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Evita que tu hijo sea un fumador pasivo

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El tabaquismo no solo afecta a quien fuma, sino a los que están a su alrededor
Foto: ISTOCK Ampliar foto

Si el tabaco es malo para quienes lo consumen, es infinitamente peor para los que están a su lado, pues son los que ‘consumen’ el humo tóxico que suelta al fumador. Así lo advierte la Asociación Española de Pediatría en Atención Primaria, AEP, que asegura que esto es especialmente dañino para embarazadas y para los niños.

Los peligros para los fumadores pasivos

No estamos hablando de algo baladí. Tal y como explican los pediatras, aquellos que están en ambientes donde hay humo «están inhalando las sustancias tóxicas y altamente perjudiciales para la salud que se liberan al aire a partir del tabaco«. Estos son los fumadores pasivos, quienes sin querer y sin fumar están viendo su salud empeorar por culpa de quienes fuman a su lado.

Estas son las peligrosas consecuencias para la salud de ser un fumador pasivo

–  Enfermedades respiratorias agudas y síntomas respiratorios crónicos.

Asma y agravamiento de los síntomas asmáticos.

–  Aumento de los síntomas respiratorios (como tos, dolor de garganta, problemas con los oídos).

–  Mayor riesgo de sufrir cáncer de pulmón.

–  Aumento del riesgo de problemas del corazón: infarto de miocardio, angina de pecho.

El tabaquismo y los niños

Si hablamos de tabaquismo pasivo, los más perjudicados son los niños, pues ellos tienen un sistema respiratorio menos desarrollado y, encima, no puede elegir voluntariamente a qué están expuestos (si los que fuman son los padres, por ejemplo).

A esto se suma que, tal y como dicen los pediatras, «no hay ningún nivel seguro de exposición», es decir, desde el primer momento en el que el niño está expuesto al humo del tabaco éste le está haciendo daño. Además, no hay manera de eliminar este humo, ni mucho menos los productos tóxicos que contiene.

Los niños expuestos al humo del tabaco tienen más posibilidades de caer enfermos. Estas son las consecuencias directas que se han observado en menores fumadores pasivos, según la AEP.

–  Mayor posibilidad de desarrollar bronquitis, asma, neumonía y otitis. Los niños asmáticos tienen síntomas más graves y más frecuentes.

–  Durante el embarazo aumenta el riesgo de aborto, nacimiento prematuro o de bajo peso al nacer, lo que aumenta el riesgo de muerte al nacer.

–  Tienen un riesgo mayor de padecer el síndrome de la muerte súbita del lactante.

Cómo evitar que nuestro hijo sea un fumador pasivo

Queda claro que el tabaquismo es negativo y que, en el caso del fumador pasivo, es aún más peligroso. ¿Cómo podemos evitar que nuestro hijo se vea expuesto a tan peligrosas circunstancias? Si de verdad queremos proteger a nuestros tesoros, es fácil seguir estas indicaciones de los pediatras:

–  Evitar siempre y en cualquier circunstancia exponer a nuestro hijo al humo de tabaco en casa, en el coche, en casas de familiares y amigos y en cualquier lugar público.

–  Siempre que se pueda, escoger ambientes libres de humo. Si un adulto todavía fuma, debe hacerlo siempre fuera de casa o de cualquier lugar cerrado.

–  Si se fuma en un balcón, se debe cerrar completamente la puerta de acceso a la vivienda. Esto protegerá a los demás y al propio fumador de las consecuencias del tabaquismo pasivo.

–  En esencia, «solo un entorno libre del humo del tabaco al 100% puede proteger a las familias y especialmente a los niños, de los graves problemas que causa el aire contaminado por el humo de tabaco», por lo que en manos de la familia está hacerlo bien.

Damián Montero

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