Por mucho que se intente prevenir, hay situaciones en las que no se puede evitar que la salud de los niños se resienta. Bien una gripe, un virus estomacal, o simplemente un resbalón que haya producido una lesión… Pero, en estos momentos toca guardar reposo, esperar a que mejore y seguir las indicaciones de los pediatras. Y no solo en los tiempos de recuperación, también en todos sus apuntes.
Por ejemplo, seguir las indicaciones en lo que se refiere a la medicación. Y es que hay que tener en cuenta que estos productos no son inocuos, y un mal uso puede dar lugar a más problemas. Los profesionales del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona indican que un error en este sentido es todo aquel que supone una desviación de la pauta terapéutica correcta, ya sea por no cumplir con la dosis administrada, frecuencia o vía de administración.
Factores que desembocan en errores en la medicación
Los errores de medicación en los niños son más frecuentes que en los mayores. Dado su menor peso corporal y la inmadurez de algunos órganos, las consecuencias pueden ser más graves. Durante la infancia, las dosis, en general, se calculan según el peso y van a cambiar a lo largo del tiempo. La mayoría de las veces, se utilizan preparados líquidos, que pueden dar pie a la confusión en las unidades a administrar (mililitros, centímetros cúbicos, cucharaditas, gotas, etc).
No hay que olvidar que, a veces, los sistemas de dosificación pueden ser poco precisos o favorecer los errores, como es el caso de las jeringas con escala según el peso o aquellas de volumen muy superior al que es necesario administrar. Otros factores que dan lugar a errores de medicación en los más pequeños son la frecuencia con la que estos sufren cuadros infecciosos y la preocupación que genera en los padres la presencia de fiebre o de tos persistente.
Qué hacer para evitar errores en la medicación
Frente a estos errores, los padres pueden tener en cuenta los siguientes consejos:
– Nunca administrar a los niños ninguna medicación que no haya sido indicada por un profesional sanitario.
– Pedir, siempre, indicaciones para su administración por escrito, incluida la cantidad y el intervalo entre dosis. Y, también, asegurarse de que se entienden estas instrucciones que y no existen dudas con las unidades prescritas.
– Leer con atención el prospecto para asegurarse de haber entendido la forma de administración y que no se están repitiendo medicaciones.
– Cumplimentar un registro de la medicación administrada que evite la repetición equivocada de una misma dosis, en especial cuando hay diferentes cuidadores.
– Medir la dosis con exactitud. Siempre hay que asegurarse de que el dispositivo medidor que utilizas es el que contiene el envase de la medicación y que no induce al error (mucha atención, por ejemplo, con las jeringas que indican directamente la cantidad a administrar según el peso del niño). No utilices nunca cucharas de cocina, pues son muy imprecisas.
– No tratar demasiado la fiebre (el paracetamol es el medicamento más frecuentemente implicado en los errores de medicación y puede producir intoxicaciones graves).
– Evitar alternar medicamentos.
– No usar medicamentos anticatarrales, en especial en niños pequeños, ya que son medicamentos poco útiles y con elevada toxicidad.
– Supervisar la toma de medicación por parte de tus hijos mayores.
– Compartir la información detallada de cómo administrar la medicación a los niños con todos sus cuidadores y asegúrate de que todos ellos se ha entendido correctamente.
Damián Montero
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