La Navidad es una época en la que la alimentación se descontrola. Los dulces y las copiosas comidas en familia tienen parte de la culpa. A esto hay que añadir que el mal tiempo invernal provoca que el ejercicio y la actividad física se reduzcan en estos días de vacaciones. Una combinación que puede tener malas consecuencias sobre el desarrollo de los más pequeños.
Por ello, frente a una mala dieta y el sedentarismo, desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, se brindan dos consejos: movimiento y alimentación saludable. Una conjunción que los padres deben también practicar, ya que deben recordar que son el ejemplo y el espejo en el que se miran sus hijos a la hora de tomar valores y maneras de comportarse.
Ejercicio en Navidad
Como ya se ha dicho, los padres deben apostar por el ejercicio y la práctica física durante la Navidad. Aunque las condiciones climatológicas durante el invierno sean adversas, si tienen en cuenta varios factores, es posible garantizar cierto nivel de actividad. Recomendaciones que llegan desde la Clínica Mayo:
– Controlar las condiciones climáticas. Antes de salir a hacer ejercicio se recomienda consultar el pronóstico meteorológico, factores imprescindibles a la hora de planificar una rutina de actividad física. Si las condiciones son adversas, habrá que quedarse en casa (por ejemplo temperaturas bajas, lluvias o vientos fuertes).
– Usar varias capas de ropa. Cuando se hace ejercicio, se produce calor. Se recomienda por ello usar varias capas de ropa para ir quitándolas a medida que se empiece a sudar.
– Proteger cabeza, manos, pies y orejas. Las extremidades son las zonas que más sufren en condiciones de bajas temperaturas ya que es allí por donde se pierde calor.
– Jugar. El juego es una de las actividades físicas que más se recomiendan en tanto que asegura diversión y movimiento. Por otro lado, los padres podrán aprovechar para fortalecer el vínculo con sus hijos.
Qué comer en Navidad
José Manuel Moreno Villares, del comité de Nutrición de AEP, señala que «la dieta de los más pequeños de la casa ha de seguir siendo variada y lo más sana posible, no existen alimentos prohibidos, ni buenos, ni malos, siempre y cuando sean consumidos con moderación.»
El primer consejo que se da es que la Navidad es un buen momento para que los niños prueben sabores nuevos, alimentos sanos. Hay que evitar aquellos que se desmenuzan en trozos pequeños o de consistencia dura para los niños de menos de 3 años. Los padres también deben ayudar a los pequeños a seleccionar los mejores platos y que no es necesario comer de todo lo que hay en la mesa, ni servirse raciones grandes.
También es importante comer al ritmo de los demás y a hacerlo sin ver la televisión. El entorno juega un papel muy importante en la alimentación. Eso sí, el experto recuerda que la Navidad es una ocasión especial, y se pueden permitir algunas excepciones por ser estas fechas para disfrutar de la repostería típica de estos días.
Damián Montero
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