El crecimiento de los hijos es algo que preocupa a los padres. Conocer los posibles problemas que surgen hasta el desarrollo de los niños permite poner las soluciones necesarias. Una de las posibilidades que pueden surgir en este sentido es la enfermedad de Osgood-Schlatter, que provoca una inflamación e irritación el cartílago del crecimiento de la parte superior de la tibia.
Esto puede influir en el crecimiento del hueso, así como causar lesiones en la masa ósea. Si bien la enfermedad de Osgood-Schlatter desaparece a medida que los niños crecen y, por lo general, no causa problemas a largo plazo, sus síntomas pueden traducirse en problemas que dificulten el día a día de los más pequeños y alterar sus rutinas, tal y como indican desde la Fundación Nemours
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Osgood-Schlatter?
Los principales síntomas de la enfermedad de la enfermedad de Osgood-Schlatter son el dolor y la inflamación del cartílago bajo la rótula. Molestias que empeoran en actividades tan sencillas como correr, saltar, o subir escaleras, así como pendientes. Esto puede hacer que los pequeños cojeen y no puedan terminar estas rutinas de forma normal.
El origen de esta enfermedad suele estar relacionado con el estirón típico de la pubertad, momento en el que los huesos, músculos y tendones crecen a distintos ritmos. De esta forma, el tendón que conecta la tibia a la rótula tira del cartílago de crecimiento que se ubica en la parte superior de la tibia. Cuando aparece un caso de Osgood-Schlatter esto se traduce en una lesión de dicho cartílago.
Tratamiento de la enfermedad de Osgood-Schlatter
Los pacientes de la enfermedad de Osgood-Schlatter tendrán que limitar todas aquellas actividades que les causa dolor y que puedan dificultar realizar una actividad. Por ejemplo, un pequeño dolor al correr no quiere decir que haya que detenerse, sino parar y descansar hasta que remitan las molestias. Si estas se van, se puede retomar, de nuevo, esta actividad.
También, para sentirse mejor, los pacientes de esta enfermedad pueden hacer alguna de estas recomendaciones:
– Colocarse una compresa fría o hielo en la rodilla cada 1 o 2 horas, durante 15 minutos. Coloca una toalla delgada entre el hielo y la piel para protegerla del frío.
– Si el médico lo permite, se puede tomar ibuprofeno o paracetamol, siempre siguiendo las recomendaciones que aparecen junto con el medicamento para saber cuánto tomar y con qué frecuencia.
Damián Montero
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