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Elara Fleitas: «Si vemos que los dientes de leche están perfectos, necesitará ortodoncia»

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La prevención de las caries, la higiene bucal desde los primeros dientes, el uso del biberón y el chupete, las comidas blandas… son temas que preocupan a los padres en relación a la salud bucodental de sus hijos. Para aclarar dudas y despejar preocupaciones, hablamos con una experta de primer nivel, la doctora Elara Fleitas Domínguez, especialista en Odontología, Medicina Oral y Periodoncia Clínica.

La doctora Fleitas ha dedicado su carrera a transformar sonrisas y mejorar la salud dental de sus pacientes, combinando la tecnología avanzada con un enfoque personalizado y humano. En esta entrevista, nos explica su visión sobre los últimos avances en ortodoncia y nos da consejos para mantener una salud bucal óptima.

Según el último «Atlas de salud bucodental en España», el 35% de los menores de seis años tiene caries. ¿Qué factores cree que contribuyen a esta alta incidencia de caries en niños pequeños?
Esta alta incidencia de padecer caries a una edad tan temprana, que significa más de un tercio de la población infantil en España, se debe a 3 factores fundamentalmente. El primero de ellos es la falta de información de los adultos; existe una creencia popular que me encuentro a diario en la clínica y es que los padres creen que los niños tienen una «segunda oportunidad» con los dientes definitivos sin que haya consecuencias por haber maltratado la dentición temporal y no pueden estar más equivocados. La naturaleza tiene razones, que muchas veces nuestra razón no comprende. El segundo de los factores es nuestro cambio en la alimentación desde los años 70. Hoy abusamos de la comida ultraprocesada, de los potitos que aguantan meses en la despensa, de las prisas y comidas preparadas, del marketing y de muchas cosas de la vida moderna, sin darnos cuenta de que todo esto tiene exceso de hidratos de carbono, azúcares y demás añadidos que nos afectan a nuestra salud general y, por supuesto, a nuestra salud bucal. Deberíamos volver un poco más a la alimentación de nuestros abuelos. 

¿Y el tercero?
El tercer y último factor es la falta de higiene dental. Este factor lo podemos dividir en; a) la técnica, materiales y productos adecuados, y b) en el hábito o frecuencia de cepillado dental. En este asunto siempre aconsejo a todas las familias que acuden a nuestra clínica con sus niños, que el ejemplo es el mejor maestro que podemos darles. A esta edad, los padres somos los ídolos de nuestros hijos y todo lo que les digamos o hagamos como rutina, lo van a incorporar mucho mejor a esta edad, que cuando entren en la temida «edad del pavo». Hay que aprovechar esta ventana de crecimiento de nuestros niños para construir unos pilares sólidos de educación, salud y cuidado, para que, cuando crezcan, siempre les resulte más fácil continuar con ellos. Si nuestros hijos nos ven que nosotros tenemos una alimentación saludable y unos hábitos de higiene dental adecuados, ellos los incorporarán de manera pasiva en sus rutinas. Recuerden que no importa lo que les digamos, ellos nos observan todo el rato.

¿Cómo podemos prevenir las caries en los menores de seis años?
Debemos leer más las etiquetas de información nutricional e ingredientes de los productos que les damos. Hay más azúcares de lo que pensamos en todos los productos y no necesitamos tanto azúcar en nuestra dieta. Cepillarles nosotros, los padres, los dientes, mínimo 2 veces al día, desde la aparición del primer diente. Entiendo que pueda caer como una loza esto que digo porque son muchas cosas las que tenemos que hacer por ellos, pero si un niño no es capaz de atarse los cordones él sólo porque no tiene adquirida la motricidad fina para esto, tampoco la tiene aún para hacerse un correcto cepillado dental, es cuestión de madurez y desarrollo. Por eso, al menos hasta los 8 años, debemos ser los padres quienes nos ocupemos de lavarles los dientes de la manera adecuada y efectiva, con un cepillo dental infantil de entrenamiento, con pastas fluoradas acorde a su edad y al menos durante 2 minutos.

¿Otra recomendación a tener en cuenta?
Evitar o reducir las veces que compartimos los cubiertos con ellos, las veces que probamos su comida para ver si la temperatura es adecuada o las veces que limpiamos con nuestra saliva un chupete, por ejemplo. Se sabe que la bacteria principal causante de la caries es el streptococcus mutans y se ha demostrado que esta bacteria comienza a habitar en nuestra boca a partir de la erupción del primer molar permanente, que es en torno a los 6 años. Por lo tanto, cuando encontramos caries en edades tempranas sabemos que se deben a una colonización prematura de esta bacteria por transmisión de un adulto a través de su saliva. Si ya tenemos esta transmisión temprana y no controlamos la higiene dental en niños, el resultado va a ser irremediablemente la aparición de caries.

En su experiencia, ¿qué importancia tiene la educación temprana en higiene bucodental para prevenir una futura ortodoncia?
Es lo más importante. Es como tener un apasionado profesor de matemáticas un día que tienes toda la concentración disponible para la lección. Una vez atendida y entendida, ¡no tienes nada que estudiar para el examen! Los niños son esos estudiantes motivados dispuestos a absorber todo como esponjas. Lo que les logremos inculcar, con el ejemplo, en sus hábitos, no tendremos que enseñárselo más, lo tendrán integrado y lo replicarán toda la vida. Igual que aprenden a vestirse o a ducharse solos. Es algo que les enseñamos y ya lo hacen de manera automática hasta la edad adulta.

¿Qué hacer para mantener una buena salud bucodental desde una edad temprana?
Empezar desde el primer diente. Cuanto antes normalicen que les limpiemos los dientes, antes lo aplicarán. Al principio lo haremos con un dedal de silicona o una gasa, de manera suave, casi como un masaje para no hacerles daño y no generar rechazo. A medida que van creciendo, les sentamos en el baño frente al espejo mientras nos cepillamos los dientes nosotros, enseguida les entrará la curiosidad y querrán hacerlo ellos. A continuación, les cepillamos nosotros suavemente y repetir esto cada día. La constancia es el éxito. Elegir el cepillo y pastas fluoradas adecuado a cada edad. Como decía, desde el primer diente hasta el año aproximadamente, usaremos un dedal de silicona o gasa. A partir del año hasta los 2 años, empezaremos a utilizar un cepillo dental, que idealmente ha de ser con el mango ancho y largo para que lo agarremos nosotros y ellos lo agarren más adelante para ir adquiriendo el movimiento de la muñeca en su mano. El cabezal del cepillo ha de ser pequeño y preferiblemente redondo. Desde los 2 a los 6 años utilizaremos un cepillo de dientes infantil con mango ancho para que les sea más fácil entrenar el agarre y la motricidad fina, aunque no necesariamente largo porque a esta edad empezaremos a dejarles que, después de cepillarles nosotros los dientes, ellos repasen el cepillado y vayan entrenando. A esta edad, el cabezal ha de ser un poco más grande y alargado. A partir de los 6 años ya pueden utilizar cepillos de dientes de adultos. Utilizaremos pastas fluoradas de hasta 500ppm en niños hasta los 12-18 meses, de 500-1000ppm de flúor en niños desde 12-18 meses hasta 2 años, desde los 2 a los 6 años utilizaremos pastas de 1000-1500ppm de flúor y a partir de los 6 años pueden usar pastas con flúor como en los adultos, a partir de 1500ppm.

¿Cómo pueden los padres identificar precozmente problemas bucodentales en sus hijos que podrían necesitar ortodoncia en el futuro?
Deberíamos sospechar que algo no está yendo del todo bien y debemos consultar con un especialista para confirmar o descartar problemas en la forma, tamaño, posición o función de maxilares y dientes, si notamos que nuestro hijo tiene problemas en la pronunciación más allá de los 6 años, si observamos que nuestro hijo pasa más de la mitad del día respirando por la boca o con la boca abierta, si vemos que al comer, nuestro hijo siempre tiene el bolo alimenticio en el mismo lado del cachete, si le observamos con la boca cerrada y las paletas no son capaces de sellar la mordida cuando juntan las muelas, o si vemos que los dientes de leche de nuestros hijos están todos rectos y pegaditos, o lo que sería aún peor, si hay apiñamiento en los dientes de leche, hay que ir haciéndose a la idea de que el niño necesitará un tratamiento de ortodoncia. A pesar de estos indicios, lo mejor será siempre, acudir a un ortodoncista especialista en ortopedia infantil a los 6 años de edad o antes, para que haga una valoración de la erupción dental y posición de los maxilares. Nosotros sabremos aconsejarte si es preciso tratar a los niños de manera precoz, realizar rehabilitación neuro-oclusal o bien esperar a que todos los dientes permanentes hayan salido, que no es esta última la mejor opción para todos los niños. Cada caso necesita ser valorado individualmente.

¿Qué papel juegan los hábitos alimenticios en la salud bucodental infantil y cómo pueden influir en la necesidad futura de ortodoncia?
Tenemos que volver a lo clásico. La comida ha de ser rígida y fibrosa para el desarrollo de la musculatura facial, para el desarrollo de los maxilares, para estimular el ligamento periodontal de los dientes y para favorecer y facilitar el recambio de dientes de leche. Una alimentación mayoritariamente blanda va a favorecer una musculatura más laxa que hará que los niños tiendan a mantener la boca entreabierta y por este motivo, los dientes tenderán a salirse de los labios, el paladar tendrá una forma estrecha y profunda porque la lengua tendrá una posición baja y podría desencadenar en defectos del crecimiento y desarrollo, que obligará a un tratamiento de ortodoncia y ortopedia más pronto que tarde. Otra de las consecuencias directas de malos hábitos alimenticios será la aparición de caries en dientes de leche. Estas van a afectar a la estructura del diente, menguando su tamaño y/o posición y esto, irremediablemente afectará a la erupción de los dientes permanentes, que, al no tener el espacio respetado, erupcionaran mal colocados y nos obligará a realizar un tratamiento de ortodoncia para corregir esta posición.

¿Se puede evitar o reducir la necesidad de ortodoncia en el futuro?
Si detectamos pequeñas caries en dientes de leche, podemos tratarlas con rapidez, para que la estructura del diente de leche y el espacio, se respete lo máximo posible y así los dientes permanentes tendrán su espacio para erupcionar. Así que eso que has oído de «no hay que empastar los dientes de leche porque se van a caer» es un error garrafal porque tendrá consecuencias en los dientes permanentes. Por otro lado, si detectamos precozmente, hábitos disfuncionales como, respirar por la boca, tragar como los bebés pasados los 18 meses (interponiendo la lengua entre los bordes de los incisivos y no en la parte alta del paladar, como debería ocurrir), masticar sólo por un lado, entre otros, y los tratamos de forma precoz, podemos corregir, no sólo el problema inmediato, sino que conseguimos restablecer las correctas funciones de la respiración, deglución, musculatura y los maxilares, consiguiendo que el niño siga su crecimiento de manera simétrica y desarrolle sus huesos y su cara de forma correcta. Este cambio que afecta tanto a la cara y posterior desarrollo de la correcta respiración y deglución, sólo es posible conseguirlo en la edad infantil, después será tarde y podremos no conseguir todos estos objetivos. Muchas veces incluso, serán necesarias intervenciones quirúrgicas para corregir las desviaciones de los huesos que no crecieron bien en la infancia.

¿Cuáles son los primeros signos que indican que un niño podría necesitar ortodoncia en el futuro?
El primero de todos, que será sencillo de ver, es que la dentición de leche no tenga espacios. Los niños con dientes de leche han de tener espacios. Si vemos los dientes de nuestros hijos perfectos y juntos, probablemente tengamos que ir haciendo la hucha para el ortodoncista. Otro signo importante es la perpetuación de hábitos de succión más allá de los 3 años. Me refiero al uso del chupete, biberón o el hábito de chuparse el dedo. Los 3 años es una línea roja que debemos procurar no pasar porque puede ser el origen de malformaciones del maxilar, la mandíbula, la posición de los dientes en una edad muy temprana, que dará como consecuencias problemas mayores y más difíciles de solucionar más adelante.

¿Con qué frecuencia hay que llevar a los niños al dentista?
Lo ideal es que empecemos con las visitas al odontopediatra con la erupción del primer diente. Esta visita, si elegimos al profesional adecuado, será más bien informativa para ofrecer a los padres la información adecuada y necesaria para comenzar con los cuidados dentales, hábitos alimenticios, selección del chupete y tetinas de biberón correctos, etc. Es muy raro que algún bebé necesite algún tratamiento a esta edad. A partir de ahí, será el profesional el que establezca el riesgo de caries prematura infantil y recomendará la regularidad con la que tiene que acudir la familia a revisiones.

¿A qué edad debemos realizar la primera visita?
En cuanto a la cita con el ortodoncista especialista en ortopedia infantil, no demorarla más allá de los 9 años, siendo a los 6 años la edad ideal. En esta visita se determinará si el niño necesita un tratamiento precoz o sólo acudir a controles de erupción e higiene. En nuestra clínica Ortodoncia Dra. Fleitas realizamos un protocolo de control y mantenimiento en el que enseñamos a las familias las correctas técnicas de higiene para el niño y desde la primera visita les damos la información necesaria del riesgo de caries o de tratamiento ortopédico en un futuro. Si determinamos que el niño necesita el tratamiento lo antes posible, antes establecemos unas citas de desensibilización a los niños que padecen más ansiedad o miedo al dentista y establecemos un plan para, en el tiempo adecuado para cada niño (y respetando siempre los tiempos de los niños), comenzar el tratamiento de ortopedia y ortodoncia, si fuese necesario. No nos gusta (y creemos que no es beneficioso para los niños) el «aquí te pillo, aquí te mato». Muchas veces los niños necesitan un tratamiento precoz, pero psicológicamente no están preparados. Es en estos casos en los que realizamos el plan de desensibilización previo al tratamiento. Este plan, adecuado a cada caso, no nos ha llevado nunca a más de 6 meses para iniciar con calma el tratamiento. Yo, como madre, querría que a mis hijos los tratasen (cuando no es una urgencia), de manera calmada y cuando ellos estén preparados.

¿Qué consejos puede ofrecer a los padres para asegurar que sus hijos mantengan una salud bucodental óptima a lo largo de su crecimiento y desarrollo?
El mejor consejo que podría darles es que busquen al profesional adecuado. Busquen y pidan la información sobre qué especialidad y experiencia tiene el profesional que va a tratar a sus hijos. Es mejor siempre prevenir, que tratar cuando el daño está hecho. El segundo mejor consejo que puedo darles es que el 80% de los tratamientos de odontología en niños y en adultos se podrían evitar si los pacientes tuvieran una correcta y constante higiene dental. Vale la pena invertir nuestro tiempo en ellos ahora para cuidarles e inculcarles unos correctos hábitos de higiene dental para que puedan llegar a los 90 años con todos sus dientes, cosa que, afortunadamente, cada vez vemos más los odontólogos.

Marisol Nuevo Espín

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