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Los mitos sobre el autismo que debemos desterrar

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Los mitos del autismo que merece la pena confirmar como falsos.

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El primer paso para comprender un problema es conocerlo, saber en qué consiste y cuál es la mejor forma de afrontarla. En este punto también es muy importante saber diferenciar mitos de realidad y no hacer caso de la información falsa. Para este fin, desde la Confederación del Autismo de España se han decidido a dejar claro a los padres algunos puntos clave con el fin de que puedan atender a sus hijos.

«No tenemos remedio, siempre decimos la verdad». Con este eslogan de abre una campaña que ofrece verdades en tiempos donde los mitos y las falsas noticias son un elemento común. Internet y el rápido acceso a distintos datos hace posible que una persona que busquen respuestas, encuentren algunas que no les ayuden precisamente.

Mitos del autismo

Desde este organismo se invita a que los padres puedan conocer la verdad que se esconden desde distintos mitos que se han estandarizado sobre el autismo:

El autismo es una enfermedad. Este trastorno tiene un origen neurobiológico relacionados con el desarrollo del sistema nervioso. No son una enfermedad que se contagie o que pueda contraerse en un momento determinado de la vida. Por tanto, una persona con Trastorno del Espectro Autista (TEA) no está enferma, sino que presenta una discapacidad que le acompañará durante todas las etapas de su vida.

El autismo se puede curar. Siguiendo con el punto anterior, el TEA acompaña a la persona durante toda su vida por lo que no existen «remedios milagrosos» que puedan curar el trastorno. Sin embargo, la calidad de vida de las personas con TEA puede mejorar gracias a tratamientos psicoeducativos basados en la evidencia científica, que permitan fomentar sus competencias y habilidades (siempre de manera individualizada y adaptada a las distintas etapas de su desarrollo vital) para adaptarse mejor al entorno social.

La falta de cariño de los progenitores puede provocar autismo. Aunque aún no es posible determinar una causa única que explique la aparición de los TEA, sí está claro que está relacionada con el desarrollo neurobiológico y que tiene una fuerte implicación genética. Por tanto, no puede relacionarse el origen del trastorno con problemas relacionados con vínculos afectivos en los primeros años de vida.

Las vacunas pueden causar autismo. Después del desarrollo de numerosos trabajos de investigación a gran escala y a nivel internacional, la comunidad médica y científica de todo el mundo apoya de forma unánime la conclusión de que no existe evidencia que relacione la vacunación y el desarrollo de los TEA. Lee aquí el Documento de posicionamiento elaborado de Autismo España y AETAPI en relación con las vacunas.

Las personas con TEA prefieren permanecer aisladas y evitar el contacto con los demás. Las personas con TEA tienen interés en relacionarse con las demás, pero, en ocasiones, sus diferencias en la comprensión y manejo de las situaciones sociales dificultan que puedan establecer relaciones con otras personas. En otras ocasiones, algunas personas con TEA pueden ser más sensibles a determinados estímulos sensoriales (táctiles, visuales, sonoros), por lo que pueden no sentirse cómodos ante algunas situaciones que implican, por ejemplo, un contacto físico directo. Sin embargo, las personas con TEA pueden afrontar las demandas cotidianas y participar activamente en la sociedad si cuentan con los apoyos necesarios y los ajustes apropiados en el entorno.

Las personas con TEA no se comunican. Todas las personas con TEA se comunican, pero no todas lo hacen de la misma manera. Además, puede que no empleen el lenguaje verbal, sino otras formas de comunicación para las que precisan apoyos y recursos, como Sistemas Alternativos o Aumentativos de Comunicación.

El autismo lleva asociados rasgos físicos diferenciadores. Las personas con TEA no presentan ningún rasgo físico diferenciador en su apariencia externa. Las manifestaciones del trastorno son de tipo conductual, y pueden observarse por los comportamientos que tiene la persona y no por rasgos característicos.

Los TEA llevan asociada una discapacidad intelectual. Los TEA se manifiestan de manera diferente en cada individuo en relación a diversas características, como es el caso de su capacidad intelectual. Algunas personas con TEA pueden presentar discapacidad intelectual asociada, mientras otras pueden mostrar capacidades esperadas para su edad o incluso por encima de lo esperado.

Las personas con TEA tienen «habilidades especiales». Como hemos comentado en el punto anterior, las personas con TEA son muy variables en cuanto a sus habilidades. Algunas de ellas pueden presentar talentos fuera de lo común, aunque sólo representan a una minoría de las personas con TEA. En muchos casos, estas habilidades están relacionadas con la forma en que funciona su cerebro o los intereses específicos que puedan tener.

Las personas con TEA son agresivas. Las personas con TEA no son agresivas. En ocasiones experimentan niveles elevados de estrés relacionados con las dificultades para manejarse en entornos socialmente complejos e imprevisibles, que pueden manifestarse como conductas inadecuadas o no deseadas y que resultan extrañas a otras personas. La aparición de tales conductas suele deberse a la falta de accesibilidad y adaptación por parte del entorno, situaciones que pueden afrontarse con los ajustes y apoyos necesarios.

Se presenta más en hombres que en mujeres. Tradicionalmente se ha observado un mayor número de diagnósticos en hombres que en mujeres. Sin embargo, en los últimos años se está planteando que factores relacionados con diferencias en las manifestaciones del trastorno en función del género y con sesgos en los criterios diagnósticos, puedan estar afectando a limitaciones y retrasos en los diagnósticos adecuados de niñas y las mujeres.

Damián Montero

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