¿Alguna vez te has fijado en que tu hijo actúa reiteradamente de una determinada forma, peculiar, en circunstancias específicas? ¿Has notado que repite un patrón a la hora de realizar determinadas actividades? ¿Hay ciertas cosas que nunca puede pasar por alto, como por ejemplo lavarse varias veces las manos?
Quizás esta actitud que pensaste que solo era «cosa de niños» puede tener detrás un trastorno obsesivo compulsivo, TOC. Este tipo de trastornos están marcados por la necesidad del sujeto de repetir acciones o ideas en determinadas circunstancias. En caso de que no se ejecuten, en ellos aparece la sensación de que todo va mal.
Confusión con juegos
Los pediatras calculan que los TOC solo afectan a un 1% de los niños. Aunque este número podría ser mayor ya que pocas familias acuden al especialista tras observar algunos comportamientos en sus hijos. Por un lado existe la vergüenza de que salga a la luz que el pequeño tiene esta forma rara de actuar. Por otro lado, los TOC son confundidos por muchos padres con un juego que se ha inventado el niño. Por este motivo los adultos dejan que sus hijos se comporten de este modo, haciendo prolongar esta actitud en el tiempo lo que provoca que sea más difícil corregir este problema.
Obsesiones y compulsiones
No todos los TOC son iguales. De hecho los pediatras distinguen entre dos tipos, las obsesiones y las compulsiones. Estos son algunos ejemplos de cada uno de estos grupos:
Obsesiones:
– Suciedad. El niño piensa constantemente que puede caer enfermo por la suciedad que impera en el ambiente como por ejemplo con determinadas comidas.
– Miedo a dañarse y muerte. Esta obsesión destaca especialmente cuando los niños se quedan solos en casa y piensan que la ausencia de sus padres puede ocasionarle algún mal.
– Simetría. En este caso los niños deben tenerlo todo ordenado bajo unas circunstancias específicas, en caso de «desorden», aparece en ellos una angustia.
Compulsiones:
– Lavado. El niño cree que siempre está sucio y por ello se limpia constantemente. Un ejemplo es el constante lavado de manos o dientes provocando algunos problemas como por ejemplo la caída de parte de la piel por el frotado continuo.
– Repetición y comprobación. La preocupación porque todo esté bien lleva a los niños a vigilarlo todo. Por ejemplo levantarse durante la noche para comprobar que sus padres están bien o que su cuarto sigue ordenado de la forma en la que él lo dejo.
Detectar el TOC
Los pediatras indican que para detectar un TOC los padres deben centrarse en la actitud de los más pequeños y vigilar si existe alguna de estas características:
– Las ideas obsesivas o las compulsiones deben repetirse a lo largo de todos los días, durante un período de por lo menos dos semanas.
– Las obsesiones o compulsiones producen malestar importante en el niño que las padece, o bien interfieren significativamente en sus actividades diarias debido al tiempo que consumen.
Para tratar los TOC las terapias deben adaptarse a las características de cada niño. Se han de valorar la naturaleza, gravedad, frecuencia e intensidad de los síntomas antes mencionados Al mismo tiempo hay que tener en cuenta el nivel de desarrollo del niño y el impacto que el trastorno pueda tener en la vida diaria del paciente y de la familia.
Los pediatras recuerdan que existen dos tipos de tratamiento demostrados como eficaces para paliar obsesiones y compulsiones: la terapia cognitivo-conductual y el tratamiento con medicamentos antidepresivos (principalmente inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina). Otras terapias pueden ayudar a tratar aspectos asociados al trastorno obsesivo compulsivo.
Damián Montero
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