En verano, el calor, el aumento de la actividad, al tener más horas de luz los días, y las largas exposiciones al sol hacen que perdamos más agua corporal y que podamos llegar a sufrir deshidratación sin darnos cuenta. Por eso, es imprescindible que sepamos cómo hidratarnos de la mejor manera, sobre todo, en el caso de los niños.
Cuando el verano se asienta, empezamos a oír hablar de lo temidos «golpes de calor» y la necesidad de hidratarnos para evitarlos. Nuestro organismo no puede almacenar el agua que consume, por lo que requiere que le aportemos la cantidad que pierde en distintas funciones a lo largo del día (respiración, sudoración y evacuaciones).
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los especialistas en nutrición recomiendan una ingesta de agua de entre 2 y 3 litros diarios, dependiendo de la edad, peso y sexo, ya que ésta es la cantidad de líquido que normalmente perdemos al día y que necesitamos reponer. Y en el caso de los niños, una ingesta de líquidos diaria de 1,5 litros.
Beneficios de una correcta hidratación en niños y adultos
Hay que recordar que una correcta hidratación:
1. Regula la temperatura corporal
2. Favorece el transporte de nutrientes y la eliminación de toxinas
3. Preserva también el buen estado de las articulaciones, de las mucosas y de la piel.
Por todo ello, la hidratación es imprescindible para que nuestro cuerpo funcione adecuadamente, y hacerlo con la bebida más adecuada nos proporcionará bienestar y nos ayudará a llevar una vida más sana.
Consejos para evitar los peligros del calor
Los expertos recomiendan las siguientes medidas para evitar que el sol y las altas temperaturas del verano se conviertan en un peligro.
– Beber agua con frecuencia. Al sudar más, en verano perdemos más cantidad de agua que durante el resto del año, por lo que corremos el peligro de deshidratarnos.
– Evitar el ejercicio físico en las horas en las que el sol pega con más fuerza, como al mediodía.
– Vestir ropa ligera, amplia y que deje transpirar.
– Buscar la sombra y evitar permanecer al sol demasiado tiempo, ya que puede haber peligro de insolación.
– Ducharse y empaparse la cara con cierta frecuencia, si se están padeciendo unas temperaturas muy altas.
– Tratar de permanecer en lugares con ventiladores o aire acondicionado.
¿Qué debemos beber para refrescarnos?
– Agua. El agua acaba con la sed, refresca y además, podemos empaparnos la cara y la cabeza, evitando el peligro que conlleva el exceso de calor.
– Refrescos. Los hay de muchos sabores y tipos (cola, naranja, limón, etc). Refrescan y apagan la sed, pero debido a su alto contenido en azúcares, si se toman en exceso, se acaba sufriendo en efecto contrario, es decir, nos dan sed.
– Zumos. Mantienen intactas todas las propiedades de la fruta. Gracias a esta cualidad y a su alto contenido en agua, no sólo nos sirven para hidratarnos, sino que también nos aportan vitaminas y energía.
– Helados y batidos. Los polos y granizados son buenos aliados para combatir el calor, ya que el agua forma la principal parte de su composición. Los batidos, además, nos aportan leche.
– Bebidas energéticas. Están recomendadas para aquellas personas que tras realizar ejercicio físico, necesitan hidratación y un aporte de energía. Además, quitan la sed y refrescan.
– Infusiones. Frías o calientes, su alto contenido en agua las hace buenas aliadas para combatir la sed.
Las ventajas del agua mineral
El agua mineral constituye una forma muy natural para reponer la cantidad de agua que nos hace falta, ya que se trata de un producto totalmente puro que nos aporta minerales esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
De hecho, 2 litros de agua mineral natural al día nos aportan más de 20 minerales y oligoelementos y cubren entre el 5 y el 8% de sus necesidades diarias. Se trata, pues, de una hidratación rica e inteligente con ventajas saludables.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: ANEABE (Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas)
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