Comer juntos en familia, aunque sólo sea una o dos veces por semana, aumenta el consumo diario de frutas y verduras en los niños a cerca de las cinco recomendadas al día (equivalente a 400 gramos), según un estudio de investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido), publicado este miércoles en ‘Journal of Epidemiology and Community Health’.
El estudio, financiado por el Programa del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública, también sugiere que el consumo por parte de los padres de frutas y verduras y cortar porciones de estos alimentos a los hijos impulsó la ingesta de estos alimentos en los niños. En general, los investigadores encontraron que el 63 por ciento de los niños no consume la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de cinco piezas diarias.
Los niños que siempre comían en una comida familiar en una mesa consumen 125 gramos (equivalente a 1,5 porciones) de frutas y verduras de media más que los niños que nunca comían con sus familias. Incluso aquellos que dijeron comer juntos una o dos veces a la semana consumen 95 gramos (1,2 porciones) más que aquellos que nunca comen con sus padres.
Las ventajas de comer en familia
«Incluso si es sólo una comida familiar a la semana, cuando los niños comen juntos con los padres o hermanos mayores que han aprendido a comer y ven cómo comen y los diferentes tipos de alimentos que consumen resulta fundamental para la creación de sus hábitos alimentarios propios y preferencias», dice la profesora Janet Cade, de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Alimentación y Nutrición, que supervisó el estudio.
En las familias donde los padres dicen comer frutas y verduras todos los días, los niños tenían un promedio de una porción (80 gramos) más que los niños cuyos padres nunca o rara vez comían frutas y verduras. «La vida moderna a menudo impide que toda la familia se siente alrededor de la mesa, pero incluso comer sólo el domingo todos juntos en la mesa puede ayudar a mejorar la alimentación de las familias», afirma Meaghan Cristiano, que dirigió el estudio como parte de su tesis doctoral.
Los niños cuyos padres siempre o algunas veces les cortan las frutas y verduras para que las consuman comen la mitad de una porción (40 gramos) y la cuarta parte de una porción más, respectivamente, que los hijos de padres que nunca preparan sus frutas y verduras. «Dado que los hábitos alimentarios se establecen en la infancia, la importancia de promover la comida de la familia debe ser más prominente en las campañas de salud pública», concluye Meaghan Cristiano.
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