cansancio excesivo nos apresan, debemos descartar cualquier enfermedad que pueda aparecer a través de estos síntomas. Una vez analizada nuestra dieta y los hábitos de vida que llevamos, debemos acudir al médico para consultarle qué tipo de suplemento vitamínico tomar y durante cuánto tiempo hacerlo, sobre todo en épocas en las que el esfuerzo exigido a nuestro cuerpo sea excesivo.

Existe de igual forma un grupo de riesgo, como son las enfermedades crónicas debilitantes, el embarazo, el envejecimiento, la niñez y el estrés intenso que constituyen casos en los que es aconsejable y necesario administrar suplementos vitamínicos. Actualmente, en el mercado existen una infinidad de complejos vitamínicos. Los más conocidos son los polivitamínicos o multivitamínicos en los que se combinan varias vitaminas, minerales, ginseng (planta china) etc.

Aquellos que no quieran acudir al médico y empiecen a consumir estos fármacos es muy importante que sigan de forma exhaustiva las recomendaciones de la ficha técnica de cada producto.

Tiempo y consumo de vitaminas

En cualquier caso, es fundamental que las vitaminas se consuman durante el periodo que suframos síntomas de cansancio y fatiga excesivo y abandonarlo cuando estos hayan desaparecido. «Cuando los suplementos incluyen minerales, es importante consultar con un especialista que nos dictará el periodo de descanso», afirma el doctor Javier Lavilla, especialista de la Clínica Universitaria de Navarra.

Bajo ningún concepto se recomienda una ingesta de vitaminas por encima de la recomendada por el médico, ya que un consumo excesivo de vitaminas no está exento de riesgos, tal es el caso de la vitamina C que se ha convertido en una moda y que puede originar la formación de cristales en la orina.

Vitaminas y dieta equilibrada

De todas formas, la dieta equilibrada es la que aporta todos los elementos suficientes para mantener nuestra salud y los complejos vitamínicos son un suplemento y nunca un sustituto. Es importante recordarlo hasta la saciedad ya que una gran mayoría de personas siguen una dieta equivocada y descompensada con un incremento del consumo de grasas y un abandono de los alimentos básicos en nuestra alimentación como son las frutas, las verduras y legumbres. Por ejemplo, el aumento del consumo de sal y de grasas nocivas para la salud han incrementado la incidencia de hipercolesterolemia, obesidad e hipertensión arterial, incluso en los niños.

Vitaminas, ¿también para los niños?

En principio, si los niños siguen una dieta correcta, no requieren ningún aporte de vitaminas. Es cierto que por su actividad y crecimiento, necesitan una cantidad suficiente de vitaminas y minerales, principalmente de calcio que pueden recibirla mediante el consumo de productos lácteos, cereales y fruta, salvo en estados carenciales o de inmunodeficiencia relativa, que sí que son necesarios.

A veces se administran vitaminas a niños en edad escolar cuando presentan síntomas de cansancio o escaso rendimiento. Y en recién nacidos o bebés es frecuente administrar suplementos de vitamina D para mejorar la mineralización ósea.

Macarena Funes
Asesoramiento: doctor Javier Lavilla, especialista de la Clínica Universitaria de Navarra.

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