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Lo que no debes hacer si no quieres que tus hijos tengan miedo al dentista

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La dentofobia se conoce como el miedo a ir al dentista. Según algunos estudios, entre el 8  y el 15 por ciento de la población presenta fobias en relación con el tratamiento bucodental. Este temor se pasa de generación en generación, muchas veces sin darnos cuenta, simplemente hablando delante de los más pequeños de la casa sobre esos miedos.

Las herramientas metálicas y punzantes, el ruido del instrumental y el hecho de que se trate de intervenciones en una zona tan sensible de nuestra anatomía justifican un temor inicial y una posible derivación en dentofobia. Sin embargo, de lo que quizá no somos conscientes es de la importancia de no realizar esos comentarios delante de nuestros hijos para no pasarles ese miedo a ellos.

«En cuestiones médicas, que los hijos son un espejo de los padres es más cierto que nunca. Si ellos ven que acudimos con normalidad a nuestras revisiones o, por ejemplo, a un análisis de sangre sin hacer drama, ellos tampoco le darán importancia», asegura Miguel Gallardo, director de la clínica Tiiz.

Si los adultos no van al dentista, tampoco los niños

Si los adultos no tienen incorporado en sus rutinas el hábito de acudir al dentista, tampoco llevarán a sus hijos a hacer visitas rutinarias. Según El Consejo General de Dentistas de España, solo el 71% de los padres ha llevado a su hijo al dentista en el último año.

El 46% de los padres considera que sus hijos no tienen ningún problema de salud oral, según la última edición del Libro Blanco de la Salud Bucodental en España. Pero la realidad es muy diferente, ya que el 31% de los niños menores de 6 años en nuestro país tiene caries, y entre el 80 y el 90% de los dientes cariados no ha recibido el tratamiento necesario. Y es que solo el 71% de los padres afirma haber llevado a su hijo al dentista en el último año.

Miedo al dentista o dentofobia

Parece lo mismo pero no lo es, el miedo al dentista y la dentofobia, también conocida como odontofobia, no son exactamente lo mismo.

El miedo al dentista se identifica más con una condición pasajera que puede estar justificada por la vergüenza a exponer ante un especialista los problemas de la boca (deformaciones, mal aliento, úlceras…) o por el miedo al dolor, ya sea como respuesta involuntaria a una experiencia traumática, ya como una reacción natural ante lo desconocido. «Por otra parte, la dentofobia, como sucede con cualquier otra fobia, se trata de una reacción que se repite e induce al paciente a una gran ansiedad», explica Gallardo.

La fobia al dentista es un conflicto emocional que se muestra con la aceleración del pulso cardíaco, la dificultad para respirar, los sudores fríos y las alteraciones en el aparato digestivo.

Para Miguel Gallardo, director de la clínica de Tiiz, «es evidente que a nadie le gusta sufrir ni experimentar dolor cuando acude al médico. Sin embargo, cuando esos temores se transforman en algo persistente e injustificado acaban transformándose en un problema real».

«Por un lado está la angustia que experimenta el paciente cada vez que tiene que ir al dentista y, por otro, que esos temores son en muchas ocasiones los responsables de que las revisiones bucodentales periódicas se demoren en el tiempo o incluso nunca lleguen a producirse y se origine un problema de salud grave», matiza.

Consejos para superar la fobia al dentista (para los adultos)

Las fobias están tan enraizadas al subconsciente de quien las sufre que el proceso de superación requiere el uso de técnicas de relajación y autocontrol que ayuden a normalizar la situación.Por ello, en el caso de la dentofobia existen métodos muy eficaces para superar estos temores de forma progresiva. Si sufres este tipo de fobia, estos consejos te van a resultar de gran ayuda en tu próxima visita al dentista:

– Localiza un centro de confianza y visita siempre al mismo dentista. Una clínica con buenas referencias aporta mayor tranquilidad y seguridad.

– Si no puedes controlar la ansiedad de sentarte solo en una sala de espera, mejor ir acompañado de alguien de confianza.

– Las prisas aumentan los niveles de estrés, así que sal de casa con tiempo. Lo mismo sucede si postergas de manera indefinida el momento de concertar una visita: tan solo estarás prolongando tu ansiedad.

– Habla con confianza, no intentes ocultar tus miedos. Si padeces dentofobia lo mejor es que informes a tu dentista de ello una vez que entres en la consulta. De esta forma, él podrá adaptar su manera de proceder para hacer que te sientas mucho más relajado y a gusto.

– En casos extremos y siempre que el especialista lo considere oportuno dadas las características de la intervención, solicita un sedante. Pero recuerda que esta no es la solución al problema sino una ayuda en situaciones que se escapan a tu control.

Consejos para aplicar con los niños

– Habla con normalidad de las visitas regulares y las especiales. También podéis jugar a los dentistas, de esta manera perderán el miedo a las batas blancas.

– Busca un dentista que tenga mano con los niños.

– Anímale a que entre solo. Si tú tienes que entrar porque aún sea demasiado pequeño, manténte callado durante la sesión. Evitarás ponerle nervioso.

– Enséñale la importancia de los dientes dando ejemplo. El ritual de lavarse los dientes puede ser algo a hacer en familia. Así verán que no es un castigo ni algo pesado antes de irse a la cama, sino un juego en familia.

Marina Berrio
Asesoramiento: Miguel Gallardo, director de la clínica Tiiz.

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