Las condiciones en las que viven las nuevas generaciones no son las mismas que las de hace unos años. La cantidad de vehículos que circulan por las calles y el humo de sus tubos de escape han provocado un aumento de los niveles de contaminación y esto está causando efectos en la población.
Uno de los efectos que ya se está comprobando es cómo las nuevas generaciones se ven afectados en sus cerebros. Esto es lo que explica Jordi Sunyer es el jefe del programa de Salud Infantil de ISGlobal quien ha analizado en su último estudio las consecuencias de la polución sobre las personas y de cómo los más jóvenes están sufriendo la contaminación.
Menor capacidad de atención
El personal de ISGlobal ha estudiado un total de 300 aulas con distintas exposiciones a la contaminación. Los datos que se han obtenido después de analizar estos datos se ha conseguido comprobar que en función de los diferentes niveles de polución a los que se ha expuesto el menor, su desarrollo cognitivo es distinto en función de los caso. Especialmente es la capacidad de atención la que más se ve alterada en estas situaciones.
«La contaminación es un determinante más que afecta el desarrollo del cerebro, que tiene que ver con nuestros genes (…) pero también está relacionada con los efectos negativos de las partículas ultrafinas que hay en el aire. Sabemos que producen una neuroinflamación en el cerebro y esto lleva a un retraso al conocimiento«, explica Jordi Sunyer.
Para solucionar estas situaciones, el doctor Sunyer sugiere tomar nota de lo que se ha hecho en otros países como Dinamarca. En este país la Ley dicta que no se pueden construir colegios en zonas con altos niveles de tráfico en las que el humo del tubo de escape es una constante.
Efectos permanentes
Los datos de este estudio desvelan que a mayor cantidad de exposición a la contaminación, mayor son los efectos que tienen sobre la salud de los niños. Aquellos alumnos que más se exponen a la polución, más efectos irreversibles tienen. «Tenemos la evidencia de estudios que se han realizado hasta la juventud que nos demuestran que cuando las exposiciones son muy al principio de la vida, estas permanecen para siempre«, aclara Sunyer.
Otros efectos de la contaminación
Los datos de otro estudio realizado por ISGlobal y la Universidad de Leeds revelan que en el mundo hay aproximadamente 334 millones de asmáticos, número en el que destacan los casos infantiles. La cantidad de menores que padecen esta afección respiratoria ha crecido de forma alarmante desde los años 50 sin parar en esta tendencia.
En este punto los investigadores han querido comprobar hasta qué punto el aumento de la contaminación atmosférica provocada por el tráfico rodado en las grandes urbes ha tenido algo que ver. Según Haneen Khreis, investigadora de la Universidad de Leeds, gracias a esta revisión se han podido cruzar datos de múltiples casos y establecer una «asociación entre la exposición a la contaminación atmosférica y el desarrollo de asma infantil».
Esta nueva investigación demuestra que la exposición durante la infancia a elementos nocivos emitidos por los vehículos, como son el dióxido de nitrógeno, NO2, carbono negro u hollín y a las partículas en suspensión PM2.5 y PM10, aumenta las posibilidades de desarrollar asma.
«Nuestro análisis demuestra que los efectos más fuertes se asocian con las exposiciones al carbono negro, un marcador específico en los tubos de escape de los vehículos y un contaminante relacionado con motores diésel», afirma la doctora Khreis quien también puntualiza que «se necesitan más investigaciones para sacar conclusiones definitivas». Estos nuevos estudios deberían incluir, en su opinión, la exploración de los contaminantes que van más allá de los tubos de escape.
Damián Montero
Te puede interesar:
– Encuentran una relación entre la contaminación y la hiperactividad
– La contaminación favorece el desarrollo de alergias
– La mayor exposición a la contaminación ambiental aumenta el riesgo de asma