El tabaquismo es una de las adicciones más extendidas en España y en todo el mundo, y representa una grave amenaza para la salud pública. Según publica la Organización Mundial de la Salud (OMS), con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, el tabaquismo es la principal causa de enfermedades crónicas no transmisibles y constituye la mayor amenaza para la salud a nivel mundial. Cada año, más de 8 millones de personas mueren debido al tabaco, superando incluso a los accidentes de tráfico, el alcohol y otras drogas.
A pesar de las numerosas campañas de concienciación destinadas a prevenir la adicción al tabaco, todavía existen muchas personas que siguen fumando, a menudo subestimando los efectos nocivos y los daños a la salud causados por el tabaquismo. En la actualidad, hay más de mil millones de fumadores en todo el mundo, y aproximadamente el 80% de ellos vive en países de ingresos bajos y medios. Además, el 70% de los fumadores comienza a fumar antes de los 18 años, y el 94% lo hace antes de los 25 años.
En la Unión Europea, el consumo de tabaco es el principal factor de riesgo para la salud y es responsable de más de 700.000 muertes al año. Aproximadamente el 50% de los fumadores mueren prematuramente, perdiendo en promedio 14 años de vida. El tabaco también es responsable del 27% de los casos de cáncer prevenibles y aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
En España, según datos de EPData, el 22% de la población fuma a diario, mientras que el 2% lo hace ocasionalmente. Además, el 25% de la población se declara exfumadora, mientras que más de la mitad se considera no fumadora, siendo este último grupo más común entre las mujeres mayores de 75 años.
De acuerdo con cifras recientes del Ministerio de Sanidad, cerca de una cuarta parte de los hombres son fumadores habituales, en comparación con casi el 18% de las mujeres. La franja de edad en la que predominan los hombres fumadores diarios es entre los 35 y los 44 años, mientras que para las mujeres, este intervalo es entre los 45 y los 54 años. En España, aproximadamente 8,6 millones de personas mayores de quince años fuman a diario, mientras que casi 20 millones de personas se consideran no fumadoras.
¿Por qué comenzamos a fumar? Los factores de influencia
El consumo de cigarrillos es un comportamiento aprendido que puede verse influenciado por el entorno social, los hábitos, la familia y la cultura. Muchos jóvenes comienzan a fumar bajo la influencia de su círculo de amigos, ya sea como un acto de rebeldía o como un experimento espontáneo.
Aunque la primera experiencia con los cigarrillos rara vez es agradable y suele provocar náuseas, tos o mareos, esto no parece ser un factor disuasorio y muchos continúan convirtiéndose en fumadores habituales. Esto se debe en parte al hecho de que el organismo desarrolla la llamada fase de tolerancia, que le lleva aacostumbrarse a la nicotina. Los factores sociales, familiares y psicológicos también contribuyen a la idea de que fumar es algo necesario e imprescindible.
Un cigarrillo lleva a otro: ¿por qué se desarrolla el hábito de fumar?
Los estudios científicos han demostrado que los desequilibrios entre la serotonina y la dopamina pueden contribuir a la aparición de la adicción al tabaco. Una vez que se ha creado la adicción, esta persiste independientemente de las razones que la originaron. Esto se debe a que la nicotina estimula la liberación de dopamina, un neurotransmisor responsable de las sensaciones placenteras y gratificantes asociadas al consumo de sustancias.
El aumento de los niveles de dopamina genera una sensación de placer, creando un condicionamiento que hace que la persona desee repetir el consumo de nicotina. Además, existen numerosas situaciones o comportamientos cotidianos que se asocian con el consumo de tabaco; a menudo, es el «ritual» del acto lo que más influye en el fumador.
¿Cuándo se considera una adicción a la nicotina?
La adicción a la nicotina se manifiesta por la dificultad de pasar varias horas sin fumar. Las investigaciones han demostrado que el consumo de cigarrillos solo se considera ocasional si se fuman menos de 5 paquetes al año. Una vez que se superan los 100 cigarrillos, se habla de adicción.
El deseo de nicotina tiende a ser mayor por la mañana, ya que las personas pasan largas horas sin fumar durante la noche. Además de la dependencia física, la nicotina también crea una fuerte dependencia psicológica.
«Lo que hace que la adicción al tabaco sea tan compleja y difícil de eliminar es su naturaleza multifactorial. No se limita únicamente al componente físico, sino que también incluye una profunda dependencia psicológica. Fumar se convierte en una forma de gratificarse, calmarse o hacer frente a situaciones emocionales difíciles. La mente asocia el acto de fumar con una sensación de confort o lo ve como un paliativo para los problemas, lo que aumenta el deseo de seguir fumando. Al implicar aspectos físicos, psicológicos y conductuales, fumar se convierte en un ritual diario, una especie de anestesia para hacer frente al estrés, la ansiedad o simplemente para encontrar alivio. La nicotina de los cigarrillos estimula la liberación de dopamina en el cerebro, generando una sensación de placer y gratificación. Estas sensaciones crean el deseo de repetir la experiencia, dando lugar a un ciclo de gratificación y adicción que fortalece este hábito con el tiempo y lo hace cada vez más difícil de erradicar», comenta Silvia Dal Ben, psicóloga del servicio de psicología online Buencoco.
5 falsos mitos sobre fumar tabaco
Para aquellos que han desarrollado una adicción, abandonar el tabaco se convierte en un hábito muy difícil de romper. Además, existen una serie de tópicos y falsos mitos sobre el tabaquismo que hacen que dejar de fumar y librarse de la nicotina parezca imposible para muchas personas.
Estos son algunos de los mitos más comunes relacionados con el tabaco:
Fumar relaja
Muchas personas creen que fumar ayuda a controlar el estrés y aliviar la tensión. Sin embargo, numerosos estudios científicos demuestran lo contrario. Fumar empeora la calidad del sueño y contribuye a aumentar el estrés. La sensación de relajación que experimentan los fumadores se debe en realidad a la satisfacción de los síntomas de abstinencia. Ansiedad, irritabilidad, dolor de cabeza y náuseas son algunos de los efectos que el cuerpo siente cuando se priva de una sustancia a la que se es adicto.
La contaminación es más nociva que el tabaco
Si bien es cierto que reducir la contaminación es un desafío importante para el futuro, no se puede subestimar el impacto del tabaco en la salud. Los cánceres causados por el tabaco representan más del 33% de los casos, mientras que los causados por la contaminación atmosférica rondan el 2%. Fumar en espacios cerrados provoca una acumulación y concentración de sustancias nocivas en el aire mucho mayor que en las grandes ciudades.
Los cigarrillos light o electrónicos son menos nocivos
Existe la creencia de que los cigarrillos light son menos dañinos porque contienen menos alquitrán y nicotina, pero esto no es cierto. El término «light» se refiere al sabor y no al contenido. Además, las personas que fuman cigarrillos light a menudo acaban fumando más o dando caladas más largas para conseguir el mismo efecto. Lo mismo se aplica a los cigarrillos electrónicos, que no son una alternativa menos perjudicial ni un método eficaz para dejar de fumar.
Puedo dejar de fumar cuando quiera
Muchas personas creen que pueden dejar de fumar simplemente con fuerza de voluntad. Sin embargo, dejar de fumar es un proceso complejo debido a la adicción física y psicológica que implica. La ciencia demuestra que los efectos negativos del tabaco son reversibles y que dejar de fumar aporta numerosos beneficios a corto y largo plazo para la salud.
Dejar de fumar es posible con ayuda
La adicción al tabaco requiere un enfoque holístico que aborde tanto los aspectos físicos como los psicológicos. Buscar apoyo externo, como la psicoterapia, puede ser muy eficaz para superar la adicción al tabaco. La terapia cognitivo-conductual es especialmente útil, ya que ayuda a identificar y cambiar los factores desencadenantes, desarrollar estrategias de afrontamiento y adoptar un nuevo estilo de vida saludable y libre de tabaco.
La psicóloga Silvia Dal Ben comenta: «Pedir ayuda es el primer paso hacia dejar de fumar. La psicoterapia, en particular la terapia cognitivo-conductual, puede ser una herramienta valiosa en el tratamiento de la adicción al tabaco».
Vale la pena intentarlo. Aunque es seguramente muy difícil dejarlo, los beneficios se notan bastante rápido: en solo 8 horas los niveles de oxígeno en sangre vuelven a la normalidad, y después de 12 la nicotina se elimina por competo del organismo. En 24 horas se reduce la presencia del dióxido de carbono, y al cabo de 9/12 meses la respiración y la función pulmonar mejoran y se reduce en un 50% el riesgo de infarto.
Marisol Nuevo Espín
Te puede interesar: