La unión de una familia es para siempre. Aunque pueda pensarse que en el momento en el que un niño se convierte en adulto esta relación se termina, y en algunos casos es así, en otros el vínculo se extiende durante toda la vida. De hecho hay situaciones en las que el rol de cuidador se cambia y es el hijo quien termina haciéndose cargo de sus padres como consecuencia de algún problema grave de salud como es el Alzhéimer.
Una labor que si bien se hace con mucho gusto, puede llegar a saturar dada la responsabilidad que supone cuidar de una persona mayor en estas circunstancias. Por este motivo, entidades como la Fundación Pasqual Maragall ofrecen una serie de consejos para quienes tengan a su cargo a enfermos de Alzhéimer y evitar que la situación termine por saturarlos.
El síndrome del cuidador
Tal y como explican desde esta fundación en España el 90% de los enfermos de Alzheimer viven con un familiar, que se convierte en su cuidador principal. Quienes se hacen cargo de estos enfermos dedican unas 15 horas diarias a estas labores. Un tiempo que se va incrementando conforme la enfermedad avanzada, toda esta dedicación termina por hacer que las fuerzas del individuo flaqueen
A esta situación se la denomina como síndrome de sobrecarga del cuidador o síndrome del cuidador ‘quemado’. Este concepto se refiere al estado de agotamiento, tanto emocional como físico, que experimentan las personas que dedican gran parte de su tiempo a cuidar a una persona dependiente. A ello hay que añadir el agravante emocional de sentir cómo la persona con Alzhéimer se va apagando.
Los principales síntomas del síndrome de sobrecarga del cuidador son:
– Cansancio persistente
– Problemas de sueño
– Disminución o abandono de las aficiones
– Desinterés por vivir nuevas experiencias
– Irritabilidad elevada
– Dolores o molestias sin tener ningún problema de salud aparente
– Aislamiento social
– Niveles altos de ansiedad o estrés
Enfrentar el síndrome del cuidador quemado
Los especialistas de esta fundación recomiendan a quienes decidan cuidar de su familiar con Alzhéimer que en primer lugar conozcan la enfermedad a fondo. Para ello nada mejor que hablar con los especialistas que traten a la persona afectada para saber qué les espera por delante. También es fundamental encontrar apoyo tanto de los mismos familiares, como de otros en esta situación.
De hecho, los grupos de apoyo se posicionan como una de las mejores herramientas para afrontar la enfermedad de un familiar y hacerse cargo de ellas. Estos son algunos de sus beneficios:
– Permiten conocer bien la enfermedad y su evolución, a través de las experiencias de otras, y aceptar la realidad de cada momento
– Comprender los síntomas y los cambios de conducta que generan en el afectado
– Aprender a cómo comunicarse con el enfermo
– Saber cómo encontrar espacios para uno mismo y para hacerse cargo del resto de la familia
– Ofrecen un espacio donde relajarse y cuidar la propia salud física y mental
– Compartir experiencias y emociones con otros cuidadores
Damián Montero
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