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Edificios sanos según la OMS: 9 criterios de calificación

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La Universidad de Harvard ha identificado los 9 factores que hacen que un edificio sea calificado como ‘sano’: calidad de aire, ventilación, temperatura, humedad, polvo y plagas, seguridad y protección, calidad de agua, ruido, luz y vistas. Tanto los edificios de oficinas como los centros escolares están obligados a cumplir el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios) que obliga a cumplir unas exigencias miínimas de ventilacioón y calidad de aire interior, ya que la simple ventilación por apertura manual de las ventanas no garantiza los niveles adecuados de calidad de aire interior.

«Es muy importante que los colegios y escuelas sean ‘edificios sanos’ porque los efectos nocivos de la contaminaciín en la salud de los niños alcanzan también al interior de los colegios. Para más de 6,5 millones de niños en España, el tiempo que pasan en el colegio es también un tiempo de un crecimiento físico rápido, cambios hormonales, aprendizaje intenso y un desarrollo neurológico y social», destaca Paulino Pastor, director general de la consultora Ambisalud, especializada en calidad del aire interior.

La calidad del aire en los interiores ha sido objeto de estudio por el informe de la Organización Mundial de Salud (OMS) de 2018 Contaminación atmosférica y salud infantil. Entre sus principales conclusiones destaca que la exposición a la contaminación atmosférica es una grave amenaza para la salud de las personas y especialmente para la salud infantil. Esta exposición a la contaminación atmosférica ha sido la responsable de 3,8 millones de muertes prematuras en 2016, incluidas más de 400.000 de menores de 5 años. Solo en España se estima que hay un 12% de la población infantil que sufre asma, segín datos recogidos en la revista científica de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) (2).

Los 9 factores necesarios para un edificio ‘sano’

La Universidad de Harvard ha identificado los 9 factores que hacen que un edificio sea calificado como sano. En concreto son los referentes a la calidad de aire, ventilación, temperatura, humedad, polvo y control de plagas, seguridad y protección, calidad de agua, ruido, luz y vistas. Además de un diseño que fomente la actividad y la obvia prohibición de fumar.

El problema es que en España muchos colegios deben instalar sistemas de acondicionamiento de aire (prácticamente la totalidad). Los centros escolares tienen la obligación de disponer de un sistema de ventilación que garantice unos niveles de calidad de aire exigidos, y aporte el suficiente caudal de aire exterior que evite la formación de elevadas concentraciones de contaminantes. La simple ventilación por apertura manual de las ventanas no puede garantizar los niveles adecuados de calidad de aire interior.

Para Paulino Pastor, que también es presidente de FEDECAI, la federación que agrupa las asociaciones de empresas y profesionales expertos en calidad ambiental en interiores, «es fundamental tener en cuenta que los niños pasan la mayor parte de su tiempo en los colegios y la importancia que cobra la calidad de aire interior en las aulas de enseñanza. De esta forma, el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, Real Decreto 1027/2007) obliga a que las aulas de enseñanza cumplan unas exigencias mínimas de ventilación y de calidad del aire interior. Esto es aplicable tanto a los colegios y edificios de nueva construcción como a las reformas de instalaciones térmicas en los edificios ya existentes».

Así afecta la calidad del aire a los niños

Los niños son más vulnerables al tener los pulmones, los órganos y el cerebro todavía en proceso de desarrollo. Respiran más rápidamente que los adultos, aspirando más aire y por tanto inhalan mayores niveles de contaminación. Además, su baja estatura provoca que vivan más cerca del suelo, donde algunos contaminantes alcanzan concentraciones máximas.

En su informe, la OMS enumera y detalla una serie de problemas derivados de la contaminación que pueden afectar a los niños durante su desarrollo entre los que figuran resultados adversos del parto, mortalidad infantil, desarrollo neuronal, obesidad, infecciones respiratorias IRVB (incluida la neumonía), asma, otitis media o incluso cáncer infantil.

Estos posibles trastornos señalan que la contaminación influye a los niños desde sus primeros años de vida, empezando en el embarazo. Por esta razón, es necesario invertir en la salud de los niños mediante acciones para mejorar su entorno y reducir su exposición a contaminantes. Esta ventana de tiempo ofrece una gran oportunidad: precisamente por el hecho de que los niños son los más vulnerables y sensibles a la influencia medioambiental en sus primeros años, las acciones de mejora de calidad del aire pueden dar lugar a inmensos beneficios para su salud presente y futura.

Chloé Gutiérrez

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