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Desmayos o síncopes en niños y adolescentes, ¿debo preocuparme?

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Niño se desmaya
Foto: ISTOCK Ampliar foto

Si un hijo se desmaya lo más normal del mundo es que los padres y demás familiares se alarmen sobremanera: no parece muy normal que a un pequeño le dé un síncope que le haga ‘caer redondo’, sin embargo, los expertos de la Asociación Española de Pediatría en Atención Primaria aseguran que la mayoría de las veces estos episodios son benignos.

¿Qué es un desmayo?

Los pediatras describen el desmayo como la pérdida repentina de conciencia. Suelen producirse con una caída al suelo. «Es, en cierta manera, un mecanismo de defensa del organismo», explican los pediatras, que añaden que ‘síncope’ es el término médico del desmayo.

«Los desmayos son más frecuentes en los adolescentes que en los niños», comentan, al tiempo que aseguran que, aunque en ocasiones los síncopes «son situaciones dramáticas», en la mayoría de los casos son completamente benignos.

¿Cuál es la causa de los desmayos?

Los desmayos se producen cuando no llega suficiente oxígeno al cerebro. «Para que el cerebro reciba suficiente cantidad de oxígeno es preciso que el sistema nervioso y el circulatorio logren que se mantenga una presión sanguínea normal», explican los pediatras, que añaden que es «cuando hay alguna alteración de alguno de estos sistemas» cuando se puede bajar la presión, bajar el flujo al cerebro y provocarse un desmayo.

Situaciones comunes que provocan los desmayos:

– Cansancio.
– Angustia, por ejemplo, al ver sangre.
Calor extremo. Tener mucho calor o sentirse agobiado por estar en un sitio con mucha gente.
– Levantarse rápido después de haber estado mucho tiempo sentado o acostado.
– Tragar, estornudar, toser.
Embarazo.

Hay otras condiciones más serias que pueden provocar desmayos:

– Bajada de azúcar (hipoglucemia) en un niño con diabetes.
– Ingesta de algunos medicamentos o de drogas.
– Enfermedades del corazón.
– Anemia.
– Deshidratación.

¿Cuáles son los síntomas de los síncopes?

Ya hemos dicho que es necesario que el oxígeno llegue al cerebro. Si algo falla y esto no ocurre, nuestro cuerpo actúa de forma automática provocando cambios para intentar que el oxígeno llegue a su destino. Estos cambios son, por ejemplo, aumento de la frecuencia respiratoria. Es cuando esto no es suficiente cuando la persona pierde el conocimiento y se desmaya. «Es como si el cerebro dijera al cuerpo: ‘no me está llegando suficiente sangre, así que te voy a tumbar para que, al estar acostado, me llegue más'», ejemplifican los pediatras.

Por lo tanto, los síntomas previos a los síncopes son: mareos, palpitaciones, debilidad, palidez, visión borrosa y sudoración. Después de esto se produce pérdida de fuerza y sigue el síncope o desmayo, que no suelen durar mucho: por lo general, las personas recobran el conocimiento rápidamente después de estar acostadas.

¿Qué hago si mi hijo se desmaya?

En general, cuando una persona se desmaya recupera la conciencia poco después de estar acostada: en uno o dos minutos. Si no ocurre, deberemos ponerle en posición de seguridad y avisar a los servicios de urgencias.

Como ya hemos dicho, los pediatras aseguran que los desmayos no son para preocuparse. «Los jóvenes que han tenido un desmayo se recuperan rápidamente, tras estar tumbados un breve periodo de tiempo», insisten. Eso sí, si los desmayos se repiten, no tienen una causa clara o la familia está preocupada, lo que se debe hacer es acudir al pediatra.

También es aconsejable acudir al médico si el desmayo aparece mientras el niño o el adolescente hace ejercicio físico o si refiere dolor en el pecho o palpitaciones. Es necesario que los expertos descarten un posible problema del corazón.

¿Cómo se pueden prevenir los desmayos?

Si conocemos las situaciones que desencadenan los desmayos (espacios cerrados con mucha gente, ver sangre…) lo que hay que hacer es evitarlas. «También es recomendable mantenerse bien hidratado, especialmente si el día es caluroso y se hace ejercicio físico», matizan los expertos, que recomiendan que, ante los primeros síntomas previos al desmayo, se ayude al niño o adolescente a recostarse, preferiblemente con las piernas algo elevadas.

¿Y si no es posible tumbarse? Es estos casos el joven debe colocar su cabeza entre las piernas. «También se le puede recomendar que haga contracciones de los músculos, moviendo las piernas o cruzándolas», comentan los pediatras, que indican que esto aumenta el riego sanguíneo al cerebro, y ayuda a recuperarse rápidamente.

¿Tienen tratamiento los desmayos?

El tratamiento de los desmayos es tumbarse: «sólo el hecho de recostarse hace que la mayoría de los niños y adolescentes se recuperen», aseguran los pediatras. Eso sí, cuando existe la sospecha de alguna enfermedad, el médico deberá realizar estudios para diagnosticarla. Si se determina alguna enfermedad, el tratamiento será el de la misma.

Damián Montero

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