Los niños con autismo tienen problemas para socializar con los demás. Con el objetivo de concienciar a las familias y a las escuelas de la importancia de saber tratar a un niño con autismo, es fundamental que aprendan unas pautas para que desde la formación pueden facilitar su desarrollo e integración en las aulas.
Ana Asensio, psicóloga especializada en temas de autismo y directora de Nemomarlin Majadahonda, asegura que «lo primero es valorar que el niño tenga interés por otros niños, o al menos no muestre excesivo estrés en un entorno escolar con más niños».
Cómo estimular a los niños con autismo
– Sensibilidad a los ruidos. Los niños con autismo suelen ser muy sensibles a los ruidos. Estimular a los sonidos, a los movimientos de muchos niños y a lo que resulta impredecible puede ayudarles a normalizar esta alta percepción acústica. Una ayuda inicial para facilitar la integración puede ser comenzar en grupos más reducidos. Que el ambiente sea respetuoso con el ruido y que el espacio que va a usar el niño no sea demasiado grande, de manera que se pueda ubicar espacio-temporalmente bien.
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– Su espacio y entorno con indicaciones. A los niños con autismo les puede ayudar mucho también que existan indicaciones visuales de espacios, cómo dónde está el baño, el patio, los juegos… y que el profesorado y el personal esté sensibilizado y tenga nociones de cómo tratar a un niño con TEA (Trastornos del Espectro Autista): apoyos visuales, espacio estructurado, un cierto orden, rutinas claras, lenguaje sencillo…
– Amigos guía. En cuanto al resto de niños del aula, es importante que perciban y sientan que el profesor/a acoge con naturalidad y amabilidad al alumno con TEA, esto hará que puedan imitar claramente las acciones que realiza el profesor para comunicarse, guiarle, modelarle y enseñarle. Esto producirá rápidamente que los niños imiten la conducta del adulto, y les nazca ser «amigos guía» que les apoyen con total naturalidad como un compañero más sin establecer juicios.
Juegos y actividades que favorecen la estimulación
Estos juegos pueden ayudar a los niños con autismo. Es importante elegir en primer lugar aquellos que sean inicialmente de temáticas de su interés para favorecer su atención.
– Juegos que sean llamativos en color, o estén en sus preferencias, y que les animen a atender y al seguimiento ocular: las pompas de jabón o juegos con luces, agua, multisensoriales, sencillos y la música.
– Canciones y gestos que se repiten y que son fácilmente anticipables por su letra y coreografía. Las canciones pegadizas pueden favorecer tanto la aparición del lenguaje como las conductas de atención e imitación que resultarán muy útiles para posteriores aprendizajes.
– Cuentos muy visuales, con grandes dibujos, que sean claros, explícitos y con vocabulario cotidiano.
– Tipo de juegos y actividades más individuales o para compartir son los encajables, insertables con sonidos de recompensa, juegos para estimular la integración óculo-manual o la motricidad fina y que contengan un principio y final claro.
– Juegos sociales con instrucciones fáciles como el corro de la patata, la zapatilla por detrás, 1,2,3 escondite inglés, o juegos de turnos claros y fáciles de comprender para cualquier niño de edad escolar infantil.
– Los juegos circulares con el adulto les suele gustar mucho y son muy estimuladores de las miradas conjuntas y de la sintonía que se puede generar con el disfrute y la risa compartida en juegos juego como «cucú-tras» o «salta caballito» por ejemplo.
En la escuela, rutinas e instrucciones claras
– Hay que dirigirse expresamente al niño para asegurarse que ha atendido y que comprende lo que se está desarrollando. Mensajes claros, con un tono de voz adaptado, apoyado a veces de gestos simples y con las palabras necesarias.
– Las rutinas y el ambiente estructurado les ayudan mucho a comprender, a disminuir el estrés de las demandas del entorno escolar y social y a anticipar los pasos siguientes y lo que se espera de él. Esto les relaja y les permite poder disfrutar.
El personal también debe tener en cuenta que a veces necesitan de mayor cantidad de momentos expansivos y de relax y es importante detectarlos y respetarlos.También se debe tener en cuenta que son niños igual que cualquier otro, con sentimientos, gustos, preferencias, emociones y que hacen elecciones también de personas, de comidas, de juguetes, etc..
– Atención amorosa e individualizada: la atención individualizada en estimulación y en la relación es algo que también favorece a los niños con TEA. Es de utilidad para que el pequeño vaya cogiendo una figura de referencia y sepa dónde acudir en el caso de no saber hacer, o a quien y cómo imitar, o cómo preguntar y pedir.
– El aula: mejor que no esté sobrecargada de objetos, de estímulos y de decoración, algo que no es incompatible con que sea bonita y alegre. También el profesorado tiene que tener en cuenta que a veces es difícil comprender la necesidad o conocer a un niño TEA. Esto lleva su tiempo de observación y es importante tener paciencia, no dar nada por supuesto, no interpretar con intencionalidad aquellas conductas que puedan resultar en algunos momentos desadaptadas o disruptivas, observar mucho y estar siempre con una actitud abierta, receptiva y amorosa.
Para el entorno familiar y amistades
Para Ana Asensio, la sugerencia sería hacer una vida todo lo normal y cotidiana que se pueda, entendiendo que a veces hay que marcar una cierta rutina y estructura muy clara en casa de horarios, de ocio, etc. Es importante que la red de apoyo con la que cuenta la familia conozca bien al niño y se relacionen con él permitiéndose también dar su afecto, cariño y protección. La familia tiene que sentirse acogida, segura y querida.
Ana Asensio. Psicóloga especializada en temas de autismo y directora de Nemomarlin Majadahonda
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