Un día duro en el colegio o en el trabajo parece imposible de superar, pero con un poco de esfuerzo se puede conseguir. En estos días donde el reloj parece no avanzar la llegada al hogar parece un oasis en mitad del desierto, por ello hay que tratar de que este entorno sirva de relajación para todos los miembros de la familia, un espacio donde el estrés no tenga cabida.
Sin embargo, las tensiones derivadas de estas jornadas estresantes o una mente demasiado cansada pueden provocar que lejos de relajarnos, arrastremos estos comportamientos al hogar. Para evitarlo, desde la Universidad de Castilla La-Mancha se ofrecen una serie de consejos para conseguir que la vivienda se convierta en el oasis deseado en estos días sin aparente fin.
La importancia del ambiente
Lo primero que se aconseja a las familias es crear un ambiente propicio para la relajación. A la hora de luchar contra el estrés se aconseja evitar en la medida de lo posible los estímulos auditivos y visuales. Por lo tanto, hay que prescindir de la televisión y de luces fuertes, estos son algunos elementos a tener en cuenta a la hora de trabajar en este entorno:
– Ambiente tranquilo. Nada de ruidos y tanta lejanía como sea posible de estímulos exteriores perturbantes.
– Temperatura adecuada; la habitación tiene que tener una temperatura moderada (ni alta ni baja) para facilitar la relajación.
– Luz moderada; es importante que se mantenga la habitación con una luz tenue.
Técnicas de relajación
Una vez se tenga el ambiente apropiado, los miembros del hogar pueden proceder a realizar distintas técnicas de relajación. Una de ellas es la de «inoculación del estrés’ de Meichenbaum y Cameron. Este proceso se divide en los siguientes puntos:
– Primer paso. Elaborar una lista personal de situaciones de estrés y ordenarla verticalmente desde los puntos menos estresares hasta los más. Una vez reconocidos los entornos que no permiten la relajación, hay que trabajar para disminuir los mismos.
– Segundo paso. Creación de un arsenal propio de pensamientos positivos con los que afrontar el estrés, los cuales se utilizarán para contrarrestar los antiguos pensamientos automáticos habituales. Una vez en casa, hay que dar rienda suelta a estos recuerdos
– Tercer paso. Utilización de las habilidades de relajación para actuar con presión sobre el estrés que nos ha perturbado a las mientras se respira profundamente, aflojando los músculos y utilizando los pensamientos antes mencionados.
Otra técnica que se puede emplear es la de Desensibilización Sistemática de Wolpe, esta consta de 4 pasos:
– Entrenamiento en relajación.
– Construcción de la jerarquía.
– Evaluación y práctica en imaginación.
– Desensibilización sistemática propiamente dicha.
Se entiende por jerarquía de ansiedad la lista de estímulos generadores de estrés que se han de ordenar según la intensidad de las respuestas provocan en el sujeto. Los elementos que componen este compendio han de ser: concretos, relevantes y propuestos por la persona que va a relajarse.
Se recomienda que la jerarquía de ansiedad incluya entre diez y veinte escenas. Estos estímulos se deben organizar en los siguientes términos: mínimo, leve, moderado, fuerte, muy fuerte. Una vez se ha detectado este compendio, uno por uno el individuo debe ir contrarrestando estos elementos con pensamientos positivos que pueden ir desde una charla en familia hasta el recuerdo de un episodio de felicidad.
Damián Montero
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