El sedentarismo es uno de los grandes problemas de la actualidad. Y es que el actual ritmo de vida hace casi imposible que no se pasen demasiadas horas estando sentado. Ya sea por la vida académica, o por actividades extraescolares, la actividad física se reduce. A esto hay que añadir una nueva forma de ocio que pasa por estar demasiadas horas frente a la pantalla.
Y, como ya se sabe, el sedentarismo tiene efectos negativos en el desarrollo de los hijos. Así lo recuerdan desde e Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, entidad desde la que recuerdan que no estamos hechos para estar sentados y que nuestros huesos, músculos y ligamentos deben moverse para ganar en salud, y que lo contrario resta calidad a nuestro bienestar.
Moverse frente al sedentarismo
El juego y el movimiento son necesarios para un correcto desarrollo. Son las propias familias y las escuelas, sobre todo en la época más primaria, desde donde se debería incidir de una manera especial para que esa evolución positiva se siga manteniendo. En casa, los progenitores deben dar ejemplo y aprovechar aquellos momentos de ocio para mantenerse activos en familia. Actividades en las que desplazarse andando o en bicicleta, por ejemplo, resulte divertido y se aproveche para compartir.
Es especialmente preocupante cuando al fijarse en las cifras de la población infantojuvenil. Los niños y adolescentes españoles de entre 9 y 17 años son más sedentarios que las generaciones anteriores, sobre todo tras la pandemia. Las restricciones que todos sufrimos a lo largo de los años del confinamiento han cambiado la manera de interactuar de los niños y jóvenes. El comunicarse a través de las pantallas e incluso jugar de manera interactiva ha ido dejando los espacios de juego al aire libre, más vacíos.
¿Qué hacer frente al sedentarismo?
El sedentarismo no es un buen acompañante, por ello desde la Fundación del Corazón se dan los siguientes consejos para asegurar la actividad física:
– Intentar caminar durante 30 minutos al día de forma continua. Para ello, nada mejor que aprovechar los parques cercanos a casa.
– Que la familia organice los desplazamientos caminando, siempre que se pueda.
– Elegir siempre las escaleras frente al ascensor
– Formar grupos con otras familias para organizar visitas, excursiones, senderismo o cualquier otro tipo de actividades recreativas que impliquen desplazamientos.
– Aprovechar el momento que se dedica a las labores domésticas y que implican un esfuerzo que puede ser muy beneficioso.
– Poner un poco de música en casa y dejarse llevar por el ritmo.
Damián Montero
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