Al llegar el mes de septiembre finalizan las vacaciones escolares y muchas familias viven un nuevo desafío: sus hijos vuelven al colegio. Para otras familias, en cambio, es la primera escolarización de los más pequeños. En cualquier caso, conviene adoptar una serie de hábitos saludables que nos den la energía necesaria, tanto a los niños como a los padres, para afrontar con éxito esta nueva etapa que requiere esfuerzo por parte de toda la familia.
Dentro de este marco, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) recomiendan hacer un uso responsable de las actividades extraescolares, con el fin de facilitar la adaptación del niño a esta nueva etapa.
El Dr. Antonio Redondo Romero, pediatra de la AEP, recuerda que «no son pocos los padres que, muy ocupados por su trabajo y sus propias obligaciones, están deseando -un tanto desesperados- que se inicie de nuevo el curso escolar, porque el verano se ha hecho* un poco largo. De la misma forma, muchos alumnos desean volver a coincidir con sus compañeros de clase».
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Todo esto se traduce en que llega, de nuevo, el momento en que los padres «han de ejercer como tales y empezar a poner las «nuevas» normas e ir dejando de lado algunos de los hábitos vividos durante el verano», explica el doctor. Hay que ir preparando a los hijos para la vuelta a su rutina.
1. Implantar horarios. Es muy positivo, para hijos y padres, volver a instaurar hábitos y horarios con el fin de dar orden y sentido a su vida. Los horarios son uno de los aspectos fundamentales para una buena adaptación del niño al colegio, al horario escolar, siendo conveniente que se pongan en marcha unos días antes de que llegue el primer día de su escolarización y, a poder ser, de mutuo acuerdo.
La hora del despertar de cada mañana es uno de los momentos que más conflictos provoca; «éste se debe ir instaurando de forma progresiva», para que el organismo se vaya acostumbrado al nuevo despertar dos o tres días antes del comienzo. Muy relacionado con el despertar, está la hora en que se han de ir a la cama; puede ser útil «indicarles a los hijos que se acuesten, o acostarlos, cada día un poco antes para que se levanten por la mañana con el tiempo necesario para asearse, desayunar, e ir al cole». Otros horarios que han que recuperar son los relacionados con las comidas y con el posible exceso de televisión, uso o abuso de videojuegos, Internet* «Una vez se ha iniciado el curso es conveniente acordar -y en los adolescentes negociar- los horarios de estudio y descanso en casa. Se hace necesario crear un ambiente de estudio tranquilo, con silencio, respetando la necesidad de cada cual», comenta el Dr. Redondo.
2. Los cambios de rutina. Las vacaciones han permitido a los niños estar más relajados, sin prisas para irse a la cama, sin tener que madrugar, pudiendo olvidarse de estudios, deberes y otras obligaciones. Ahora, con la vuelta al colegio, hay que pedir y colaborar en el esfuerzo de adaptación para asumir los cambios y poder volver a la rutina anterior, es decir, al paso a las actividades (menos lúdicas y más serias) que impone el curso escolar.
3. Visión positiva. Los cambios se extienden también al contacto con nuevos profesores, el conocimiento de nuevos compañeros, las nuevas asignaturas y, en ocasiones hasta un aún nuevo colegio. Según el pediatra, «siempre va a ser más fácil para los hijos si tienen el apoyo del binomio padres-educadores y éstos transmiten una impresión positiva de lo que representa la vuelta al colegio».
4. La readaptación. De la misma forma que en los adultos se plantea el famoso síndrome postvacacional al volver a sus puestos de trabajo, los niños pueden llegar a tener cierto nerviosismo y estado de ansiedad cuando les toca volver al colegio y no digamos si es la primera escolarización. Los niños mayores, o sea los «veteranos», y aquellos que están deseando volver y ver a sus amigos, no suelen dar ningún problema.
En una o dos semanas la mayoría de los alumnos se suelen adaptar a la normalidad escolar, partiendo del supuesto de que tanto el ambiente escolar como el familiar sean adecuados. Hay algunos alumnos que van a tardar algo más; «con éstos hay que tener paciencia y tranquilidad, sin exigirles mucho y ofrecerles algo más de margen de tiempo para recuperar el ritmo, ya que cada niño tiene su medida del tiempo. Siempre evitar las dichosas comparaciones», apunta el doctor Redondo.
5. Actividades extraescolares. Durante las primeras semanas se suele organizar la programación de las actividades extraescolares que los hijos van a realizar este curso. Siempre se recomienda que se piense en el hijo y con la cabeza; hay que hacer un uso responsable de este esfuerzo extra (idiomas, deporte, informática,…) y pensar que ellos necesitan tiempo para descansar y para jugar, no sobrecargándoles de obligaciones. «Los padres no se deben plantear el desarrollo de estas actividades como una carrera contra reloj».
6. Revisiones sobre el estado de salud. Los pediatras consideran que siempre es necesario mantener un buen estado de salud y hacerlo durante el curso escolar se convierte en doblemente necesario para poder enfrentarse a las exigencias del colegio. Para ello, es preciso acudir a los especialistas para las revisiones oftalmológicas y dentales, principalmente.
7. Una alimentación completa y variada. Hay que comer de todo. El día debe empezar con un desayuno completo. Vale la pena destacar los estudios que relacionan la falta de rendimiento escolar en aquellos alumnos que no desayunan o lo hacen de forma insuficiente. Es un hábito que nunca se debe perder y, si se ha relajado esta costumbre, es buen momento para retomarla positivamente. No se deben perder comidas, ni comer más de la cuenta. Aquí los excesos también se pagan.
8. Actividad física cotidiana. Se puede incluir la práctica de algún deporte que ayudará a estar en forma, tanto a nivel de cuerpo como de mente.
9. Ejercer un buen control familiar de las actividades relacionadas con las nuevas tecnologías (televisión, ordenador, Internet, teléfono móvil,…). Hay que recordar que los hijos no deben tener televisor, ni ordenador en su habitación. Son recursos muy útiles para ocio o para trabajar, pero se deben compartir con la familia; de esa forma se puede evitar el posible aislamiento del hijo y se puede ejercer un control de éstos, ante un posible uso inadecuado de estos grandes avances tecnológicos.
10. Revisar el calendario de vacunación infantil. Las vacunas protegerán a los alumnos del riesgo de agresión de distintos gérmenes. De ahí la importancia de que los hijos estén bien vacunados, siguiendo las instrucciones de su pediatra.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Dr. Antonio Redondo Romero, pediatra de la Asociación Española de Pediatría, AEP.
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