Las horas que un niño pasa durmiendo es un factor importante durante el crecimiento de los niños. Disfrutar de un buen descanso es imprescindible para afrontar la gran cantidad de actividades que tienen que afrontar los más pequeños de la casa a lo largo del día.
Son muchas las energías que se precisan para afrontar una jornada escolar y las distintas tareas extraescolares, por no hablar del cansancio que supone jugar con los amigos.
Sin embargo, en ocasiones aparecen determinados problemas que hacen difícil que el niño pueda disfrutar de este descanso durante la noche. Es normal que se produzca algún despertar durante la noche en los más pequeños, la Asociación Española de Pediatría, AEPED, afirma que alrededor de los seis meses de edad el niño duerme hasta cinco horas seguidas. Sin embargo, si la dificultad para quedarse dormido se convierte en algo que perdura en el tiempo hay que preocuparse ya que podríamos estar ante un caso de insomnio
¿Qué es el insomnio?
La AEPED señala que se puede hablar de insomnio cuando un niño tiene dificultades para conciliar el sueño y despierta en numerosas ocasiones durante la noche. Estos problemas conllevan que no se tenga la sensación de descanso a la hora de despertar. Este organismo también señala que el dormir mal alguna noche es normal y más en los menores, sin embargo si esto perdura en el tiempo y se une a una sensación de somnolencia durante el día podría tratarse de un caso de insomnio. Según la causa se podrá hablar de dos tipos de problemas del sueño en menores:
– Insomnio conductual: se habla de este tipo de insomnio cuando el problema en conciliar el sueño se produce siempre que los niños están solos. En estos casos el inicio del sueño suele estar precedido de alguna actividad como contar un cuento, mecer al niño; o la presencia de los padres en la habitación. Si alguno de estos elementos no aparece a la hora de dormir, el descanso es muy difícil para los menores
– Insomnio por falta de higiene en el sueño: este insomnio se produce cuando los problemas en el sueño se asocian a diferentes acciones como tomar bebidas excitantes como refrescos con cafeína o excesivamente azucarados, realizar actividades como jugar a videojuegos antes de dormir o prácticas que despierten el nivel de alerta del menor. También puede afectar el hecho de que el tiempo dedicado a la siesta sea excesivo o el hecho de que los horarios del niño para dormir sean variables.
Factores que impiden conciliar el sueño
Además de estos dos tipos de insomnio, hay otros factores que contribuyen a la dificultad de conciliar el sueño en los niños:
– La desorganización familiar causada por relaciones padres-hijos conflictivas.
– El estrés provocado por una excesiva carga de trabajo durante el día
– La herencia genética. El insomnio es más frecuente en hijos de padres insomnes.
– Compartir la cama de los padres siempre que el niño quiera.
– Dejar que el niño vea la televisión solo o en la cama a la hora de dormir o que esta permanezca mucho tiempo encendida en casa.
– Consultar la tableta o el smartphone antes de dormir.
Diagnóstico y tratamiento del insomnio
Una vez que se ha advertido que el niño presenta estos problemas para dormir asiduamente es importante acudir al pediatra para ver si efectivamente estamos ante un caso de insomnio o si por el contrario hay un problema mayor que requiera la presencia de otro especialista. El médico deberá apreciar si en la historia clínica hay un antecedente ya que un caso previo puede explicar la situación que atraviesa actualmente el pequeño.
Durante el diagnóstico también es importante la colaboración de los padres a la hora de que estos hablen de algunos aspectos que el niño puede obviar como sus temores u otros puntos a los que el menor no le de importancia. Para ello es recomendable elaborar un diario de sueño que recoja todos los hábitos del pequeño a la hora de ir a la cama y otras acciones que realice a lo largo del día y que puedan dificultar el dormir.
Si efectivamente se detecta que el niño padece insomnio es importante iniciar un tratamiento en el que además del médico, los padres también tendrán que colaborar para poner fin a este problema. Entre las soluciones a los problemas de conciliación del sueño encontramos las siguientes:
– Medidas de higiene del sueño: se trata de fomentar hábitos saludables como seguir un establecer rutinas tanto de día como de noche, evitar acciones que despierten el nivel de alerta en los niños como juegos intensos antes de irse a dormir y evitar videojuegos y uso de móviles momentos antes de ir a la cama. Hay que cuidar el ambiente para dormir y asegurar que no haya ruido y controlar la luz sin luz, con una temperatura agradable. Las comidas pesadas, bebidas estimulantes y siestas largas están totalmente prohibidas.
– Intervenciones psicológicas: actúan sobre la conducta y sirven para reducir la resistencia a la hora de acostarse y los despertares nocturnos. Las técnicas que se recomendadas varían según la edad del niño.
– Fármacos: su uso se recomienda únicamente en aquellos casos en los que las demás técnicas no han dado resultado. Siempre ha de media la prescripción de un médico y el seguimiento del tratamiento por el mismo por si hubiera que suspender o hacer cualquier cambio en esta medicación.
Damián Montero
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