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Tartamudez, un trastorno en el ritmo del habla

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Tartamudez, un trastorno en el ritmo del habla
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Muchos niños aprenden a hablar casi sin darse cuenta, pero a otros les cuesta más. Hay quienes por distintas razones no aprenden del todo bien, ya sea porque precisan de un tiempo mayor para asimilar este aprendizaje o por la aparición de un trastorno que impide hablar correctamente. Uno de los trastornos más comunes relacionados con el lenguaje y el habla es la tartamudez, la cual a menudo se relaciona erróneamente con una escasa inteligencia.

¿Qué es la tartamudez?

Según la Asociación de Pediatría Española, AEP, la tartamudez supone un trastorno en el ritmo del habla que provoca que el niño repita frecuentemente y prolongue de este modo sílabas o palabras en las frases que pronuncia. La tartamudez se manifiesta especialmente en la infancia, sobre todo a partir de los 18 meses de los niños, edad en la que comienzan a hablar.

En ocasiones, los padres se preocupan porque ven que sus hijos no tienen fluidez en el habla, sin embargo esto no siempre es así ya que los niños entre 2 y 5 años aún están aprendiendo el orden sintáctico y a organizar palabras en las frases. En la mayoría de los casos, la tartamudez desaparece de forma espontánea, sin embargo aproximadamente un 20% de los niños no logra superarlos y finalmente estos problemas en el lenguaje persisten y pueden convertirse en una tartamudez que persiste hasta la edad adulta.

¿Qué produce la tartamudez en los niños? 

La tartamudez en los niños

A día de hoy no se conoce la causa exacta que provoca la aparición de la tartamudez en niños. Tampoco se aprecian antecedentes que puedan hacer más proclive a una persona para tener este trastorno, cualquier niño pueden llegar estos problemas en el habla. Erróneamente se relaciona al tartamudo con una persona menos inteligente o más torpe intelectualmente, sin embargo esto es un error ya que el intelecto de estas personas es normal.

Como en otro tipo de trastornos, detectar la tartamudez tempranamente ayudará en gran medida a superar estos problemas. Como hemos dicho antes los niños de entre 2 y 5 presentan en su mayoría algunas disfluencias o falta de fluidez en el habla muy comunes durante las edades en que aún no dominan la sintaxis. Hay algunas que son normales y que aparecen frecuentemente en el aprendizaje del lenguaje tales como:

– Vacilaciones como por ejemplo «pues… pues eso papá.
– Reformulación de las oraciones como «voy a* esto* me quedo en casa».
– Repetición de palabras en una misma frase: «papá, papá ayúdame».
– Silencios entre elementos de frases: «este es… mi amigo del colegio».
– Muletillas: «esto es una adivinanza… bueno es una cosa… bueno es un cuento».

Sin embargo hay otras que pueden ser síntomas de que el niño está desarrollando un trastorno en el habla que indique que estamos en un caso de tartamudez:

– Repetición de sonidos: «s* s… si quiero».
– Repetición de sílabas: «pe* pee* perro».
– Repetición de palabras cortas: «pero* pero* pero* no quiero».
– Alargamiento de un sonido: «eeeeeeees mío».
– Interrupción del flujo de aire mientras se pronuncian palabras.
– Silencios largos entre palabras: «¿Por qué* no vamos al parque?»
– Fragmentación de palabras: «va*mos a casa», «ma* mut».
– Muescas en la cara que indican tensión y esfuerzo a la hora de pronunciar frases tales como guiñar los ojos.
– Cambios en el ritmo de hablar o en el tono de la frase.

Diagnóstico y tratamiento de la tartamudez

Una vez que se han advertido las disfluencias que deben preocuparnos es importante no pensar que esto desaparecerá por sí mismo, hay que acudir a un especialista del lenguaje para que diagnostique el trastorno y marque un tratamiento para facilitar la reducción o remisión de la tartamudez.

En niños más pequeños fundamentalmente el tratamiento supondrá que desde casa se les ayude a asimilar el lenguaje. Lectura conjunta, juegos de sintaxis y sobre todo hablarles algo más despacio para que asimilen la ordenación correcta de frases y palabras en el lenguaje. Cuando se observe que incurre en una de estas disfluencias, es importante mostrarse tranquilo e indicarle cuál es la mejor forma para pronunciarlo.

Los niños más mayores quizás necesiten de la ayuda de un logopeda que les entre en el uso correcto del lenguaje. Esto no quiere decir que los padres no puedan trabajar en casa del mismo modo que con los más pequeños, la lectura conjunta en casa y la práctica diaria de los fonemas correctos serán de gran ayuda en el tratamiento de este trastorno .

Damián Montero

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