El estrés laboral es un fenómeno que afecta a un alto porcentaje de trabajadores en el mundo industrializado y que conlleva un alto coste personal, psicosocial y económico. Eliminarlo del todo es tarea imposible y, quizá no del todo conveniente, pues el estrés tiene un papel adaptativo y estimulante a nivel laboral, activando nuestra imaginación, inteligencia y capacidad de trabajo ante retos difíciles o situaciones novedosas.
Independientemente del grado de estrés, que a partir de cierto nivel es dañino para la salud, la actitud que tomemos al enfrentarnos a él y la gestión que hagamos del mismo es fundamental para vivirlo como algo positivo o negativo.
El estrés «malo» nos paraliza y nos angustia «nos pone en modo huída» (como esto me estresa lo evito). Pero el estrés positivo nos activa «nos pone en un modo creativo ante un desafío, un proyecto»… etc.
Consecuencias del estrés
La misión fisiológica del estrés, por tanto, a lo largo de la evolución humana consiste en forzarnos a generar respuestas físicas y emocionales ante situaciones de peligro.Pero cuando nos sobrepasa puede tener graves repercusiones sobre la salud y, qué de forma resumida, serían de tres tipos:
1. Respuesta cardiovascular. Ha sido una de las más estudiadas. La evidencia empírica del vínculo existente entre el estrés laboral y la hipertensión y otras patologías cardiovasculares es sólida y su indicador es la presión arterial (P.A.). Así se han estudiado las diferencias de PA entre jornadas laborales y no laborales (fin de semana) o en un mismo día, pero diferenciando la jornada laboral, las horas después y la noche. Los resultados que se obtienen son que la PA aumenta en periodos de estrés o alexperimentar emociones negativas a lo largo del día siendo la asociación mayor cuando las personas tienen inestabilidad emocional.
2. Respuesta neuroendocrinológica al estrés laboral. A nivel endocrino, la hormona más relacionada con el estrés laboral es el cortisol, que es un indicador muy sensible al estrés, en general, y al estrés crónico en particular. Los niveles de cortisol están relacionados con efectos negativos en la salud. Si el control del estrés es bajo, las demandas tendrían como resultado niveles elevados de adrenalina y cortisol, que causarían daños al sistema cardiovascular.
3. Respuesta psicológica al estrés. Es la que con más frecuencia se ve en las consultas de medicina laboral. No siempre es fácil identificar un cuadro de ansiedad porque se identifica con nerviosismo, sensación de aceleración o prisa injustificada. En cambio, mucho más complicado es relacionar la ansiedad con los cuadros somáticos que puede provocar, manifestados como síntomas físicos que no tienen una base patología orgánica.
Síntomas como mareos. adormecimiento de miembros, dolores de cabeza inexplicados, cansancio, contracturas musculares inusualmente frecuentes, pueden responder a una somatización de un síndrome de ansiedad. Será el médico quien al final hará el diagnostico, por supuesto, pero tendrá que estar atento para evitar errores diagnósticos o pasar por alto los motivos psicológicos causantes de tal sintomatología.
Deberemos tener en cuenta, y tratar de atajarlo a tiempo, que una situación de ansiedad sostenida en el tiempo puede conllevar una depresión oculta que a su vez alimenta la fuente de ansiedad. El paciente al encontrarse mal e identificar su estado con síntomas que parecen orgánicos termina pensando que algo grave le ocurre, cerrando un circulo
vicioso que no hace sino agravar su sintomatología e incluso complicarlo con una depresión.
Claves para gestionar el estrés
¿Podemos controlar el estrés? No sólo podemos, sino que debemos hacerlo para evitar caer en un proceso de enfermedad que limita nuestra capacidad vital y laboral. Y es que no todo estrés es malo: el estrés es una respuesta orgánica que no tiene porque ser negativa.
A lo largo de la evolución, el estrés ha cumplido una función fundamental en la supervivencia de los seres vivos y nos ha ayudado a mantener un estado de alerta ante las situaciones negativas para la supervivencia, poniendo en marcha nuestros mecanismos biológicos de adaptación, bien para enfrentarse a la agresión o bien para salir huyendo de ella. La misión del estrés, por tanto, es forzamos a generar respuestas físicas y emocionales ante situaciones de peligro.
Pero en la situación actual las cosas han cambiado. Ya no se trata de enfrentarse a una fiera o ante un peligro natural como nuestros ancestros. Se trata en los tiempos actuales de
enfrentarse a situaciones estresantes en el medio laboral (o de la vida diaria) que no requieran una respuesta inmediata en la mayoría de los casos, pero que superan nuestra
capacidad de resistencia a largo plazo, poniendo a prueba nuestra capacidad psicológica de adaptación. Bien es verdad que dicha capacidad es variable y depende de la
personalidad, formación y carácter de cada trabajador, lo cual también habrá que valorar en un análisis global de la situación.
10 consejos para superar el estrés laboral
1. Saber que nos estresa, identificar las fuentes de nuestro malestar. Observar si aparecen en determinadas circunstancias (trabajando) desapareciendo en otras (vacaciones, fines de semana, etc.)
2. Priorizar en el trabajo. Diferenciar lo urgente de lo importante y asumir que no se puede estar en todo.
3. No sobredimensionar. Los mensajes que nos lanzamos a nosotros mismos nos influyen. Hay que ser positivo. Un «tu puedes» hace que veamos los problemas desde arriba, los minimiza.
4. Tomar decisiones. No se puede dejar que el estrés nos paralice. Hay que pasar a la acción y avanzar. No atreverse es lo que más angustia.
5. Ser capaces de aceptar el error y que es humano equivocarse. Se puede aprender más con el error que con el acierto y no minimizar nuestra capacidad de rectificación.
6. Pedir ayuda. Todo es más fácil de hacer si uno sabe delegar, compartir y verbalizar las tareas y los objetivos con los compañeros, sobre todo cuando uno se siente «bloqueado».
7. Decir «no». Hay que poner límites tanto a nosotros mismos (ser conscientes de los que somos capaces de llegar a hacer) como a jefes y compañeros.
8. Debemos aprender a relajarnos. Hay que entender que hay situaciones que no controlamos. Por ejemplo, es absurdo alterarse por estar atrapado en mitad del tráfico.
9. Reir más, asociar el trabajo o cualquier otra circunstancia con seriedad es un error. Dentro de un orden la risa es relajante.
10. Cuidarse es importante. Dormir, hacer ejercicio, aprender a desconectar, es fundamental, para lo cual no hay que desechar el aprender técnicas de relajación en un
momento dado. Comer bien y disfrutar de la familia y amigos ayudan en ese fin último que es olvidarse de los problemas diarios.
Dr. Román Rodriguez Barriguete. Médico General y Medico del Trabajo de FCC
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