Superar un cáncer es un reto. Los efectos de la enfermedad y de las terapias aplicadas dificultan seguir con la vida cotidiana. El cansancio hace mella y se aparca el ejercicio pero una reciente investigación demuestra que esta actitud es contraproducente.
Hay que moverse, da igual el poco tiempo que sea. Así lo demuestra una investigación de la Universidad Politécnica de Madrid que se ha encargado de descubrir cómo la actividad física mejora la calidad de vida de los pacientes con cáncer.
Reducción de la actividad
Según los investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid es que aunque el ejercicio sea una buena terapia en los pacientes con tumores, alrededor del 70% de las mujeres a quienes detectan un cáncer de mama reducen su actividad. Esto termina por afectar negativamente a sus vidas y hacer que su salud pueda empeorar durante esta enfermedad.
Explican que la falta de actividad durante los procesos de cáncer termina ocasionando varios trastornos asociados a los numerosos tratamientos que deben afrontar para curar esta enfermedad. Estos efectos secundarios se ven acrecentados por la falta de actividad física de los pacientes que ante tanta molestia, optan por reducir la cantidad de ejercicio.
Además la falta de actividad física también termina por afectar al ánimo de la persona enferma. Lo cual ocasiona que quienes lo rodean también se vean contagiados de esta negatividad. En este caso el ejercicio ayudará a que se mantenga un aura positiva y que la normalidad se pueda mantener en la medida de lo posible.
Rutinas cotidianas
Hacer ejercicio no quiere decir que esta persona se deba apuntar a un gimnasio o salir a correr todos los días. Cualquier actividad es buena con tal de estar en movimiento, incluso la rutina diaria. Los pacientes con cáncer normalmente tienden a quedarse en casa y evitar en la medida de lo posible salir a la calle.
Sin embargo rutinas diarias que pueden mantener los padres como salir al parque y dar un breve paseo, ir a comprar el pan o el periódico, acudir al colegio para recoger a los niños o sacar al perro son actividades beneficiosas que repercutirán positivamente en la calidad de vida del paciente de cáncer. Pequeños ejercicios que no requerirán de demasiado esfuerzo pero que ayudarán tanto al paciente como a los de a su alrededor a hacer más llevadera esta terrible enfermedad.
Prevención de enfermedades
Practicar ejercicio y establecer una rutina diaria en los pacientes con cáncer no ayuda solamente a remediar los efectos negativos derivados de los tratamientos contra los tumores. También ayuda a prevenir otro tipo de enfermedades como las cardiopatías o la obesidad que aumentan el riesgo de reaparición de un cáncer tras haber finalizado las terapias contra esta enfermedad.
Para conseguir esta mejora en la calidad de vida y el tratamiento de cáncer a largo plazo, los investigadores aconsejan que los pacientes consulten con su especialista para decidir una tabla de ejercicios enfocada a su estado de salud para que puedan mejorar su estado de salud.
«Este tipo de investigaciones nos acercan mucho más a cambiar la perspectiva de los tratamientos, siendo más integral y tratando aspectos de la salud de los pacientes que tendrán un impacto a largo plazo», concluye Soraya Casla, una de las autoras y miembro del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama.
Damián Montero
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