La Asociación Española de Ortodoncistas (AESOR) advierte que la colocación de los dientes influye directamente en la salud. La ortodoncia, como disciplina sanitaria, alinea los dientes y favorece la correcta limpieza, al permitir que los filamentos del cepillo accedan a todas las zonas de la boca.
De esta manera, se evita la acumulación de placa y sarro y las encías están más sanas. Así, disminuye el riesgo de sufrir caries y periodontitis, un trastorno que puede provocar la pérdida irreversible de los dientes y que se asocia a distintas enfermedades como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes.
La importancia de tener unos dientes bien alineados
En cuanto a la salud oral, la Dra. Leonor Muelas, presidenta de AESOR, afirma que «es más fácil mantener una boca sana cuando los dientes están bien alineados». El encaje dentario, denominado oclusión, es otro factor en el que la ortodoncia es clave.
Cuando los dientes no coinciden se produce una sobrecarga muscular, que puede degenerar en contracturas y en dolencias de las articulaciones. Esta maloclusión también provoca una presión entre los dientes que puede ocasionar su rotura y favorecer la aparición de dolor e infecciones. Según apunta la Dra. Muelas, «es importante tener en cuenta la posición de los dientes y la relación correcta entre los maxilares superior e inferior para que no surjan problemas articulares, musculares, respiratorios e, incluso, de autoestima».
Asimismo, una buena oclusión dentaria está directamente relacionada con una mejora de la digestión, puesto que permite una masticación más óptima de los alimentos.
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8 medidas para una buena salud oral
Para llevar a cabo una correcta higiene bucal con cualquier tipo de ortodoncia, AESOR recomienda tener en cuenta las siguientes medidas:
1. Cepillarse los dientes después de cada comida, pues es la base para luchar contra la placa bacteriana.
2. Usar un cepillo interproximal o seda dental al menos por la noche.
3. Utilizar suavemente el cepillo para evitar daños en la encía.
4. Cepillar desde las encías hacia los extremos y en los espacios interdentales.
5. Usar reveladores de placa bacteriana, que colorean aquellas zonas donde se acumula y que suelen ser las menos accesibles.
6. No usar mucha pasta para limpiarnos los dientes. Con una dosis pequeña, el equivalente al tamaño de un guisante, es suficiente.
7. Usar a diario de enjuagues bucales con un colutorio específico para los pacientes con ortodoncia, que refuerza la lucha antibacteriana bucal.
8. Limpiar bien los aparatos, fijos o removibles, que se usan durante el tratamiento de ortodoncia.
Marisol Nuevo Espín
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