La salud y el bienestar se han convertido en prioridades clave en la vida moderna, y con ello ha surgido un aumento en la conciencia sobre la importancia del movimiento. Sin embargo, a menudo se utilizan indistintamente los términos «actividad física» y «ejercicio», generando confusión sobre sus significados precisos.
Actividad física: más que un entrenamiento planificado
La actividad física se refiere a cualquier movimiento del cuerpo que requiera gasto de energía. Esto incluye una amplia gama de actividades, desde caminar hasta el propio trabajo si es físico, subir escaleras, bailar, hacer las tareas domésticas, jugar con los niños o pasear al perro. En resumen, cualquier forma de movimiento que implique movimiento corporal cuenta como actividad física.
Lo crucial de la actividad física es que no tiene que ser estructurada ni planificada. Puede integrarse de forma natural en la vida diaria y adaptarse a las preferencias y necesidades individuales. Incluso las actividades aparentemente simples, como limpiar la casa o trabajar en el jardín, pueden contribuir a aumentar la cantidad total de actividad física que realizamos.
Ejercicio: actividad física con propósito y estructura
Por otro lado, el ejercicio es una forma específica y planificada de actividad física realizada con el propósito de mejorar o mantener la aptitud física. A menudo implica actividades repetitivas y estructuradas diseñadas para fortalecer músculos específicos, mejorar la resistencia cardiovascular, aumentar la flexibilidad o mejorar la coordinación y el equilibrio.
El ejercicio puede incluir una amplia variedad de actividades, desde correr en una cinta de correr y levantar pesas en el gimnasio hasta practicar yoga, nadar, montar en bicicleta o hacer fitness. Lo importante es que el ejercicio tiene un objetivo específico y generalmente se realiza con una frecuencia y duración establecidas para alcanzar ese objetivo.
¿Cuál es la diferencia clave?
La diferencia clave entre la actividad física y el ejercicio radica en la intención y la estructura. Mientras que la actividad física abarca cualquier forma de movimiento del cuerpo, ya sea planificada o no, el ejercicio se refiere específicamente a la actividad física realizada con el propósito de mejorar o mantener la aptitud física.
Cómo integrar actividad física y ejercicio en tu rutina diaria
Para obtener los máximos beneficios para la salud, es importante integrar tanto la actividad física como el ejercicio en tu rutina diaria. Esto puede implicar encontrar formas de moverte más durante el día, como caminar o usar las escaleras en lugar del ascensor, así como dedicar tiempo regularmente a actividades estructuradas de ejercicio para mejorar tu fuerza, resistencia y flexibilidad.
Al encontrar un equilibrio entre la actividad física y el ejercicio, puedes disfrutar de una vida más activa y saludable mientras trabajas hacia tus objetivos de salud y bienestar a largo plazo. Lo más importante es encontrar actividades que disfrutes y que se adapten a tu estilo de vida y preferencias individuales.
Marisol Nuevo Espín
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