¿Qué duda cabe de la influencia de los padres en la crianza de un niño? Desde estas figuras paternales se trasmiten muchos valores y actitudes a los más pequeños de la casa, incluso más asuntos de los que se podría pensar. Concretamente, los hábitos de sueño también podrían ser transferidos a los más pequeños de la casa tal y como señala un estudio de la University de Warwick.
Una investigación que destaca cómo el sueño de la madre influye en el de los niños. Si la mujer duerme mal, sus hijos, harán lo propio, y viceversa. Una prueba más de cómo en el seno de la familia la influencia entre todos los miembros es más profunda de lo que cabría pensar.
El tiempo en familia
El equipo encabezado por la doctora Sakari Lemola analizó un total de 200 niños de entre 7 a 12 años. Todos ellos fueron sometidos a un control mediante una electroencefalografía de su actividad por la noche, al igual que sus padres. Con esto se buscaba poner en común el descanso de los mayores y menores en casa para comprobar si había algún patrón común entre ambos.
Si bien ano se encontró elementos comunes entre el nivel de descanso de los padres y el de los niños, en el caso de las madres se hallaron patrones comunes. El estudio encontró una asociación entre los casos de insomnio mamá y casos en los que sus hijos dormían mal. ¿La respuesta? El tiempo que cada figura pasa con sus hijos, y que en el caso de la mamá es mayor.
Lemola explica que estos datos ayudarán a tratar en el futuro los problemas de sueño desde una perspectiva familiar. Terapias que tengan en cuenta a todos los miembros del hogar, especialmente los más pequeños. Este trabajo corrobora la teoría de que los hábitos de descanso son transmitidos de padres a hijos. Algo que no solo se explica desde la perspectiva de la educación ya que los más pequeños también comparten el ADN de los progenitores, y quizá tengan una tendencia similar respecto a dormir mal.
Hábitos de sueño
Para asegurar un buen descanso en los niños, nada mejor que trabajar por inculcarles buenos hábitos de sueño. Estos son algunos consejos para conseguirlo:
– Ahorrarse las siestas largas. De hecho, no es imprescindible que el niño duerma la siesta. Lo importante es que repose después de la comida aunque sea haciendo actividades tranquilas como colorear.
– Acostumbrar al niño a cenar pronto. Una cena copiosa y a última hora de la noche suele ser enemiga de un correcto y apacible descanso nocturno. Además una cena temprana es saludable para su estómago y digestión.
– Coloca una luz quitamiedos. Algunos niños sienten miedo con la oscuridad. Para evitar estos pequeños terrores, una lucecita en el enchufe de su cuarto solventará el problema. Así siempre habrá un punto de referencia al que podrá mirar durante la noche sin tener la sensación de soledad absoluta.
– Horarios de juego. A ningún niño le gusta interrumpir sus juegos para irse a la cama. Precisamente por ello, hay que advertirlos con antelación suficiente que ha llegado la hora de acostarse. Así podrán terminar con tiempo lo que están haciendo antes de irse a dormir.
– Si el niño tiene sed por las noches, lo más práctico es dejarle en la mesita al lado de su cama un vaso de plástico especial para niños pequeños. De esta forma solventará pronto la necesidad y regresará al descanso
– Usar música relajante. Un buen truco para dormir a los más difíciles consiste en ponerles en su cuarto música relajante en un tono muy bajo.
Damián Montero
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