Si el niño sufre un corte, hay que acudir al botiquín, curar con productos desinfectantes y aplicar una tirita. Si suele la cabeza, un analgésico y lejanía de ruidos y luces fuertes para evitar su incremento. Estos son primeros auxilios básicos que se emplean de forma rutinaria en casa al solventar situaciones que son más o menos comunes en el día a día de los hijos.
Sin embargo, hay otros momentos que pueden sorprender a los padres, bien por la impresión que pueden causar, caso de los vómitos, o por ser situaciones poco comunes y en las que se desconoce cómo aplicar primeros auxilios. Sin embargo, al igual que cuando aparece una herida en la dermis del niño, o cuando se presenta una jaqueca, en estos problemas también se puede actuar con el fin de alivia el dolor de los más pequeños de la casa.
Vómitos
La Comunidad de Madrid ofrece una lista con consejos para que padres y educadores sepan afrontar varias situaciones en las que puedan verse envueltos los más pequeños. Un ejemplo son los vómitos, que pueden asustar a quienes cuidan de los niños por la violencia con la que suceden en algunos casos. Y no es para menos ya que se trata de la expulsión violenta del contenido del estómago a través de la boca.
En la mayoría de los casos se producen por una infección vírica del tubo digestivo. En este documento también se postulan como otras causas los golpes en la cabeza, enfermedades neurológicas o del aparato digestivo y las intoxicaciones. A estas situaciones hay que responder de las siguientes formas:
– Tras el vómito, permitir el reposo digestivo del niño, es decir, no ofrecer nada de comer ni de beber durante 20 o 30 minutos.
– Si el vómito ha supuesto una gran expulsión, se puede emplear suero de rehidratación oral
– No administrar medicamentos para cortar los vómitos sin prescripción médica. Podría provocarse una reacción alérgica que empeore la situación.
– Acudir al médico si los vómitos persisten o presentan un color extraño, o se observa la presencia sangre. La presencia de un fuerte dolor de cabeza o de abdomen, o si el niño está decaído, somnoliento o muy irritable, también son síntomas para acudir a urgencias.
Sarpullidos
Otra situación que puede imponer a los padres es desvestir a sus hijos y encontrarse que su cuerpo está repleto de manchas. Es decir, la presencia de sarpullidos. En este documento se definen los exantemas, representados en manchas rojizas en la piel que suelen desaparecen al estirar la piel con los dedos o al presionar con un vaso transparente. Suelen estar producidos por infecciones que, de manera general, leves o también por alergias, en cuyo caso suelen picar. Se recomienda consultar al médico si se acompañan de fiebre o decaimiento.
Por otro lado, también se recuerdan lo que son las petequias, pequeños sarpullidos o manchas rojas producidas por una hemorragia en la piel. Hay que distinguir de los exantemas con la prueba del vaso, que consiste en poner un vaso de cristal transparente encima de la mancha y apretar. Si no desaparece, es que son petequias. Estas erupciones pueden llegar a ser graves ya que se suelen asociar a infecciones agudas o trastornos de coagulación. Por ello se recomienda acudir al médico con urgencia tras confirmarlas.
Convulsiones
Por último, las convulsiones también pueden impresionar a los padres y educadores por las sacudidas violencias que se producen en los más pequeños. Suelen producirse por una actividad eléctrica anormal en el cerebro.
Hay que tener extremo cuidado porque pueden ocasionar una pérdida brusca de conciencia y una caída al suelo, o un golpe de la cabeza con algún mueble. Después de la convulsión, el niño suele quedarse adormilado, confuso o desorientado un tiempo, tras el cual volverá de forma aparente a la normalidad. En estos episodios también es posible que el niño se orine en los pantalones.
Los especialistas recomiendan ante estas situaciones, actuar de la siguiente manera:
– Mantener la calma
– Colocar al niño en un sitio seguro, tumbado de lado, con una almohada o toalla bajo la cabeza y alejar objetos con los que pueda golpearse.
– Esperar a que ceda el episodio de convulsión. Si no ha cedido en 2 minutos y el médico ha recetado una medicación es el momento de la administración. Si la convulsión continúa habrá que solicitar ayuda a través del teléfono de emergencias sanitarias.
Damián Montero
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