Desde hace varias semanas, el mundo entero mira constantemente a Roma preocupado por la salud del Papa Francisco. Se organizan rosarios colectivos para rezar por él. Y esperamos atentos las noticias de los médicos.
En la familia, como ocurre ahora alrededor del Papa Francisco, la enfermedad de cualquiera de sus miembros muestra el amor tan grande que tenemos por los demás, por eso nos unimos, nos preocupamos, se convierte en lo más importante para nosotros esos días.
No podemos evitar el dolor y la enfermedad, pero sí podemos gestionar cómo le hacemos frente. Por eso es tan importante que no apartemos a nuestros hijos de esta dura realidad que forma parte natural de su vida.
1. La vida está compuesta de momentos buenos y malos
La vida tiene altos y bajos y nadie puede ahorrarnos los momentos de sufrimiento, ni de enfermedad, ni de dolor. Pero las penas compartidas en familia son menos penas. Por eso, acompañar al otro cuando sufre y sentirnos acompañados cuando sufrimos son cosas fundamentales como familia.
2. El dolor y la enfermedad son injustos, pero son
Tenemos que explicar a los hijos que no todo lo que nos ocurre es justo o merecido y que tampoco hay siempre una razón o un culpable detrás de la enfermedad. A veces, simplemente ocurre. Ayudar a los niños a entenderlo les hará enfocarse en lo que sí pueden controlar: su actitud ante la adversidad.
3. El valor de las personas no depende de que estén sanas
Vivimos en una sociedad que premia la productividad y la utilidad, pero el amor y la dignidad de una persona no dependen de su salud. Todos merecemos respeto y cariño, independientemente de nuestra condición.
4. No hay que esconder la enfermedad a los niños
Si intentamos ocultar la enfermedad, estamos escondiendo también a los enfermos y corremos el riesgo de que los niños sientan miedo o desconcierto. Necesitan saber que el dolor existe y que son un gran consuelo para la familia, y quitarles la oportunidad de acompañar a un ser querido enfermo es quitarles la empatía y la compasión.
5. Cuando un niño enferma, está aprendiendo mucho
Aunque nadie quiere que sus hijos sufran, las dificultades pueden hacerles crecer en entrega, en capacidad para superar la adversidad, en fortaleza y templanza y en valorar más su salud cuando la tengan.
6. La familia es la mejor medicina en la enfermedad
La familia no cura, pero acompaña. La familia no resuelve los problemas, pero los aligera. La familia no quita el dolor, pero lo hace más llevadero. No podemos curar el dolor de nuestros seres queridos, pero sí podemos darles nuestro cariño. Saber que no están solos les dará fuerzas para seguir adelante.