Vivir en la gran ciudad tiene importantes beneficios: siempre hay algo que hacer, un lugar al que ir y nunca falta un recinto donde realizar la compra. Sin embargo también tiene muchos efectos negativos, como por ejemplo vivir en un entorno repleto de coches y otros elementos contaminantes que a su vez entrañan numerosos riesgos para salud.
Una mayor probabilidad de padecer asma, desarrollo de alergias e influencia negativa en el embarazo. Estos son sólo algunos de los efectos que tiene la contaminación sobre la vida de las personas. Ahora un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona, ISGlobal, y entidades sanitarias alemanas han encontrado otra consecuencia: la presencia de hiperactividad y otros trastornos de déficit de atención en adolescentes.
Problemas conductuales
Habitualmente los estudios que buscan encontrar los efectos negativos de la contaminación se centran su influencia en problemas de salud como afecciones cardíacas o respiratorias. Sin embargo pocos ponen el foco sobre el influjo de la polución en las conducta de las personas y en si puede provocar la aparición de trastornos como la hiperactividad.
En esta ocasión los investigadores quisieron comprobar si a largo plazo la contaminación podría influir en la conducta de las personas. Para ello siguieron de cerca los casos de 4.745 niños nacidos en Múnich y en zonas cercanas a esta ciudad. Dentro de esta muestra también se incluyeron otros niños de zonas rurales con poca presencia de vehículos.
Además de seguir la evolución de estos niños, los investigadores también recogieron datos sobre la media anual de elementos contaminantes en el ambiente donde vivían todos estos menores. Concretamente esta información pertenecía a tres momentos específicos dentro de la vida de cada uno de ellos: momento de su nacimiento, al cumplir los 10 años y al cumplir los 15, entrada en la adolescencia.
Contaminación e hiperactividad
Los datos confirmaron la tesis de los investigadores. Los responsables del estudio se encontraron con que los casos de hiperactividad y otros trastornos de atención se relacionaban con los menores que habían crecido en un ambiente en donde la contaminación había sido más alta. O lo que es lo mismo, los nacidos en ambientes rurales habían sido afectados en menor medida por este tipo de trastornos que los que se criaron en zonas cercanas a las grandes ciudades.
Eso sí, los investigadores han advertido de que aún se tienen que hacer más estudios en este sentido. De momento se ha encontrado la relación entre contaminación e hiperactividad, aunque no se ha encontrado el motivo por el cual la primera causa la segunda. Encontrar el germen de esta correspondencia ayudará a realizar tratamientos más efectivos contra estos trastornos durante la infancia.
Damián Montero
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