La salud de los más pequeños es un asunto que preocupa a los padres. En muchas ocasiones no basta con un reconocimiento médico para saber qué le ocurre a los más pequeños, hay que ir un paso más allá y realizar pruebas para detectar enfermedades como las alergias. Test con las que saber si los hijos les afecta una de estas afecciones y para empezar a poner las medidas necesarias para reducir sus efectos en el momento que aparezcan sus síntomas.
Una de las pruebas para la alergia más comunes son las cutáneas, o las prick test. Estos test son rápidos, fáciles y de bajo coste. Ante la sospecha de la presencia de estas enfermedades la aplicación de estos test es lo más recomendado. Los padres deben saber que no existe dolor para los niños y su misión es intentar provocar una reacción alérgica a través de una lanceta en el antebrazo que estimula las células en la piel que liberan sustancias que provocan la pápula en el lugar e la punción.
Cómo se realiza una prueba para la alergias
Según la Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria, AEPap, estos son los pasos que se aplican en las pruebas cutáneas para la alergia:
– Se aplica una gota de alérgeno en la cara anterior del antebrazo.
– Se hace una pequeña punción no dolorosa con una lanceta en la piel.
– Pasados unos minutos el paciente comienza a notar un picor en la zona de la punción y se forma un pequeño habón en dicha zona. Tras, aproximadamente, un cuarto de hora se hace una lectura de la prueba.
La prueba cutánea se puede realizar con extractos de alérgenos alimentarios, fármacos y también con otros inhalantes como los pólenes, ácaros, hongos, animales, o el látex. El uso de uno otro se usará según la zona en la que viva el niño.
¿A qué edad se puede realizar una prueba para la alergia?
Si la prueba está indicada, no hay una edad mínima para realizar una prueba para la alergia. Estos test se pueden hacer en pacientes menores de 1 año, preescolares o niños en etapa preescolar mayores de 6 años. Siempre habrá que valorar cada caso y el tipo de reacción alérgica que se ha provocado. Cada situación debe ser individualizada y debe ser un profesional quien valore la pertinencia de estos procedimientos.
Hay que usar controles negativos y controles positivos que ayudan a los profesionales y sirven para detectar errores en los resultados, es decir, a captar falsos positivos y positivos con el control negativo. Para realizar un control negativo se usa el disolvente que se usa para el extracto o bien se puede usar suero fisiológico y no debe producir, pápula ni eritema en la piel. Para el control positivo se utiliza la histamina, que es muy útil para detectar falsos negativos y debe producir pápula y enrojecimiento en la piel.
Damián Montero
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