¿Sabías que a 50 cm de profundidad los rayos del sol tienen la misma incidencia sobre los ojos y la piel? Para proteger los ojos también dentro del agua es imprescindible usar gafas de bucear. A diferencia de lo que solemos pensar, las gafas de bucear no sólo protegen los ojos de irritaciones por el cloro de las piscinas o la sal del mar, también son fotoprotectdoras como la crema solar.
Recientes investigaciones sobre melanoma han revelado que el 10% de los tumores de todo el cuerpo se presentan en el párpado, por lo que la protección de la zona ocular es imprescindible desde los seis meses de edad.
Y es que aunque los niños están ya empezando a usar gafas de sol por protección, gracias a la concienciación de los padres, más que por moda, existe un cierto desconocimiento sobre la verdadera utilidad de las gafas de bucear, un elemento muy saludable y seguros para que los niños disfruten de su verano bajo el sol, incluso dentro del agua.
5 motivos para que los niños usen gafas de bucear
Para concienciar a las familias sobre la necesidad de usar gafas de bucear para bañarnos en cualquier lugar, expertos de la Clínica Rementería han compartido con nosotros los cinco motivos por los que las gafas de bucear sirven para mucho más que para jugar en el agua:
1. La incidencia de los rayos solares bajo el agua. Aún sumergidos bajo el agua, a 50 cm de la superficie, los rayos de sol son igual de intensos. Si empleamos cremas solares resistentes al agua para que la piel de los más pequeños esté bien protegida, unas gafas de bucear cumplirán su función protectora de las radiaciones que se reciben también pese a estar sumergidos.
2. Protección contra gérmenes y bacterias. En el agua de los mares, ríos, pantanos o piscinas conviven multitud de microorganismos, entre ellos gérmenes y bacterias, que pueden ser dañinos para la salud ocular, así como algunos elementos químicos que pueden afectar al ojo: cloro, sal, aceites, restos de repelente anti mosquitos o de crema solar. El uso de gafas de bucear, que evitan que el agua entre en contacto con la zona ocular, asegura protección desde el primer chapuzón. El Dr. Javier Hurtado, Director Médico de Clínica Rementería y responsable del área de Oftalmología Pediátricanas, asegura que «unas buenas gafas para el agua protegen los ojos de los niños en sus baños ya que el cloro resulta extremadamente irritante, y puede provocar queratitis y conjuntivitis irritativa. Su uso es muy recomendable no sólo en la piscina, sino también en ríos, playas o pantanos».
3. Anti empañado y calidad. Tan importante como comprobar en el etiquetado que las gafas cuentan con sistema de protección UV, es que tengan un sistema anti empañado. De esta forma evitaremos que cada poco tiempo los niños se tengan que quitar y poner las gafas para limpiarlas permitiendo que entre agua o que terminen por no usarlas. Otras tres claves para asegurarnos de que son un producto de calidad es que tengan el sello CE y la referencia ISO así como el hecho de adquirirlas en un establecimiento de confianza.
4. Prevención del síndrome del ojo seco. Curiosamente, el contacto continuado con el agua puede provocar que se resequen las mucosas y se desarrolle síntomas de ojo seco por lo que la solución más cómoda pasa por el uso de estas gafas de buceo. En caso de ser necesario, se recomienda recurrir a lágrimas artificiales para refrescar y calmar el ojo seco.
5. Precaución y síntomas. Conviene evitar que los niños compartan las gafas de bucear porque las conjuntivitis se contagian con mucha facilidad. «Si se quejan de dolor en el ojo, molestias o manchas en sus párpados debemos acudir al oftalmólogo lo antes posible», concluye el Dr. Hurtado, de Clínica Rementería.
La exposición ultravioleta es acumulativa a lo largo de la vida y por eso es importante que tengamos en cuenta que los pequeños menores de 3 años no deben exponerse al sol. Es importante tratar de evitar la fotoexposición con todos los elementos a nuestro alcance: protector solar, gorra, sombrilla…
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Dr. Javier Hurtado, Director Médico de Clínica Rementería y responsable del área de Oftalmología Pediátrica.
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