La mejor forma de luchar contra una enfermedad es la prevención. Hay muchas formas de trabajar en este sentido, desde abrigar a los más pequeños en situaciones de frío, hasta vigilar lo que se pone en la mesa y la herramienta más conocida en este sentido: las vacunas. Estos inyectables aseguran que tanto el pequeño, como aquellos que lo rodean, mantengan lejos distintas enfermedades.
Así lo recuerda la Organización Mundial de la Salud, OMS, con motivo de la Semana Mundial de la Inmunización, que se celebra del 24 al 30 de abril de 2018. Unas jornadas en las que recordar que la vacunación salva millones de vidas y es una de las intervenciones sanitarias de mayor éxito y rentabilidad, sin embargo en el mundo se encuentran 19 millones de niños que no han recibido este tratamiento poniendo en peligro su salud y la de sus compañeros.
Las vacunas y la prevención de enfermedades
En esta Semana Mundial de la Inmunización se recuerda que las vacunas garantizan que todo el mundo esté protegido frente a las enfermedades. Una forma de prevención que se ha demostrado eficaz y que llama a los padres a no caer en los falsos mitos adheridos a estos tratamientos. En concreto lo que se busca durante esta semana:
– Destacar la importancia de la inmunización y las deficiencias que sigue presentando la cobertura mundial de vacunas.
– Señalar a los países donantes el valor de las vacunas y la importancia de que inviertan en la inmunización.
– Poner de manifiesto la importancia que cada persona tiene en la promoción de las vacunas como tratamiento preventivo.
En definitiva, hacer comprender a la población el valor de las vacunas como sistema de inmunización y un pilar fundamental de una atención primaria sólida que debe estar presente en la cobertura sanitaria universal. Gracias a estos inyectables, los niños tienen menos posibilidades de enfermar y por tanto de no contagiar a sus compañeros.
Un pequeño que no haya recibido estos tratamientos puede contraer una afección y traspasarla al resto de sus compañeros, haciendo a su vez que este problema llegue a la caza de los demás niños. Una situación que es tan fácil de evitar como aplicando una vacuna durante las campañas.
La importancia de las vacunas para los niños
No solo OMS destaca la importancia de estos tratamientos. Unicef recuerda a los padres el valor de vacunar a los niños para garantizar una inmunidad frente a enfermedades que suelen ser mortales en algunos casos. Este organismo señala que estas dosis actúan reforzando las defensas del niño contra la enfermedad pero que únicamente tienen efecto si se administran antes de que aparezca el problema.
Vacunar a un niño cuando muestra síntomas de una enfermedad no tiene ninguna utilidad, sin embargo, hacerlo antes hace que el menor cuente con los anticuerpos necesarios para hacer frente a afecciones contagiosas como el sarampión o la varicela. También estas dosis son muy útiles para mantener a raya problemas tan serios como la tos ferina que puede causar la muerte de los más pequeños.
Unicef señala que en algunos casos los padres no vacunan a sus hijos por los posibles efectos secundarios que estas generan en los más pequeños: fiebre, tos, etc. Sin embargo, este organismo apunta que todos ellos tienen poca importancia, si se comparan con la posible enfermedad que acarrearían por el contagio de la misma. Otro motivo argumentado por algunos progenitores es que sus hijos padecen otra afección.
Desde Unicef se aclara que no hay que temer complicaciones en la enfermedad presente en los más pequeños. La vacunación es perfectamente compatible con los tratamientos de afecciones comunes como los catarros, aunque siempre se recomienda consultar al pediatra por posibles complicaciones con algún fármaco. En el caso de los bebés, este organismo recomienda mantener la lactancia para que el pequeño también reciba los beneficios de este alimento, como por ejemplo sus anticuerpos.
Damián Montero
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