Le dais vueltas y vueltas, ¡pero cómo no podemos ayudar más a nuestro hijo! Es inquieto, no hay quien lo siente a estudiar, altera el ambiente familiar; del colegio, no paran de llegar notas sobre su incansable actitud en clase. Pero… ¡es muy buen niño! ¿Qué pasa? Puede que vuestro hijo tenga lo que conocemos como TDAH, déficit de atención, con o sin hiperactividad.
Según la APA (American Psicologist Association) el TDAH afecta entorno al 7% de los niños. Es decir, en un aula normal hay de uno a tres niños que sufren este trastorno, que tiene un carácter hereditario en el mismo grado que lo puede tener la estatura de los progenitores.
Niños divertidos, creativos y encantadores
¿Por qué a tantos niños brillantes se les diagnostica problemas de atención o hiperactividad? ¿Por qué los niños con TDAH tienen escaso rendimiento escolar, teniendo en algunos casos dificultades para relacionarse con familiares y amigos? Son niños brillantes, enormemente divertidos y encantadores. En un instante se les ocurren numerosas ideas increíblemente creativas. Son incansablemente curiosos y con escasa capacidad para controlar ese interés por todo, por lo que con frecuencia se meten en problemas.
Estos niños no tienen nada que ver con los malcriados o mal educados y sólo, en algunos casos, se puede asociar a problemas de conducta. Por tanto, debéis tener una visión positiva, aunque en casa provoquen frustración y ansiedad (a los padres y a ellos mismos), que se arreglará con un poco de esfuerzo y preparación.
La hiperactividad de los niños
Este tipo de trastorno se suele encuadrar dentro del grupo de dificultades del aprendizaje. A los niños TDAH les cuesta más explotar sus potenciales y reaccionar reflexivamente. Se produce por un déficit de producción de transmisores cerebrales (noradrenalina y dopamina), afectando al umbral de estimulación sensorial de las células del tejido nervioso o neuronas. Por tanto, hoy en día el tratamiento farmacológico es relativamente sencillo.
Cualquier persona es consciente de un estímulo cuando éste supera un determinado nivel de intensidad. En un niño TDAH ese nivel o umbral está por debajo de lo normal, por lo que ante estímulo muy débil reaccionan, mientras que en otros niños no tiene efecto alguno. Son niños hiperestimulados que mantienen un estado de hipervigilancia, con capacidad de asimilación normal, pero problemas en el filtrado y clasificación de esos estímulos.
Diferentes grados de hiperactividad y déficit de atención
En el niño con TDHA no tienen por qué apreciarse todos los síntomas de alarma, ni un niño que manifieste algún rasgo es ya un hiperactivo o con déficit de atención. En el TDAH podemos diferenciar tres ejes o síntomas principales:
Déficit de atención: dificultad para atender tareas prolongadas, resistir las distracciones y clasificar estímulos complejos para su exploración. Le cuesta todo lo que suponga perfección. Por ejemplo, dividir, hacer problemas relativamente sencillos, porque le cuesta analizar el enunciado de los ejercicios. Todo lo que suponga reflexión, escoger entre varias cosas, es muy difícil para ellos.
Hiperactividad motriz: actividad motora inapropiada a la situación. No sabe mantener las formas. No sabe estar en clase o en una comida, por ejemplo.Impulsividad: incapacidad para inhibir conductas, para aplazar gratificaciones, aunque pudiera obtener más beneficio al día siguiente. No son reflexivos.
De estos tres ejes, distinguimos tres subtipos de niños TDAH: predominantemente inatento; predominantemente impulsivo/hiperactivo; y, mixto o combinado.
Signos de alerta del TDAH
La única forma de detección es a través de la observación de los padres y profesores. A partir de los dos años y medio, o tres, ya puedes encontrar signos claros de dificultad para mantener la atención, o para mantenerse en las tareas que realiza. Aquí juega un papel primordial el colegio, que debe dar aviso a los padres ante la sospecha.
La Asociación Americana de Psiquiatría, que es una de las dos entidades junto con la OMS que publican los criterios para diagnóstico, propone como signos de alerta:
– Suele mover en exceso manos y pies y se retuerce en su asiento.
– A menudo abandona su asiento en clase o no es capaz de estar sentado cuando debe.
– Corre o salta en situaciones en las que resulta inadecuado hacerlo.
– Tiene dificultad para jugar tranquilamente o dedicarse a actividades de ocio.
– Parece estar siempre en marcha, como si tuviera un «motor».
– A menudo, habla excesivamente.
– Da respuestas precipitadas, antes de que las preguntas se acaben de formular.
– Le cuesta esperar su turno en cualquier situación.
– Suele entrometerse o entorpecer los asuntos de los demás, tocan cosas que no deben, hacen payasadas…
Soluciones para los niños con TDAH
Para solucionar el problema lo mejor es combinar una serie de actuaciones y cuanto más temprana sea la edad del niño, más fácil y eficaz será la solución. Los medios son:
– Terapia conductual en casa y colegio.
– Técnicas cognitivas (pensamiento ordenado).
– Formación de padres y profesores.
– Prescripción farmacológica por el pediatra especializado o el neurólogo infantil.
– Durante el tratamiento con fármacos, es necesario sesiones periódicas de refuerzo psicopedagógico.
Ana Aznar
Asesoramiento: Ignacio Calderón Castro, neuropsicólogo.
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