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Cuando la depresión se contagia en casa

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La depresión puede ser una enfermedad contagiosa en casa.

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La depresión es una de las peores situaciones por las que puede pasar una persona. Una constante sensación de tristeza que parece no tener fin y que hace que aquel que experimente estos sentimientos no sea capaz de poder disfrutar de todo aquello bueno que lo rodea. De hecho, los pacientes de este trastorno no son los únicos que sufren sus consecuencias, sino todos aquellos que lo rodean.

Ver a otra persona pasar por una depresión hace que la tristeza se convierta en una tónica general para toda la familia. De hecho, según un nuevo estudio del Colegio Universitario de Londres, quienes padecen esta enfermedad pueden contagiarla a quienes lo rodean. Una situación con la que se ha de tener cuidado, en especial, cuando puede transmitirse de padres a hijos.

Intervención en familia

Los expertos de la sección de Psiquiatría del Colegio Universitario de Londres basaron su estudio en un análisis de otros trabajos que tuvieron en cuenta las características de varias familias de Reino Unido. En especial se quiso comprobar si la presencia de depresión en alguno de los padres se relacionaba de algún modo con que alguno de sus hijos también la sufriera.

Otros estudios han encontrado que en los casos donde la madre sufre depresión, los hijos adolescentes también manifiestan estos síntomas. Esto se debe a que el vínculo maternal es más fuerte por el tiempo que una mujer pasa junto a los niños durante la crianza. Pero por primera vez, esta investigación ha encontrado una señal de que el mismo proceso sucede con los padres.

«Encontramos que el vínculo entre uno de los padres y la depresión de un adolescente no está relacionada con el sexo del padre», explica Gemma Lewis, autora principal de este estudio. La investigadora señala que estos hallazgos podrían suponer una revisión en las terapias contra la depresión, que deberían pasar a tener un enfoque más familiar ya que como se demuestra en este estudio, cuando alguien en casa la padece no es el único.

Además, Lewis también señala que en el caso de los padres es más difícil que estos acepten recibir tratamiento contra la depresión. La investigadora señala que el rol tradicional del hombre dentro de la familia hace que este quiera ocultar sus sentimientos y no acepte la ayuda. Esto, termina derivando en una expansión de la enfermedad en casa que termina afectando a otros dentro del hogar.

Ayudando en familia

La depresión no es igual que tener un mal día, se trata de una enfermedad que sume a la persona en una constante tristeza que pareciera no tener fin. Si bien es importante acudir a un profesional para solicitar ayuda, los familiares de esta persona pueden contribuir a mejorar su situación de la siguiente manera:

– Entender que la depresión es una enfermedad. La persona no está triste simplemente, atraviesa un trastorno que le hace tener cambios de actitud que no puede manejar e voluntad.

– No reforzar sus pensamientos negativos. La constante sensación de tristeza hace que el paciente de depresión no pueda tener otra idea que no sea negativa, sin embargo los familiares deben evitar que esta persona siga dándole vueltas a ellas.

– Distraer la mente. La persona con depresión tiene al ostracismo social, por ello sus familiares deben contribuir a que distraiga la mente. Actividades como un paseo, manualidades y otras prácticas que no requieran esfuerzo son una buena idea.

– No enfadarse con el paciente. La persona con depresión no controla sus acciones, por lo que sus respuestas negativas a los refuerzos positivos que se intentan con ella. No hay que enfadarse con ellas ni acusarlas de no querer mejorar, no es su intención.

Damián Montero

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