El ojo vago u ojo perezoso, que médicamente recibe el nombre de ambliopía, consiste en la escasa visión de uno de los ojos, aunque algunos pacientes con graduaciones muy altas, pueden tener los dos ojos vagos, mejorando gracias al uso de las gafas.
Esta escasa visión se debe a la falta de uso de ese ojo durante el desarrollo visual, período que abarca desde el nacimiento del niño hasta los ocho años de edad. Por eso, es una patología con gran incidencia entre la población infantil, de hecho, es la principal causa de mala visión en los niños. Alrededor del 3% de la población escolar tienen ambliopía.
«Mi hijo se queja que le duele la cabeza cuando lee». Esta puede ser una de las afirmaciones que nos encontramos en la consulta de oftalmología de la Dra. Marta Suárez-Leoz, Jefa de Servicio de esta especialidad en el Hospital La Milagrosa de Madrid.
Las causas que originan un ojo vago pueden ser varias y estar provocadas por otras alteraciones visuales como el estrabismo, la miopía o el astigmatismo, entre otras. «Es importante acudir a las revisiones oftalmológicas», explica la Marta Suárez-Leoz, ya que «es donde habitualmente se detecta esta anomalía. El niño adapta sus ojos para conseguir la mejor visión posible y por este motivo a veces, esta patología puede pasar desapercibida a sus padres». Según indica la doctora, es recomendable acudir al oftalmólogo a partir de los 3 o 4 años y mantener revisiones anuales o con la frecuencia que el especialista indique en cada caso. La ambliopía se trata durante la infancia y mientras antes se comience, mejor es el resultado.
El ojo vago y el estrabismo
El estrabismo y el ojo perezoso están estrechamente relacionados. Cuando un niño tiene estrabismo, lo que le ocurre es que los ojos no enfocan a la vez el mismo objeto y cada ojo envía una imagen diferente al cerebro, haciendo que el niño vea doble o tenga visión borrosa. Es entonces cuando el cerebro decide «anular» la función de uno de los ojos y quedarse con las imágenes nítidas que le ofrece el «bueno» o «más fuerte». Esto provoca que el «ojo débil» se vuelva vago o perezoso.
El problema del ojo vago, comenta la especialista, es que si no se corrige a tiempo, o se inicia el tratamiento de forma precoz, puede dejar un defecto visual permanente en la vida.
¿Cómo podemos saber si el niño tiene un ojo vago?
La Dra. Suárez-Leoz indica una serie de síntomas que si son persistentes deberían ser señales de alerta para los padres y unos buenos indicadores para acudir a la revisión con el especialista. Estos síntomas son:
– Desviación de un ojo al fijar la vista en un punto
– Acercarse mucho los objetos o libros
– Mirar la televisión de lado
– Quejarse de constantes dolores de cabeza o visión borrosa
– Parpadear los ojos de forma persistente
Técnicas actualizadas para corregir el ojo vago
Cuando la ambliopía es debida a un estrabismo o a un defecto de graduación se comienza poniéndole la gafa y si no se recupera hay que tratarlos con oclusión del ojo. Si el problema es una catarata congénita o una caída del párpado, se valorará si el niño debe ser operado.
Los tratamientos más comunes son los parches oculares, los filtros en las gafas o cristales penalizados y las gotas oculares. Con ellos se pretende tapar o nublar la visión del ojo bueno, ayudando a estimular la visión del ojo malo. Las horas de utilización del parche depende de cada caso, la edad, el defecto de visión.
El tratamiento cuenta con varias fases. En una primera se trata el ojo hasta recuperar la máxima visión posible y después se continúa con un tratamiento de mantenimiento para consolidar la recuperación visual hasta un mínimo de los 9-10 años de edad para evitar que la visión vuelva a empeorar. Esta fase de mantenimiento es muy importante seguirla.
«Los parches se adquieren en las farmacias, hay distintos formatos y tamaños. Se ponen en la cara, tapando el ojo sano, al ritmo que les aconseje el especialista. Si el niño se tiene que tapar solo 1-2 horas al día, aconsejamos aprovechar el tiempo que dedica a las actividades de lectura, ordenador, videojuegos o televisión» indica la Dra. Suárez-Leoz.
Los filtros y las penalizaciones ópticas son otro sistema de tratar el ojo vago y lo que pretenden es castigar la visión del ojo bueno a través de la gafa. Se utilizan para casos leves o moderados o para el tratamiento de consolidación de la ambliopía. Según explica la doctora, «para que este tratamiento funcione es muy importante que el niño lleve siempre las gafas puestas y que no mire por encima de ellas».
Las gotas que se utilizan para tratar el ojo vago se ponen en el ojo bueno para dificultarle la visión a un nivel más bajo que la del ojo malo y así favorecer el trabajo de este ojo vago. Puede ser una técnica muy eficaz si se elige adecuadamente al paciente.
Dra. Marta Suárez- Leoz. Jefa del Servicio de Oftalmología del Hospital La Milagrosa de Madrid
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