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Diabetes infantil: 10 consejos para convivir con ella

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En los últimos años, se ha producido un aumento de los casos de diabetes infantil, debido a un incremento del estilo de vida sedentario, malos hábitos alimenticios y factores genéticos y ambientales. De hecho, la diabetes infantil (tipo 1) es la tercera enfermedad crónica más común en la infancia, y en España, unos 30.000 niños menores de 15 años la padecen, según datos de FEDE.

La diabetes en los niños

La diabetes mellitus tipo 1 es la que más afecta a los menores y se caracteriza por una falta de producción de insulina por parte del páncreas, lo que provoca un aumento del nivel de glucosa o azúcar en sangre. La doctora Aurora Garre y la doctora Esther Cátena, expertas médicas de Cinfa explican que «por esta razón, y para regular estos niveles, las personas enfermas necesitan inyecciones diarias de insulina».

Este tipo de diabetes aparece de repente, normalmente durante las primeras semanas de vida, si bien es entre los cinco y los siete años y durante la pubertad cuando la enfermedad suele ser más común. «Para detectarla, los padres deben prestar atención a síntomas como sed excesiva; que el niño orine con demasiada frecuencia o que presente una pérdida repentina de peso, debilidad, hambre constante, irritabilidad o que incluso moje la cama por la noche», indica la Dra. Garre.

Así mismo, una vez que el niño ha sido diagnosticado, lo más importante es que siga el tratamiento, ya que, por el momento, esta enfermedad no tiene cura, si bien se está investigando al respecto. Para ello, junto a las inyecciones diarias de insulina, «es fundamental llevar una dieta correcta y regular y practicar ejercicio físico, así como trabajar otros dos aspectos especialmente importantes en el caso de los menores: el autocontrol de su enfermedad y la educación en diabetes», concluye la experta.

Diez consejos para convivir con la diabetes infantil

1.  Conocimiento y normalización de la enfermedad. Cuando el niño ha recibido el diagnóstico, se precisa un trabajo de educación en la enfemerdad tanto para el propio paciente -el que mejor debe conocer su salud-, como para sus familiares, amigos y profesores, quienes también pueden intervenir en el control farmacológico y emocional de la diabetes. El entorno también debe conocer las pautas de actuación y participar en los hábitos y horarios del enfermo. En este sentido, la labor de sensibilización y normalización en todos los entornos del niño es básica para que este se adapte y aprenda a convivir con su enfermedad.

2.   Precaución con el azúcar. Para las personas con diabetes, resulta fundamental limitar al máximo la cantidad ingerida de azúcares simples, es decir, los que se absorben rápidamente por el intestino, y que provocan subidas rápidas de la glucemia: azúcares refinados, miel, dulces (caramelos, turrones…), pasteles o  repostería en general. En cambio, sí pueden tomar todos los días, leche y  algunos derivados lácteos, y frutas frescas, aunque estas no en exceso.

3.   Alimentación equilibrada. Sin embargo, la dieta no se limita tan sólo al control del azúcar. Así, tanto en casa como en el colegio, debe moderarse el consumo de grasas y prevenir la elevación del colesterol en la sangre. Por el contrario, los alimentos ricos en fibra como pan integral, fruta natural con piel y verduras frescas o cocidas son muy aconsejables, pues la fibra no se digiere, y agiliza el paso de la comida a través del estómago, disminuyendo la absorción de hidratos de carbono (azúcares). También las proteínas presentes en carnes, pescados, huevos, queso o leche son necesarias para el  crecimiento del cuerpo y la reparación de los tejidos.

4.   El horario de comidas, lo más regular posible. Es importante que el niño realice las comidas siempre a la misma hora,  contribuyendo a un mejor control diabético. Además, hacer cinco comidas diarias (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena) equilibra los niveles de glucosa en sangre.

5.   Control de los niveles de glucosa/glucemia. En general, los niños diabéticos necesitan realizarse varias veces al día un autoanálisis de glucosa que les aporte información sobre su nivel de glucemia, lo que permite su autonomía y el autocontrol de la enfermedad. Es algo muy sencillo, que realizan con la ayuda de un medidor de glucosa y que en la mayoría de los casos consiste en extraer una gota de sangre de la yema de un dedo de la mano.

6.  Tratamiento farmacológico. La medicación es un pilar básico junto a la alimentación y el ejercicio. Así, la insulina es la base farmacológica en la diabetes tipo 1, los propios niños suelen poder aplicarse las inyecciones necesarias, con la supervisión de un adulto en el caso de los más pequeños. La mayoría de los niños se deben inyectar insulina varias veces al día: de acción rápida antes de cada comida principal y de acción lenta, una vez por la noche.

7.   Atención al peso. Todos los niños, pero especialmente los que sufren diabetes, deben mentener un peso normal, de acuerdo a su edad y caracterísitcas físicas. Si detectamos un exceso de peso, se recomienda limitar la cantidad de calorías que consumen al día.

8.   Apuesta por el ejercicio físico. Los niños con diabetes pueden practicar deporte como cualquier otro menor. De hecho, el ejercicio conlleva varios beneficios extra para ellos: favorece la disminución de glucemia, mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a perder peso.

9.   Revisiones oftalmológicas periódicas. Otro aspecto importante en los niños con diabetes es la vista. Más allá de las revisiones propias de la población infantil, en ellos se debe comprobar de manera periódica el estado de la retina con exploraciones y exámenes del fondo del ojo, con el fin de detectar precozmente la retinopatía diabética, primera causa de ceguera en el mundo occidental.

10.  Reaccionar ante hipoglucemias e hiperglucemias. La hipoglucemia es una crisis causada por niveles de azúcar en sangre bajos, y se manifiesta con palidez, somnolencia, temblores, hambre o incluso pérdida de conocimiento. En estos casos, es importante subir rápidamente los niveles de glucosa, dando al niño algún alimento azucarado como un refresco, un zumo de frutas o galletas y dejando que descanse. En caso contrario, cuando el nivel de azúcar en sangre es muy elevado, se habla de hiperglucemia, y puede presentar cansancio, dolor de tripa, ganas de orinar y mucha sed, aunque también puede ser asintomática. En estos casos, debe aplicarse tratamiento con insulina.

Marta Alamillo
Asesoramiento: Dra. Aurora Garre y Dra. Esther Cátena, expertas médicas de Laboratorios Cinfa. Federación de Diabéticos Españoles (FEDE).

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