Siempre es mejor una sonrisa que un ceño fruncido. Estar alegre es una mejor opción que enfadarse por múltiples motivos: se ve la vida de una forma más feliz, se disfruta más de cada momento y también se duerme mejor. Siempre se ha dicho que irse a la cama enfurruñado no es recomendable, y ahora un grupo de científicos demuestra que esto es verdad.
Tal y como se indica en un estudio publicado en la revista Natura Communications quienes marchan a la cama tienen una tal probabilidad de no descansar tan bien como aquellos que se iban a dormir con buenos pensamientos.
Influencia de pensamientos negativos
Los investigadores de la Universidad de Beijing Normal, China, partieron de la hipótesis de que el cerebro humano tiende a afianzar recuerdos negativos durante la noche. Es decir, aquellos que se van enfadados a la cama siguen manifestando en su mente aquellos acontecimientos que habían provocado su estado emocional y les era más duro conciliar el sueño.
Para demostrar esta hipótesis sometieron a 73 estudiantes de este centro a dos tipos de pruebas. La primera de ella fue asociar rostros inexpresivos con imágenes de cierta crudeza como personas heridas, niños llorando y otras fotografías que hicieran surgir en ellos un pensamiento negativo. La segunda parte de este estudio obligaba a estos pacientes a volver a enfrentarse a las caras sin ninguna expresión para comprobar si su cerebro seguía recordado los sentimientos de las imágenes inquietantes.
Esta segunda parte se realizaba en dos tandas. La primera de ellas a la media hora después de haberlas visto y la otra 24 horas después de haberse realizado esta tarea. La finalidad era ver cómo el cerebro había reaccionado ante estas imágenes provocadoras de sentimientos negativos y si había asimilado estas fotografías como un recuerdo negativo.
La negatividad afecta en la cama
Los resultados de este estudio demostraron que tras media hora el cerebro había demostrado haber superado estas imágenes negativas y por el contrario si se dejaba pasar un día, la mente había afianzado estos recuerdos. ¿El motivo? Los investigadores explican que en la primera situación el cerebro de los estudiantes tras 30 minutos de reposo, debían someterse a otra prueba haciendo que el hipocampo, centro de la memoria, trabajase más.
Sin embargo, tras 24 horas el cerebro había afianzado mejor estos recuerdos negativos porque el hipocampo no había estado tan activo y estos pensamientos se habían distribuido por toda la corteza cerebral. O lo que es lo mismo, irse a la cama tras una experiencia que altere a la persona, la mente de este tiende a interiorizar estas sensaciones si no se pone en marcha el hipocampo en situaciones más felices.
En caso de que alguien se marche a la cama enfadado, su cerebro afianza estos recuerdos negativos, lo cual hace aparecer en ellos una sensación de congoja que impide alcanzar un sueño reparador. Además, el hecho de que la mente de estas personas afiance estos pensamientos hace que a la mañana siguiente el carácter también amanezca agrio y estos recuerdos sean más difíciles de olvidar.
A la cama con buen humor
En este punto los investigadores recuerdan la necesidad de irse a la cama con una sonrisa en la boca. Para lo recomendable es que en el caso de que haya habido una discusión, las personas deben dialogar, tratar de resolver estas diferencias y hacer lo posible porque nazca una sonrisa en sus bocas para evitar que estos pensamientos se interioricen.
De esta forma se conseguirá evitar que estos sentimientos se graben en sus cerebros y que sus mentes trabajen durante la noche con estos pensamientos haciendo que el descanso sea más difícil de conseguir.
Damián Montero
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