Los problemas visuales en ocasiones se solucionan con unas gafas. Sin embargo, esta noticia puede suponer una dificultad para los niños. Hay toda una serie de antecedentes que hacen pensar en este «complemento» como algo que los afea y los va a estigmatizar. Sin embargo, como todo en esta vida, la educación lo es todo y aplicando la correspondiente pedagogía, la adaptación es bien sencilla.
Tal y como indican la Asociación Española de Pediatría, AEP, la mayoría de los niños que realmente necesitan gafas las usará sin problemas ya que entienden que con ellas verán mejor. Pero hay determinados casos en los que puede aparecer algún problema y dificultad para adaptarse. Estos son los consejos que los pediatras brindan para solventar estas situaciones.
Cómo conseguir que se adapte a las gafas
En casos como los niños miopes se adaptan a las gafas de forma inmediata. Sin embargo, los hipermétropes y astigmáticos pueden necesitar varias semanas hasta acostumbrarse a estos instrumentos ópticos. Por ello es deseable que los pequeños mayores de 3 o 4 años participe en la elección de la montura.
Cuando los niños muestren cierta resistencia inicial al uso de las gafas, es necesario que los padres tengan una actitud positiva. En el caso de los más pequeños usan las gafas solo cuando están de buen humor y las rechazan en caso contrario. A los mayores les toca la labor de pedagogía hasta que estos aprendan que no hay nada malo en llevarlas y el beneficio que tienen.
Los padres deben hacer saber a sus hijos que necesitan gafas por un motivo. Las causas pueden ser diferentes a las de los adultos. En algunos se usan para corregir errores de la vista que pueden su origen por la hipermetropía, la miopía o el astigmatismo. También pueden responder ayudar a enderezar los ojos cuando no están bien alineados (estrabismo) o la ambliopía (ojo vago).
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Elección de la montura de las gafas
Como se ha dicho el niño puede participar en la elección de las monturas para animarlo a usar las gafas. Esta debe ser buena y adaptada por un óptico experimentado en estos casos. Debe pesar poco y ser fuerte y duradera, pero también flexible. En los más pequeños se recomienda un material plástico rígido y en los bebés es mejor elegirlas blancas.
El tamaño es importante. Cada niño tiene una cara distinta y la montura debe ser elegida de forma que se le ajuste adecuadamente. Las gafas deben encajar bien y ser cómodas para evitar que los niños no se las quiera poner. Los ojos deben estar centrados en medio de los cristales para que el centro óptico de la lente coincida con el punto de visión de cada ojo.
La distancia entre los cristales y los ojos ha ser la mínima posible, siempre que las gafas no toquen las mejillas ni las pestañas. Por arriba no deben llegar por encima de las cejas, pues de lo contrario se limita la expresión facial. Por abajo han de estar entre el párpado y la mejilla, sin descansar en los pómulos. Por los lados, las gafas deben llegar hasta la altura de las sienes.
Damián Montero
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