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Anafilaxia en niños, decálogo de actuación de la AEP

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Guía para entender y actuar ante casos de anafilaxia.

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La salud de los más pequeños es una de las mayores preocupaciones que pasa por la cabeza de los padres en el día a día. La integridad de los menores no siempre está asegurada y hay ocasiones en las que esta se ve comprometida, ya sea por una caída que provoque una herida o una enfermedad que obligue a una visita a un centro médico para determinar su gravedad.

En ambos casos es importante actuar con rapidez y dar los pasos adecuados para evitar mayores complicaciones. Por eso, desde la Asociación Española de Pediatría, AEP se ha elaborado un decálogo para hacer frente a casos como la anafilaxia pediátrica. Unas pautas a seguir paso a paso cuando se detecten una de estas situaciones.

Qué es la anafilaxia

Desde la Asociación Vasca de Pediatría se define la anafilaxia como una reacción de hipersensibilidad sistémica grave, de inicio brusco, potencialmente mortal. De forma brusca se desarrollan síntomas que afectan a la vía aérea, la respiración o la circulación que generalmente van asociados a síntomas mucocutáneos. La mayoría de las veces, los mecanismos de compensación controlan los síntomas que se resuelven en pocas horas. Se estima que tan solo el 1% de los episodios de anafilaxia son mortales.

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La anafilaxia es suele manifestarse a través de los siguientes síntomas:

– Brusca aparición de síntomas cutáneos o mucosos y al menos uno de los siguientes.

a) Síntomas respiratorios

b) Hipotensión constatada o síntomas de hipoperfusión tisular

– Dos o más de los siguientes, tras la exposición a un probable alérgeno

a) Síntomas cutáneos o mucosos

b) Síntomas respiratorios

c) Hipotensión o síntomas de hipoperfusión capilar

d) Síntomas gastrointestinales persistentes

– Hipotensión o hipoperfusión tisular tras la exposición a un alérgeno conocido.

Decálogo de la AEP para la anafilaxia

Para que los padres conozcan un poco más este problema, la AEP ha elaborado este decálogo con el que hacer más entendible estas situaciones:

– La anafilaxia es la reacción alérgica más grave que puede producirse, se instaura rápidamente y puede provocar la muerte.

– El número de niños que tienen una reacción anafiláctica está aumentando considerablemente.

– Los desencadenantes más importantes de anafilaxia en los niños son los alimentos (leche, huevo, pescado y frutos secos), las picaduras de himenópteros (avispas, abejas) y los fármacos (antibióticos betalactámicos).

– Los síntomas aparecen generalmente en las primeras 2 horas tras la exposición al alérgeno. Los síntomas cutáneos son los más frecuentes, pero siempre tiene que haber dos o más órganos afectados.

– El diagnóstico de anafilaxia es fundamentalmente clínico, aunque en algunos casos pueden ser de utilidad determinaciones de laboratorio (triptasa).

– El tratamiento de elección es la adrenalina intramuscular a 0,01 mg/kg (máximo 0,5 mg), que debe administrarse en la parte lateral del muslo, lo antes posible.

– Todo niño que ha sufrido una anafilaxia debe ser remitido al hospital y permanecer durante unas horas en observación. Al alta será derivado a una unidad de alergia pediátrica, de modo preferente, para que sea evaluado.

– El niño que ha sufrido una anafilaxia y su familia deben de disponer al menos de dos autoinyectores de adrenalina y conocer su manejo. Además, lo deben de llevar siempre consigo.

– El pediatra indicará por escrito las medidas necesarias dirigidas a prevenir el riesgo de anafilaxia y dará un protocolo de actuación en caso de que se produzca una reacción, tanto para el paciente y su familia, como para el colegio.

– El niño alérgico deberá estar siempre identificado y controlado en el colegio y su entorno, y los profesores deben estar adiestrados en el manejo del autoinyector de adrenalina. Es recomendable llevar una placa o pulsera con código QR identificando las alergias.

Damián Montero

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