El fumador no solo compromete su salud. Todos aquellos que lo rodean y respiran el humo expulsado por sus cigarrillos también desarrollan problemas de salud. Éste es uno de los motivos por los que los pediatras recomiendan que en el hogar el tabaco sea un elemento prohibido y que aquellos padres que lo consuman siempre traten de hacerlo lo más alejado de sus hijos.
Un recordatorio al que se suma la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica en su estudio de exposición al humo de tabaco ambiental de los 0 a los 3 años en ‘Prevención del Tabaquismo. Informe en el que queda claro que los niños en hogares con fumadores sufren más infecciones respiratorias e ingresos hospitalarios.
Mayor vulnerabilidad
Si bien cualquier persona expuesta al humo sufre las consecuencias del tabaquismo pasivo, en el caso de los niños la vulnerabilidad es mayor. Su menor superficie corporal y peso, unido a la cantidad de horas que pasan en casa (en especial en épocas como invierno) hace que tengan más posibilidades de desarrollar enfermedades respiratorias.
Para evaluar los efectos del tabaquismo pasivo en la infancia, más concretamente de los 0 a los 3 años, se ha realizado un estudio retrospectivo transversal, en las consultas de pediatría de atención primaria del Centro de Salud Artilleros, de Madrid, en el que han participado un total de 150 niños, de los cuales el 56,7% han sido niños varones y el 43,3% niñas.
Del total de la muestra, el 43,3% ha presentado exposición al humo ambiental, de los cuales el 61,5% fueron niños y un 38,5% niñas. De los niños expuestos al tabaquismo pasivo, el 56% lo estuvieron por tener un padre fumador, el 27,8% por madre fumadora y hasta un 15% por cuidador principal.
Se estima que los niños de hogares fumadores recibirían una dosis de nicotina total anual equivalente a fumar entre 60 y 150 cigarrillos al año. Los responsables de este trabajo destacan otros estudios en los que se ha demostrado que la exposición al humo de tabaco ambiental.
Asistencia y enfermedad
Este estudio también ha permitido confirmar que el número medio de episodios y consultas al pediatra por infecciones respiratorias, entre otras necesidades asistenciales, fue superior en niños expuestos al humo del tabaco respecto a los no. De esta forma, los niños expuestos al humo de tabaco ambiental tuvieron una media de 9,0 casos de infecciones respiratorias frente a 7,4 de los niños no expuestos.
Una media de 11,8 consultas al pediatra frente a las 9,4 de los no expuestos, una media de derivaciones a la atención especializada de 1,9 frente a 1,1 en no expuestos; y una media de 0,3 de ingresos por infecciones respiratorias, también superior en niños expuestos a al humo, frente a 0,2 en los no expuestos. El número de episodios de infecciones respiratorias de vías altas en los niños expuestos fue superior a los no expuestos, tanto si el padre era el fumador, como si era la madre la fumadora
En el caso de la infección respiratoria de vías bajas, solo fue estadísticamente significativa la diferencia en el número de episodios en los niños expuestos y no expuestos, cuando la madre era la fumadora.
Damián Montero
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