Actualmente, el ictus es la enfermedad cerebrovascular que representa la segunda causa de muerte y la primera causa de invalidez en los adultos de los países occidentales. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) afecta cada año a 110.000-120.000 personas en España. En nuestro país es la segunda causa de mortalidad, la primera en mujeres, y también representa el mayor motivo de incapacidad, ya que la mayoría de los pacientes afectados por un ictus sufre secuelas que, en el 40% de los casos, los inhabilitan para realizar las actividades cotidianas.
El ictus, una enfermedad en aumento
En los últimos 15 años, el número de pacientes atendidos por enfermedades cerebrovasculares ha aumentado un 40 por ciento, convirtiéndolas en la octava causa de hospitalización.
Gracias a la prevención y a la detección precoz la mortalidad por ictus es cada vez más baja, pero como apunta el nuevo informe «Observatorio sobre la atención de la patología cerebrovascular en España» aunque en los últimos 20 años se registra una tendencia a la baja en la mortalidad, las enfermedades cerebrovasculares son las causantes del 8% del total de defunciones en hospitales del Sistema Nacional de Salud. «Además, se espera un aumento de la incidencia y prevalencia de esta enfermedad en los próximos años debido al progresivo envejecimiento de la población», señala el Dr. Jaime Gàllego Culleré, Coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares (GEECV) de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
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La prevención del ictus
Entre los principales factores de riesgo del ictus destacan padecer hipertensión, diabetes, síndrome metabólico, apnea de sueño o enfermedades de corazón, por eso es de especial importancia evitar el consumo tabaco y alcohol, y controlar el colesterol y la obesidad.
Para dar a conocer la importancia de la prevención y aprender a identificar las señales de aviso de un posible ictus, distintos hospitales de toda España han puesto en marcha varios puntos informativos donde se realizan pruebas de prevención de ictus.
Algunos de los síntomas que pueden alertar de la presencia de un ictus son:
– Pérdida de fuerza repentina de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo
– Trastorno repentino de la sensibilidad.
– Sensación de «acorchamiento u hormigueo» de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.
– Pérdida súbita de visión parcial o total en uno o ambos ojos.
– Alteración repentina del habla, dificultad para expresarse y ser entendido por quien nos escucha.
– Dolor de cabeza súbito de intensidad inhabitual y sin causa aparente.
– Sensación de vértigo, desequilibrio si se acompaña de cualquier síntoma anterior.
Ante estos síntomas conviene llamar a un servicio de urgencias o acudir al hospital más cercano, incluso aunque los síntomas desaparezcan a los pocos minutos.
El ictus se puede recuperar
El tratamiento de rehabilitación, prevención secundaria y atención sociosanitaria es fundamental en las personas que han sobrevivido a un ictus. La neurorrehabilitación del ictus adquiere la misma importancia que el resto de las fases que componen el ictus.
Actualmente, el ictus es la enfermedad neurológica que genera un mayor número de ingresos hospitalarios en España -el 70% de los ingresos neurológicos- y una de las patologías que requieren de mayor estancia hospitalaria y, consecuentemente, de mayor coste para los sistemas sanitarios. El ictus, es responsable del 3- 6 porciento del gasto total sanitario.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Ana Pérez Menéndez. Sociedad Española de Neurología
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