Alergias, catarros, infecciones, otitis… Son diversos los trastornos que afectan a los oídos de los niños durante los primeros años de vida. En ocasiones, estas dolencias se vuelven recurrentes, lo que lleva a los profesionales a realizar una pequeña intervención quirúrgica para ayudar a paliarlas, como es el caso de los drenajes de los oídos.
¿Qué son los drenajes de los oídos?
Los baños en playas y piscinas aumentan el número de otitis en verano. Cuando son muy recurrentes suele ser necesario un drenaje de oídos. Y es que cuando de forma recurrente el oído medio se encuentra obstruido por moco, se generan infecciones continuas como la otitis, que llevan a la pérdida de audición. Es, en estos casos, cuando los especialistas aconsejan la colocación de drenajes.
Los drenajes son pequeños tubitos que se introducen en el oído y que permiten la entrada de aire y facilitan la salida continua del moco acumulado en los recovecos de la parte media del oído, en los que realmente sólo debería haber aire.
¿Para qué sirven los drenajes en los oídos?
Este sistema se coloca en el tímpano con el siguiente fin:
– permitir la aireación del oído medio
– eliminar el moco presente durante más de tres meses en el oído
– otitis serosas (con moco) recurrentes (entre cuatro y seis otitis en menos de un año)
– eliminar ruidos en los oídos o vértigos
– solucionar la pérdida de audición (siempre que sea a consecuencia de acumulación de moco en oído medio)
¿En qué consiste la colocación de un drenaje en los oídos?
La intervención, de tipo ambulatoria, y con anestesia general en el caso de los niños y local en los adultos, es de poca duración. El especialista coloca el tubo o drenaje a través de la membrana timpánica, comunicando el oído medio con el externo de forma que el drenaje permanezca el tiempo necesario para solucionar el trastorno, que generalmente oscila entre seis y doce meses.
Al cabo de ese tiempo, el drenaje se desprende de forma natural gracias a la cicatrización de la zona.
¿Cómo cuidar el drenaje de los oídos?
Según señala el doctor Pablo Ortiz, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital La Milagrosa, el niño no siente el drenaje que se deja en los oídos, por lo que le permite llevar una vida normal. Únicamente, hay que tener cuidado de que no entre agua en el oído externo, porque ésta podría alcanzar al oído medio y provocar una supuración o infección.
Se aconseja que los niños y los padres tengan especial cuidado en la piscina, la playa y en la bañera evitando, a toda costa, sumergir la cabeza.
Hoy en día existen en el mercado gran variedad de elementos para proteger los oídos del agua, por ejemplo los tapones para los oídos. Recomendamos emplear aquellos que se hacen a medida de cada paciente, también llamados moldes de silicona. También se aconsejan el uso de un gorro de plástico para la ducha o el baño.
Dr. Pablo Ortiz. Jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital La Milagrosa
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