Una de las ramas de la enfermería más demandadas es, sin duda, la enfermería pediátrica. Una especialidad de la enfermería, que se ocupa de la salud de los más pequeños de la casa. Una labor, sin duda, fundamental; ya que al tratarse de personitas en pleno desarrollo, tanto las dosis como la forma de atenderlos no va a ser la misma. Un enfermero o enfermera pediátrica realiza una tarea imprescindible.
Que los enfermeros y las enfermeras cumplen una función importantísima en la salud de todos nosotros, es algo indiscutible. También en los más pequeños de la casa. De hecho, el pasado 12 de mayo fue su día (por el nacimiento de Florence Nightingale, la primera enfermera) y celebramos con todos ellos su profesión. Porque son elementales en cualquier ámbito sanitario: ya sea un centro de salud, hospital, residencia de la tercera edad o, incluso, en un colegio de educación especial.
De este modo, en enfermería existen diferentes especialidades. En concreto, son siete. A ellas, se acceden una vez aprobado el EIR (Enfermero Interno Residente) y dependiendo de la nota obtenida. Las especialidades en enfermería son: enfermería obstétrico-ginecológica (matrona), enfermería de salud mental, enfermería geriátrica, enfermería del trabajo, enfermería familiar y comunitaria, enfermería de cuidados médico-quirúrgicos y enfermería pediátrica.
Enfermería pediátrica: la enfermería de la salud infantil
De este modo, un personal de enfermería pediátrica se encarga de la prevención, cuidados y promoción de la salud en pacientes de 0 a 16 años. Es decir, este tipo de enfermeros trata desde bebés, hasta niños y adolescentes; variando sus funciones y disponiendo de conocimientos globales en la salud infantil. Porque, recordemos, que la enfermería pediátrica abarca pacientes con patologías muy diversas y, por ende, las acciones también lo serán.
Inyectar vacunas, control de peso y estatura, investigación, tomar la temperatura, realizar curas, trabajar en UVIs especializadas en neonatos o realizar tareas de promoción de la salud y la higiene en la población más joven (mediante charlas en colegios e institutos, por ejemplo); todo lo anterior, pertenece a la enfermería pediátrica. Y es que esta rama de la enfermería, como veníamos diciendo, es de lo más diversa. También se caracteriza por su contacto directo con las familias de los pacientes.
Por otro lado, una enfermera pediátrica debe presentar una serie de habilidades sociales, innatas e imprescindibles para tratar a este tipo de pacientes que, como niños que son, a veces no son conscientes de su propia situación: amabilidad, afecto, tranquilidad, paciencia, dulzura, profesionalidad, sensibilidad, tolerancia… Y es que la comunicación con el paciente es importantísima en cualquier rama de la salud, pero más en pacientes infantiles; donde las familias, preocupadas por sus hijos, necesitan ese apoyo.
Sin duda alguna, una especialidad muy interesante a realizar. Y es que la satisfacción de que un paciente se reponga es muy gratificante. Por lo tanto, si el paciente es un menor… la satisfacción es doble. No obstante, para ello, habrá que disponer de unos conocimientos especializados. Estudiar un máster enfermería pediátrica como el que ofrece Euroinnova Formación. Y es que esta escuela de negocios, especializada en formación online, ofrece una amplia oferta formativa en máster enfermería.
Estudiar un máster en enfermería
Hoy en día, cualquier profesional tiene casi la obligación de estudiar un máster. Y es que, tanto si trabajas en el sistema público como en el sector privado, una especialización de postgrado es del todo necesaria. Las empresas demandan perfiles laborales muy específicos; por lo que los profesionales requieren continuar sus estudios con un máster. Así de sencillo.
Y sí, en enfermería también ocurre esto. Las enfermeras son de ese tipo de profesionales que pueden ejercer en casi cualquier lugar: ONGs, colegios, cárceles, cruceros, centros de día, ejército… y también en centros de salud. Por consiguiente, especializarse en un ámbito concreto les va a ser del todo necesario. Y en el caso de la enfermería pediátrica ni qué decir: no es lo mismo administrar un fármaco a un niño de 5 años que a un adulto de 30. Los cuerpos son totalmente distintos.
Pero, es que además a los sanitarios estudiar un máster también les va a proporcionar una ayuda extra en oposiciones. Y también en el acceso a las bolsas extraordinarios de empleo público, que convocan las diferentes Comunidades Autónomas. A estos concursos públicos con la carrera universitaria (en este caso, el grado de enfermería) no va a ser suficiente. ¡Para nada! Se va a necesitar una formación académica extra, que le sirva para sumar nota en oposiciones.
Una formación continuada en sanidad
Una formación continuada en el ámbito sanitario es fundamental. Sin ir más lejos, en el acceso a la Administración Pública un máster homologado contará como mérito en el baremo de oposiciones. Es decir, si eres enfermero y decides estudiar un máster en una especialidad concreta, podrás añadir puntos adicionales a tu nota de oposiciones (a la nota del examen), por lo que tendrás más oportunidades para conseguir esa plaza tan ansiada. Importante, ¿verdad?
Asimismo, continuar con los estudios es siempre una sabia decisión. Ya sea solo por el placer de seguir estudiando. Y es que en una carrera universitaria como es enfermería, la vocación es importantísima. Y, normalmente, la gran mayoría de estos profesionales optan por estudiar enfermería por una decisión firme: porque les gusta y quieren hacer su trabajo de la mejor forma posible. Por ello, no es de extrañar que muchos sigan estudiando por puro hobbie.
Finalmente, una formación extra en enfermería pediátrica va a resultar muy útil, por ejemplo, para especializarse en aspectos concretos: tipos de pacientes por edad, tipos de enfermedades y/o trastornos, psicología infantil, urgencias pediátricas, tipos de tratamientos, técnicas o aparatos médicos… la lista es infinita. Y, por consiguiente, una preparación adecuada y especializada es muy importante.
Como hemos podido ver, la enfermería pediátrica es la enfermería especializada en el cuidado de la salud de los niños. Una rama de la enfermería cuyos profesionales, además de unos conocimientos especializados en pacientes pediátricos, van a presentar una serie de competencias sociales para llevar a cabo una atención extra tanto con pacientes como con sus familias. Una especialidad de la enfermería, imprescindible en cualquier sistema de salud.
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