630 millones de menores de 5 años están expuestos a niveles de contaminación por encima de las pautas de calidad del aire establecidas por la OMS. Además, más de una de cada cuatro muertes de niños menores de 5 años está directa o indirectamente relacionada con los riesgos ambientales, según datos de la OMS. En España, en base a las estimaciones de la Escuela Nacional de Sanidad, la polución ha causado la muerte de 93.000 personas en una década.
«Es importante que las autoridades tomen conciencia de este problema pues, además de provocar muertes prematuras, supone un empeoramiento para la calidad de vida, sobre todo de los niños, los más vulnerables. Así, se ha comprobado que está asociado a un agravamiento de las alergias y del asma, a mayor número de bronquiolitis y a un incremento de la predisposición a desarrollar infecciones virales«, advierte el doctor Luis Moral, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de la SEICAP. Incluso se están viendo las consecuencias de la exposición a agentes contaminantes durante el embarazo.
Un estudio realizado por el Instituto de Salud Carlos III y publicado este mes concluye que alrededor del 1,35% de los partos prematuros que se produjeron en España entre 2001 y 2009 se atribuyen a la contaminación del aire.
La contaminación del aire, un peligro en las ciudades
La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) advierte del grave peligro que supone la contaminación del aire, que se agrava con la ausencia de lluvias, para el desarrollo de alergias respiratorias o asma en niños, así como su exacerbación. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 93% de la población infantil en todo el mundo está expuesta a niveles de partículas finas más altos de lo permitido.
Ante esta situación, la SEICAP recomienda aplicar políticas efectivas que permitan reducir la exposición de los niños a la polución del aire, y por tanto frenar el desarrollo del asma en la población infantil.
Las principales fuentes contaminantes en entornos urbanos «proceden de la combustión de combustibles fósiles para la producción de energía, el transporte, la cocina residencial, la calefacción y la incineración de desechos», afirma el doctor Moral. En cuanto a los hogares, se produce sobre todo por la combustión incompleta de combustibles contaminantes para cocinar, calefacción e iluminación.
El problema, según advierten en SEICAP, es que las cifras de emisiones no descienden. Las últimas publicadas por la Agencia Europea de Medio Ambiente apuntan a un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo por el transporte. En este sentido, España es el país de la Unión Europea en el que más se han incrementado hasta 2015: hay 32.106.520 vehículos, de los cuales 4.474.787 pertenecerían a Madrid y 3.644.474 a Barcelona.
Consecuencias de la exposición a contaminantes
Un estudio publicado este mes en Environment International concluye que la exposición temprana a la contaminación del aire por NO2 puede tener efectos a largo plazo en la función pulmonar, lo que podría afectar a la salud respiratoria durante toda la vida.
La exposición a contaminantes como el carbón negro, el NO2 (dióxido de carbono), y PM (partículas en suspensión), está vinculada al desarrollo de asma en niños, probablemente por la generación de estrés oxidativo y la inflamación de las vías respiratorias, según detalla la OMS en su último informe. «Se ha comprobado además que exacerba los casos de asma, sus síntomas y la dificultad para respirar, lo que hace aumentar el número de visitas a urgencias pediátricas y de ingresos por crisis asmáticas», apunta el doctor Moral. En este sentido, el cambio climático «conlleva cada vez períodos más largos sin lluvias, como el del último mes, lo que afecta también a la calidad del aire y provoca, por tanto, mayores síntomas respiratorios, sobre todo en los niños», advierte.
La contaminación del aire en el hogar y fuera del hogar causa más del 50% de las infecciones respiratorias bajas agudas en países de rentas bajas y medias, según datos de la OMS. Los niños son más vulnerables que los adultos a sufrir las consecuencias de la exposición a contaminantes atmosféricos. «Tienen las vías respiratorias más estrechas, pasan más tiempo al aire libre haciendo actividades físicas y respiran por la boca con más frecuencia que los adultos, lo que hace que respiren más contaminantes del aire sin filtrar», indica el doctor Moral. Por otro lado, durante la gestación también puede ser perjudicial la exposición de la madre a estos agentes. «Así, se ha comprobado que puede alterar la población de células inmunitarias del recién nacido y predisponer a los niños a alergias y asma», asegura.
Políticas más eficaces
Desde SEICAP se cree que es imprescindible actuar frente a esta situación, calificada por la OMS como de emergencia mundial. «Deben tomar parte de ello diferentes sectores de la población, desde la Administración, aplicando políticas más eficaces que permitan reducir las emisiones de agentes contaminantes al aire, a los profesionales sanitarios, con mejores métodos de atención y prevención y acción colectiva, así como educación, tanto a pacientes y familiares, como el público general, sobre los riesgos y las soluciones», sostiene el doctor Moral.
Se ha comprobado que las disminuciones en los niveles de contaminación ambiental se asociaron con una disminución significativa de los síntomas de bronquitis en niños y por tanto mejora el control del asma. Por otra parte, «las mejoras a largo plazo en la calidad del aire se asocian con estadísticas significativas y efectos positivos sobre el crecimiento de la función pulmonar en la población infantil», indica el doctor.
En este sentido, los ayuntamientos de distintas ciudades de España, como el de Madrid, han aplicado protocolos anticontaminación que no han servido para cumplir con la legislación europea en 2018 sobre los límites legales de dióxido de nitrógeno (NO2).
Marisol Nuevo Espín
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