Cuando un niño se constipa los padres pueden anticiparse a este problema de salud con los síntomas previos: mocos, tos, dolor de cabeza, etc. Pero, ¿y cuándo el problema aparece de repente? ¿Y si no hay aviso y el pequeño presenta un gran malestar? Un ejemplo puede ser cuando un hijo va caminando y ve alterado su equilibrio y la coordinación de los movimientos.
Desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, se señala a la ataxia como origen de este problema. Un problema que si bien no suele derivar en una consecuencia negativa, es motivo para acudir al especialista con el fin de descartar otras afecciones y poder tratar la causa de estos síntomas.
Causas de la ataxia
AEP define la ataxia como una «alteración de la marcha con aumento de la base de sustentación». Esto provoca que el niño separe las piernas para sostenerse y caminar. En los casos más graves, los más pequeños no pueden andar, ni siquiera mantenerse de pie o sentados sin agarrase.
Entre las causas más comunes de la ataxia, esta asociación define las siguientes:
– Cerebelitis aguda postinfecciosa. Inflamación del cerebelo, zona encargada del equilibrio y la destreza del movimiento. A menudo el origen de esta situación está en una infección por un virus.
– Intoxicaciones causadas por medicaciones que derivan en alteraciones en el equilibrio de los niños.
– Otras causas menos frecuentes son los traumatismos craneales, los tumores cerebrales, las alteraciones vasculares, las infecciones o las enfermedades inmunológicas.
Cada una de estas causas se visibiliza en distintos síntomas. En el caso de la cerebelitis aguda postinfecciosa, el más común es la alteración de la marcha y la estabilidad comienza bruscamente. Los niños también pueden presentar temblores, hipotonía (músculos flácidos, blandos) o nistagmo (movimientos involuntarios y rápidos de los ojos). La fiebre suele aparecer después de una infección vírica (con mayor frecuencia en la varicela) o una vacunación en las semanas previas. La duración de los síntomas suele oscilar entre unos días y 3-5 meses.
Por su parte, en el caso de las intoxicaciones, la ataxia suele incluir nistagmo, vómitos y somnolencia. En este caso, al tratarse de la ingesta de artículos como medicamentos y otros productos, la resolución de los síntomas se produce en el curso de horas, pero en ocasiones puede ser grave, si la cantidad ingerida es alta.
Diagnóstico y tratamiento
Aunque el pronóstico de la ataxia suele ser benigno, se recomienda siempre acudir a un pediatra para poder establecer un correcto diagnóstico y poner en marcha un tratamiento que tenga en cuenta la agudeza del problema. Para poder determinar si el niño atraviesa estos problemas se recurrirá a la historia clínica y a una exploración neurológica completa son necesarias para realizar el diagnóstico.
En algunas ocasiones hay que realizar análisis de orina o sangre para detectar fármacos o tóxicos, pruebas de radiología como tomografías computarizadas o resonancias magnéticas, y un test del líquido cefalorraquídeo mediante punción lumbar. Una vez determinada la causa de la ataxia, el tratamiento se centrará en erradicar este origen.
En la mayoría de los casos, en los que se produce por cerebelitis postinfecciosa o intoxicación, no requiere ningún tratamiento específico, aunque con frecuencia los médicos podrán valorar el ingreso hospitalario para controlar mejor la evolución de los pacientes. Pero si detrás de este problema se encuentran infecciones más graves, enfermedades autoinmunes, tumores o traumatismos, habrá que tratar estas afecciones para que desaparezca la ataxia.
Damián Montero
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