Para la prevención de numerosas enfermedades nada mejor que recurrir a las vacunas. Estos tratamientos hacen que el niño esquive el contagio de afecciones como la gripe, la varicela, hepatitis, etc. Sin embargo, el suministro de éstas puede dar lugar a un rechazo por el niño quien se enfrenta a dos temores. Por un lado, el miedo a la bata blanca, es decir, al pediatra. Por el otro, a la aguja que le va a pinchar.
En algunos casos las vacunas se convierten en el procedimiento más traumático al que se puede prestar un niño en el servicio de pediatría. De hecho la leve sensación de dolor que experimenta el niño por culpa de la aguja se puede incrementar por culpa de este miedo. Esto termina derivando en un rechazo total a asistir al médico para recibir este tratamiento. Sin embargo, con un poco de paciencia se puede conseguir aliviar estos sentimientos en el niño.
Alivio en recién nacidos
Desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, se ofrecen varios consejos en función de las edades a las que el niño reciba su tratamiento. Desde las edades más tempranas hasta las más cercanas a la adultez. Estas son algunas claves para aliviar la sensación de dolor de vacunas en lactantes:
– Dar el pecho. El efecto analgésico y de alivio que supone el dar el pecho a un bebé puede ser de provecho antes, durante y después de las inyecciones. Un sistema cómodo y eficaz, que aprovecha la combinación de succión, ingestión de una sustancia dulce, distracción y abrazo materno.
– Líquidos dulces. Por lo general, se recomienda esta medida en aquellos casos donde no sea posible dar el pecho. No hay establecida una cantidad exacta, pero por lo general se recomienda disolver un sobre de azúcar en un vaso con un dedo o dos de agua (sacarosa al 25 %) y administrar aproximadamente 2 ml, poco a poco.
– Contacto piel con piel o abrazados. El contacto piel con piel, con la madre habitualmente, es eficaz para aliviar el dolor en los procedimientos dolorosos. En los lactantes, el abrazo, en cualquier caso, es altamente recomendable para aminorar la sensación de estrés. Es la posición preferida a la hora de vacunarlos.
– Técnicas de distracción. Los lactantes, especialmente los de más edad, pueden también sentir cierto alivio de las molestias de la vacunación cuando se les distrae con imágenes, sonidos y cantos, etc.
Alivio en niños pequeños
– Preparación psicológica previa. Se recomienda anticipar al niño la vacunación a la que se va a acudir. Esta información se debe dar con mucha antelación, con un día es suficiente. No debe engañarse al niño diciéndole que no le va a doler, pero sí destacar que gracias a este proceso evitará ponerse enfermo.
– Técnicas de distracción. El niño puede acudir a la vacunación con su jueguete preferido o realizar actividades relajantes como inflar globos, hacer burbujas de jabón y así hacer menos molesto este proceso.
– Posición erguida. Los niños no deben tumbarse sobre la camilla durante la exploración previa a la vacuna. Es mejor que se mantengan erguidos y sujetos en brazos de sus padres.
Alivio en mayores y adolescentes
– Técnicas de distracción. Escuchar la música favorita, entretenerse con distintos juegos o vídeos en , hacer respiraciones profundas, etc. ayuda a aminorar el estrés, antes y durante el procedimiento.
– Posición durante la administración. Estar sentado es lo más recomendable para estas edades ya que se combinan las ventajas psicológicas de la posición erguida del tronco con la prevención del peligro de mareo que supone la incorporación desde la posición acostada o estar de pie.
Anestésicos tópicos
La AEP también recomienda en todas estas edades el uso de anestésicos locales, aplicados en forma de crema. Estos productos ayudan a aliviar el dolor de las inyecciones. Algunos productos pueden aplicarse incluso en niños de corta edad. Estos artículos deben suministrarse1 hora antes en la o las zonas donde esté prevista la inyección. La extensión ha de ser similar a lo que ocuparía una moneda, seguidamente se colocará un apósito oclusivo (pidan que se lo expliquen). La crema se retirará antes de la aplicación de la vacuna.
Damián Montero
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