Viajes, caminatas por el campo, divertidos juegos en la piscina o en la playa y muchas, muchas horas de luz que son aprovechadas para reunirse con los amigos y disfrutar de actividades en exterior. Sin embargo la vuelta al cole supone el fin de todas estas rutinas ya que ahora el tiempo libre se reduce, las mañanas deben dedicarse a las aulas y gran parte de la tarde se usan para cumplir con las labores extraescolares, deberes y otras responsabilidades.
No es difícil que ante el cansancio y la reducción de horas libres, los estudiantes caigan en el sedentarismo. Una decisión que puede afectar y mucho a su salud. Por ello desde la Fundación Española del Corazón, se brindan varios consejos con los que garantizar un mínimo de actividad física a los alumnos y que la vuelta al cole no se traduzca en problemas de salud.
Cómo evitar el sedentarismo en la vuelta al cole
Estos son los consejos que se bridan desde la Fundación Española para que la vuelta al cole no se convierta en sedentarismo:
– Caminar. Hay que intentar hacerlo durante 30 minutos al día de forma continua. Los parques cercanos a casa son un buen aliado. La familia puede hacerlo sola u organizarse para quedar con los amigos y aprovechar para que los niños socialicen mientras dan un paseo tranquilo.
– Aparcar el coche. Siempre que sea posible, los desplazamientos deben realizarse caminando. Y en el caso de usar el transporte público, y habiendo buen tiempo, ¿por qué no bajarse un par de paradas antes de tu destino y hacer el resto del recorrido caminando?
– Elegir siempre las escaleras. Subir los escalones en casa, en la escuela o cuando la familia vaya a un centro comercial es mucho más beneficioso. El ascensor para personas que de verdad lo necesiten o para momentos en los que exista un exceso de peso.
– Quitarle el polvo a la bicicleta. La bicicleta representa un método divertido con el que hacer ejercicio.
– Durante la realización de los debes y trabajos escolares, se recomiendan unos minutos de descanso para levantarse del escritorio y caminar.
– Aprovechar los fines de semana para realizar visitas, excursiones, senderismo o cualquier otro tipo de actividades recreativas que impliquen desplazamientos.
– Incluir a los niños en el desarrollo de las labores domésticas. Limpiar, recoger la mesa o mover los muebles de la casa para darle otro aire al hogar implican un esfuerzo que puede ser muy beneficioso.
– Mover el esqueleto. Un poco de música en casa y, ¡a dejarse llevar! ¿Puede haber un ejercicio más divertido que bailar?
– Las pantallas como último recurso. Son muchos los programas, series o películas que pueden llenar el tiempo de ocio de los pequeños. Pero esta opción debe reducirse al máximo.
Damián Montero
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