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El tabaquismo pasivo en bebés incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias

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Los muchos peligros de fumar cerca de bebés y niños son ampliamente conocidos, pero de vez en cuando expertos al respecto nos recuerdan que hablamos de unos riesgos muy serios: la exposición diaria de los bebés y niños pequeños aumenta hasta un 70 por ciento el riesgo de infecciones respiratorias de repetición y sus complicaciones.

Entre estas complicaciones por el humo del tabaco se encuentran la otitis e incluso los episodios de sibilancias, según alerta la neumóloga infantil del Hospital Universitario Rey Juan Carlos Elena Alonso con motivo de una campaña puesta en marcha por el centro sanitario para alertar de las graves repercusiones del tabaquismo en la salud de los niños.

Tabaco y niños

Los riesgos para los bebés y niños se duplican si la madre fuma durante el embarazo: esto triplica el riesgo del bebé de morir de muerte súbita y, después del nacimiento y durante la infancia, aumenta un 70 por ciento el riesgo de infecciones respiratorias de repetición.

«Es de general conocimiento que la exposición pasiva al humo del tabaco durante la infancia tiene importantes repercusiones negativas, tanto si la exposición es intraútero (es decir, si la madre durante el embarazo es fumadora activa o pasiva) como en el día a día posterior al nacimiento», explica la experta.

No obstante, por mucho que se repitan los riesgos muchas veces vemos a niños expuestos al humo del tabaco, por lo que los expertos continúan alertando. Esta doctora explica que en los bebés, además de triplicar las posibilidades de muerte súbita, el humo del tabaco también aumenta el riesgo de bronquitis en los primeros meses de vida si se compara con niños cuyas madres han estado alejadas del humo en el embarazo.

Problemas de piel

Los problemas y riesgos asociados al humo del tabaco no solo tienen que ver con la respiración: estudios recientes asocian también la dermatitis atópica y las alergias alimenticias a la presencia del tabaco en los menores. Además, el humo del tabaco en los menores asmáticos hace que los niños tengan valores espirométricos descendidos con respecto a otros niños no expuestos a tales humos.

Es por todos estos riesgos que continúan las labores de los centros sanitarios por concienciar a la población de estos peligros. Tal y como explicaron desde este hospital, los grupos antitabaco no se centran sólo en los adultos, sino también en los menores que viven rodeadores de personas que fuman.

«Las medidas más importantes y efectivas de actuación preventiva son los programas de información y asesoramiento que llevan a cabo de forma conjunta el pediatra y la enfermera de pediatría», agrega extra neumóloga infantil, quien asegura que esas labores, unidas a los programas antitabaco a adultos, «consiguen reducir significativamente la inhalación del humo de tabaco en la infancia y, por tanto, mejorar la calidad de vida actual y posterior de nuestros niños».

Ángela R. Bonachera

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