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Dormir bien: clave para el bienestar y desarrollo de los niños 

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El sueño es una parte fundamental de nuestra vida y desempeña una función biológica esencial. Durante el descanso, el cerebro se reorganiza y consolida los aprendizajes. Sin embargo, actualmente, el 48% de la población española y el 25% de los niños no logran un sueño de calidad.

Un adulto necesita entre 7 y 8 horas de sueño diarias, mientras que los niños requieren entre 10 y 13 horas. Durante el sueño, y especialmente en la infancia, cuando los niños están en pleno desarrollo cognitivo y emocional, el cerebro reorganiza y consolida los aprendizajes, además de potenciar funciones cognitivas superiores como la memoria, la atención y la creatividad. Es durante el sueño cuando se generan la mayor cantidad de conexiones neuronales en el cerebro infantil. La falta de sueño en los niños puede afectar negativamente su desarrollo neuronal y causar inestabilidad emocional, irritabilidad, ansiedad, estrés y problemas de aprendizaje. Además, el déficit de sueño también se relaciona con problemas de conducta.

Por eso, es fundamental promover hábitos de sueño saludables desde una edad temprana. Para garantizar un buen descanso, se aconseja establecer y mantener una rutina nocturna. Evitar el uso de pantallas electrónicas antes de acostarse y crear un entorno seguro y tranquilo, como leer un cuento o usar peluches, puede ayudar a los niños a relajarse y prepararse para dormir.

Durante las últimas dos décadas los hospitales han ido incorporando áreas especializadas en el estudio y tratamiento de los trastornos del sueño y otros problemas relacionados: los médicos del sueño. Estos especialistas emplean diversas metodologías para abordar los trastornos del sueño de manera efectiva. Se han desarrollado distintas técnicas de entrenamiento del sueño que ayudan a los niños a aprender a dormir de manera autónoma y a desarrollar un patrón de sueño saludable. 

Los expertos enfatizan la importancia de establecer rutinas constantes y consistentes, además de evitar asociaciones negativas a la hora de ir a la cama y asegurarse de que haya un entorno adecuado para el descanso. Estás técnicas buscan no sólo mejorar la calidad de sueño, si no también favorecer al desarrollo emocional y cognitivo de los niños, que se produce especialmente por la noche. Adoptar esta serie de consejos puede ser crucial para garantizar que tanto los adultos como los niños obtengan el descanso necesario  para el bienestar y el desarrollo saludable. 

El sueño es un componente vital de nuestra salud y desarrollo. Con el aumento de los problemas de sueño en la población, es fundamental fomentar buenos hábitos desde una edad temprana y recurrir a metodologías probadas para asegurar que todos, especialmente los niños, puedan beneficiarse de un sueño reparador y saludable.

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